VESTIGIOS DE BARBARIE EN LA CULTURA: ¿ABOLIRLA PARA FUNDARLA?
Enviado por Eric • 24 de Octubre de 2018 • 1.849 Palabras (8 Páginas) • 306 Visitas
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el político y el social en general que, en este sentido, refieren al de poder satisfacer necesidades básicas del ser humano para mantener su vida; tales como el uso de ropa, la construcción de casas, la producción y consumo de alimentos y bebidas, el uso de transportes entre regiones, la creación e innovación de herramientas en general, etc., pues todo esto en general, lo producimos y consumimos continuamente y son, de hecho, elementos varios que conforman cada cual a su manera la cultura; pero no solo únicamente éstos, pues también está el lenguaje mismo, los deportes, la música, la pintura, las fotografías, el cine, la literatura, las fiestas, etc; un gran cúmulo infinito de elementos y fenómenos imposibles de enlistar aquí...
Pero, ¿a qué o a dónde queremos llegar con la vaga descripción anterior? Pues justo a ello, el de llegar a plantear y hacerle frente a la pregunta de ¿quién decide qué tipo de cultura es digna de sobrevivir en el mundo y cuál otra no?, ¿qué esperamos respecto de nosotros mismos como cultura que somos en tanto que humanos? ¿Qué fin perseguimos al continuar afirmando la barbarie de la cultura en estos largos 5 mil años de historia, que ya conscientes o no, sostienen a la “cultura humana” (hoy moderno capitalista) en el mundo?
Cierto, esperamos ver películas los fines de semana de dudoso contenido para jugar a engañarnos que somos sus protagonistas ficcionales y nos salvamos en ellas, en vez de salir a caminar o realizar alguna otra actividad efectivamente en la realidad. Esperamos a beber refrescos y bebidas nocivas y comer alimentos chatarra antes, durante y después de la jornada laboral, escolar, etc. Esperamos pues, ¿a qué? A consumir programas de televisión y perfiles de facebook. A gastar dinero que no tenemos en ropa y múltiples accesorios para ser reconocidos como humanos (pues de lo contrario, estaríamos por debajo de lo humano y seríamos subhumanos o de plano, no humanos y, por tanto, no podríamos participar de la cultura: cumplir con la demanda del perfil que se solicita y se espera que cumpla el ser humano). Leemos patéticas frases en twitter o perdemos el tiempo entre memes y absurdos videos. Esperamos a financiar programas y proyectos fallidos. En fin, esperamos a olvidarnos de nosotros mismos como singularidad y a olvidarnos como pluralidades vivas y creativas. Pues, ¿a quién le importa que los Minions o Justin Bieber colmen el vacío y la miseria de tantas personas? ¿Quién decide que consumamos hoy tanta violencia volcada en canciones y películas de acción que terminan por desquiciarnos al fin? Mientras mantengamos la ilusión de que la cultura es inocente, seguiremos plantados en un error equívoco y suicida. Pero que quede claro de una vez, no intentamos satanizarnos o de prefigurar un enemigo, pero sí el de advertirnos a nosotros mismos como responsables de ese otro lado perverso de la cultura: la barbarie que sostenemos día con día.
¿Acaso en las hojas de papel, revistas y cuadernos no subyace la vida de árboles talados? ¿Y qué contenido transmitimos en ellos? La gasolina de los automóviles, ¿no implica sustraer del vientre de la Tierra su densa sangre conocida como petróleo?, ¿por qué hacerla abortar diamantes, minerales, metales, etc.? ¿Quién nos otorgó tal poder y autoridad para hacerlo? ¿y qué con las granjas de animales para alimentos que, como en campos de concentración nazi, padecen exterminio y pésimas condiciones de “vida”?... Sí, todo lo anterior es también cultura y barbarie. Dos caras de una misma moneda.
En fin, la difusión de la cultura es necesaria hoy y a cada instante de manera más que urgente, pero no para reprimir o incrementar la culpa de la demasiada barbarie que hemos construido y realizado como humanos en la historia del mundo. Sino justamente para desplegar una mayor comunicación y ser conscientes entre nosotros de nuestra propia acción y vulnerabilidad como seres históricos que somos, así como de nuestra responsabilidad con el mundo y respecto a los otros y lo Otro (el planeta o el cosmos si se quiere) en cuanto tal; sin importar la actividad que se haga, dado que, como hemos visto, somos culturas e historias, es decir, un cúmulo de multiplicidades culturales y tempoespaciales en el mundo.
Mas también hay que decir que no se trata con ello de realizar simples enlistados o de propagar meros informes de datos inútiles e información sin ningún tipo de relación.
Se trata ciertamente de conciencia, sí, pero no únicamente. Se trata de sentirnos, de fraguar confianza y cuajar comunicación sensible e inteligible; de reconocer y partir desde la barbarie y la miseria de nuestra dolida existencia, para partir hacia un nuevo y jovial sentido para la cultura y la Vida no únicamente humana: volver a la Tierra y sentirla una vida tan viva, para entonces partir de ella como esa entidad viva que es y no sólo desde la mirada burguesa que la mira como aquella entidad ahí dispuesta para la explotación, expropiación y privatización de sus bienes.
Se trata pues de revolución e institución fundacional de Otro tipo de cultura radicalmente opuesta y en contra de la actualmente vigente. ¿Podemos acaso imaginarla?
...Cuerpo lector que tiembla y presiente el porvenir de la catástrofe, ya que, o abolimos esto para construir Cultura de otro modo, o nos suicidamos de manera colectiva y global.
Esto es Semiotica, esta es la importancia de la semiotica, pues para poder llegar a estas conclusiones nos valimos de la semiotica, ya que la cultura denota la existencia del ser humano y es allí donde la semiotica
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