Cátedra: Filosofía del Lenguaje

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Por lo que el autor nos plantea en contravención a lo establecido por otros filósofos como Russell, Frege y Wittgenstein quienes planteaban que “el objeto primario del lenguaje es representar y comunicar información fáctica”[2], que es aquella que no se liga a las intenciones y deseos del hablante puesto que solo busca un valor veritativo, Austin provocó la controversia con su bien conocida distinción entre emisiones «realizativas» y «constatativas», donde las emisiones realizativas serán significativas sin que tengan valores de verdad, estas son tildadas de sinsentidos. Pero aunque no sean ni verdaderas ni falsas pueden sufrir de ciertos infortunios lo cual ocurre cuando no se siguen determinadas reglas, una lista de infortunios que puede variar dependiendo de la situación y de las intenciones que intervengan.

Si bien la critica que se le realiza a Austin sobre sus propuesta lo llevo a plantearse más tarde lo que reformula como una distinción tripartita entre las fuerzas locutiva, ilocutiva y perlocutiva de la proferencia, que corresponden al significado, la intención y las consecuencias de decir algo, en un contexto u otro. Los ideales de Austin son desarrolladas por John R. Searle en su obra ¿Qué es un acto de habla?, este clasifica y sistematiza los actos de habla prestando especial atención en los actos ilocucionarios que no son más que tomar parte en una forma de conducta gobernada por reglas para que se dé su realización.

La intención va a determinar la emisión realizativas ya que el enunciado no se verá determinado por su falsedad o su verdad.

Bibliografía

Audi. Robert. “Diccionario Akal de Filosofía”. Madrid, Ediciones AKAL 2004.

VALDÉS VILLANUEVA, Luis M. (comp.): La búsqueda del significado, Tecnos, Madrid, 2005.

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