Síntesis del libro “Historia de las Ideas de Paulo Freire” de Afonso Scocuglia

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Por este motivo nos extenderemos en el capitulo “Lo político y lo pedagógico como hecho central” y en la síntesis final de sus ideas.

3.

Lo político y lo pedagógico

Bajo este título se exponen las ideas que Freire desarrolla luego de su retorno a Brasil, tras un exilio de quince años (1964-1979).

En esta época Freire empieza a pensar no ya que lo pedagógico tiene aspectos políticos sino más bien que lo político y lo pedagógico están estrechamente relacionados, aunque no sea lícito establecer la identidad de ambos.

En el primer párrafo delinea los estrechos vínculos entre lo político y lo pedagógico mientras que en el segundo explicita los aspectos políticos del quehacer educativo. Finalmente, en el tercer párrafo destaca el sentido educativo de la política y resalta la importancia que los movimientos sociales de nuevo tipo, surgidos en Brasil, tienen para generar tanto una nueva forma de hacer política como una nueva educación.

3.1.

Lo político y lo pedagógico: inseparabilidad y especificidades

A partir de cierto momento de su producción Paulo Freire percibe la inseparabilidad del acto político y del acto pedagógico. Esta inseparabilidad no implica que un acto sea reductible al otro, se refiere a la convivencia, la proximidad y las relaciones de influencia recíprocas. No se trata de que la práctica y la teoría educativa tengan “aspectos políticos”, más bien se revelan como íntegramente políticas.

Los programas escolares y los diseños curriculares revelan (o más bien ocultan) opciones culturales e ideológicas, aunque proclamen su “neutralidad científica”. A su vez los profesores enseñan esos contenidos a través del filtro de sus visiones del mundo; y lo mismo hacen los alumnos cuando los “reciben”.

En esta época Freire es influido por Demerval Saviani. Para este autor hay una relación entre lo político y lo pedagógico en el sentido de que para vencer en política hay que convencer a los ciudadanos y esto supone una acción educativa.

Pero aquí hay que señalar una especificidad. El par vencer/convencer está próximo al par gramsciano “dirección/dominación de clase”. Para Gramsci una clase debe “convencer”; es decir conquistar la hegemonía, el consenso de otras clases en torno de su proyecto político. Para ser dominante políticamente (vencer) una clase debe ser primero clase dirigente (convencer) y para ello debe desarrollar una acción pedagógica.

En este sentido puede decirse que la dictadura brasileña aplicó la pedagogía de la fuerza bruta y la tortura.

3.2.

Política y pedagogía en la formación del educador

En tanto que la pedagogía y la política son dos aspectos inseparables de lo social, una de las preocupaciones de Freire será la formación profesional y técnica de los educadores.

Uno de los temas que aborda en esta época es el del educador popular, entendido como un “dirigente y organizador” en sentido gramsciano: problematizador y no “bancario”, revolucionario y “suicida de clase”, comprometido con los oprimidos y con las clases trabajadoras.

He aquí una de las marcas del progreso de las propuestas epistémico-pedagógicas de Freire: la defensa de la directividad del acto educativo. Según Freire “la naturaleza del acto educativo es siempre directiva”.

En 1987 se publica uno de sus “libros dialogados”: “Miedo y osadía. Lo cotidiano del profesor”, realizado junto al educador norteamericano Ira Shor. En un pasaje de este libro Freire subraya la naturaleza directiva de la educación, a lo que Shor añade su “imposible neutralidad”.

La educación es concebida como una acción “intersubjetiva”. En este punto Freire sigue a haberlas en el sentido de que un enunciado no es una unidad lingüística sino una acción lingüística, y en ella hay acciones educativas recíprocas.

Entender la tarea del educador en este sentido evitaría la “burocratización” del hacer educativo a la vez que dejaría en claro su “carácter no-neutro”.

En “Pedagogía: Diálogo y Conflicto” (1985) Freire sostiene que el educador puede ser un político reaccionario, pero también puede ser un político “radicalmente democrático”.

El educador “problematizador” no tiene por misión el “depositar” en la clase trabajadora la teoría revolucionaria. Debe “suicidarse como clase” para renacer junto a los oprimidos. Su papel como intelectual de un nuevo tipo se robustece en la medida que se cumple “con” las clases trabajadoras y no “para” ellas, y mucho menos “sobre” ellas.

Freire insiste en la necesidad de la “reeducación de los educadores”, tarea difícil y compleja pues éstos han sido adiestrados para la transmisión de contenidos.

El educador popular comprende que su tarea es política y no sólo técnica, y tiene claras sus opciones políticas y aprovecha los espacios que la institución escolar deja.

Hay que distinguir el sentido político de la educación de un accionar panfletario y activista. Freire reprueba esta última y aclara que no propone una práctica docente entendida como “sublevación constante contra el orden burgués”.

A partir de la Tercera Tesis sobre Feuerbach[1] Freire se plantea una cuestión estratégica: ¿Quién educa al educador?

Influido por Gramsci plantea tres sentidos posibles de la formación del educador como “especialista y dirigente”:

- en primer lugar es educado por la transformación de la sociedad y su propia transformación;

- en segundo lugar es educado como “intelectual nuevo” por las clases populares;

- en tercer lugar es formado en la escuela incluso a pesar de que ésta represente y dé continuidad a la dominación.

En este tercer sentido, es importante remarcar que la lucha por la construcción de una contra-hegemonía en el interior de las instituciones escolares constituye, en sí mismo, un proceso pedagógico concreto de formación del educador popular.

Incluso la huelga docente puede llegar a ser una instancia de formación docente más importante que un curso de formación o reciclaje.