Teorias del conocimiento.

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“Las personas que piensan que sus puntos de vista están perdiendo terreno, se vuelven más recelosos y caen en el silencio. Debido a que los primeros expresan sus puntos de vista y los segundos se mantienen en silencio, se crea una influencia sobre la forma en que el público percibe la situación. El primer grupo parece tener más apoyo del que realmente tiene, mientras que el segundo parece tener menos”. (De Moya, 1995)

Los medios de comunicación en la actualidad son quienes brindan la información a la sociedad para que esta genere una opinión al respecto y luego se cree una influencia de ideas u opiniones, se generen actitudes de discusión, de sumisión o de silencio, etc[6] Hoy en día, la espiral del silencio sigue vigente. Un claro ejemplo se puede observar en las redes sociales que crean un efecto muy parecido al de la espiral. De este modo, si un usuario observa que su opinión sobre un tema es opuesta a la de toda la sociedad virtual, no publicará nada. El usuario opta por esa opción porque ha visto las consecuencias con sus propios ojos, ya que si una persona presenta una opinión contraria y la manifiesta en las redes será objeto de burlas, insultos, en otras palabras será castigado por la web e incluso los que piensen igual que este le darán la espalda por miedo a que les ocurra algo similar.

Además, un indicador que hace notar que una información es difundida no por unanimidad es el número de seguidores que tiene la persona y las veces que se ha compartido esa información, eso hace creer a la gente que esa persona es un líder de opinión.[7] Esto se ve en los botones de compartir, me gusta, retuits, en los trending topics de twitter, los hashtag, etc. Por otro lado, las cuentas con pocos seguidores que expresan sus opiniones, no son válidas ni aceptadas por el público. En el 2014, el Pew Internet Research publicó un estudio sobre cómo las redes sociales afectan a la opinión pública y llegó a la siguiente conclusión:

“Es muy común que los usuarios de las redes sociales compartan contenidos en los que sepan que sus seguidores estén de acuerdo o que no vayan en contra de la opinión de la mayoría. Podemos suponer, entonces, que las redes sociales empiezan a crear una opinión pública que de alguna manera es homogénea y defendida por la mayoría.” (Vásquez, 2014)

En conclusión, la espiral del silencio impulsa a las personas a difundir la opinión de un sector dominante, es por eso que las demás personas que están dispersas o menos organizadas terminan por guardar silencio o cambiando de opinión. Por tal motivo, al observar cuán influyente es el Internet y las redes sociales, toda la sociedad debería tomar consciencia y analizar si verdaderamente este es un buen espacio de discusión de temas importantes o simplemente son espacios en donde se está atemorizando a la gente para que no expresen su verdadera opinión y así tener una más homogeneizada.[8]

2. Agenda Setting

La agenda setting, término adoptado en 1968 (McCombs. 2006: 74), fue creada por Maxwell McCombs y Donald Shaw. Ambos autores, en 1972, realizaron un sondeo a los ciudadanos de la localidad Chapel Hill en Carolina del norte. En dicho sondeo investigaron cuáles eran los problemas más importantes del país y la cobertura de nueve medios de comunicación a las elecciones, sirvió para contrastar su hipótesis. Descubrieron que “existe una correlación “entre la relevancia que otorgaban los medios a determinadas cuestiones y lo que la mayoría de la sociedad consideraba como los problemas más importantes del país. Así, concluyeron que los medios establecen la agenda del público.[9] En un estudio realizado posteriormente por McCombs y Shaw se quiso descubrir si los medios influian en el público, o al contrario, la agenda pública era quien aportaba los temas a los medios. Se determinó, mediante entrevistas a los habitantes de Charlotte, que los medios influyen en el público en mayor medida que las opiniones de un colectivo en los contenidos de los medios.

Según la Biblioteca virtual del Banco de la República de Colombia, la teoría de la agenda setting se desprende de la agenda de los efectos, en la cual se pensaba que los medios tenían como objetivo lograr un efecto generalizado sobre la masa. En otras palabras, en esta teoría el público era un ente inerte que recibía mensajes y los asumía sin análisis ni cuestionamientos.[10]

Hoy en día a la audiencia ya no se le considera como una sola masa, sino, que está segmentada según estratos sociales, costumbres, gustos, edades, etc. Por otro lado, según Pamela Shoemaker, el público siente o tiene la necesidad de comprender su entorno. Pues, en el escenario público, los ciudadanos al encontrarse en un vacío cognitivo sienten la necesidad de una orientación.[11] Los medios de comunicación, son quienes intentan cubrir este vacío a través de la información que presentan.

“Cuanto más necesidad tienen los individuos en el ámbito de los asuntos públicos, probablemente presten más atención a la agenda de los medios de comunicación”. (McCombs, 2006)

La teoría pone su atención en analizar el hecho de por qué eligen los medios de comunicación difundir ciertas noticias e información y otras no. “...los medios, al describir y precisar la realidad externa, presentan al público una lista de todo aquello entorno a lo cual debe tener una opinión y discutir…”[12] Entonces los medios tienen el poder de convertir en noticia lo que no es importante y pueden obviar lo que sí lo es. Los medios seleccionan su información según lo más importante dentro del mismo país y en el extranjero, lo que va a generar mayor audiencia y evitan temas que afecten sus intereses.

No obstante, hay autores que exponen que la agenda otorga mucha responsabilidad a los medios convencionales y deja de lado las influencias políticas y sociales. Por ejemplo, en la actualidad, las redes sociales e internet influyen de gran manera en el contenido que recibimos ya que es una gran fuente de poder a la cual gran parte de la población puede acceder.

Uno de los autores es Manuel Castells, quien explica que el potencial de las personas para iniciar o aumentar sus prácticas comunicativas ha aumentado con lo que él llama auto-comunicación de masas. La autonomía se entiende por una tendencia, principalmente de jóvenes, de no sentirse identificados con las instituciones y/o los medios tradicionales de masas como la televisión y la radio. En consecuencia tienden a alejarse de ellos.

En la actualidad la agenda ya no es muy efectiva por los cambios que han ocurrido en la sociedad. El primero, y como ya se mencionó, es el de la segmentación de la audiencia.