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Adorno, Nietzsche y Foucault, la idea de interpretación filosófica

Enviado por   •  31 de Diciembre de 2018  •  4.876 Palabras (20 Páginas)  •  306 Visitas

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Así pues, las filosofías científicas, en contraste con el idealismo, renuncian de entrada a la pregunta planteada por el idealismo. El fundamento de estas filosofías no es el Ser, sino los datos que arrojan las investigaciones de las ciencias particulares y los datos relativos a los sistemas de conciencia. Pero el problema para estos enfoques radica en que se desligan de la historia de la filosofía y, por tanto, olvidan que los problemas filosóficos no pueden resolverse independientemente de la historia de esos problemas.

De lo dicho hasta aquí, se desprende que los planteamientos filosóficos no se van a disolver en los planteamientos propios de las ciencias particulares, ni la filosofía se transformará en ciencia. Pero esto no significa que la filosofía deba apartarse de las ciencias. El mérito de la Escuela de Viena no está en su proyecto de trasladar la filosofía a la ciencia, sino en el hecho de señalar aquello que en la filosofía está sometido a distintas instancias (como la lógica y las ciencias particulares) y en poner en contacto la filosofía y las ciencias, lo cual representa uno de los mayores logros de la filosofía en la historia reciente. En este sentido, Adorno afirma:

“La filosofía no se transformará en ciencia, pero bajo la presión de los ataques empiristas desterrará todas las cuestiones que, por específicamente científicas, resultan adecuadas para las ciencias particulares y enturbian los planteamientos filosóficos. No entiendo como que la filosofía tuviera que desechar otra vez, o al menos aflojar, ese contacto con las ciencias particulares que finalmente ha vuelto a conseguir, y hay que contar entre los resultados más afortunados de la más reciente historia de la filosofía. Al contrario. Plenitud material y concreción de los problemas es algo que la filosofía sólo podría tomar del estado contemporáneo de las ciencias particulares. Tampoco se podría permitir elevarse por encima de las ciencias particulares tomando sus “resultados” como algo acabado y meditando sobre ellos a una distancia prudencial, sino que los problemas filosóficos se encuentran en todo momento, y en cierto sentido indisolublemente, encerrados en las cuestiones más definidas de las ciencias particulares.”[9]

Las conclusiones de esta sección son: 1) la filosofía no va a liquidarse disolviendo sus planteamientos en los de las ciencias; 2) hay problemas filosóficos que no se resuelven adoptando un punto de vista científico de la filosofía; 3) Los problemas filosóficos surgen incluso en los planteamientos científicos; 4) la filosofía no puede estar desvinculada de las ciencias; 5) los problemas filosóficos no se resuelven independientemente de la historia de la filosofía.

1.3 El rol de la filosofía

Hasta aquí tenemos dos ideas principales expresadas por Adorno: 1) la pretensión de la razón de abarcar la totalidad de la realidad no es posible en los actuales proyectos filosóficos; 2) la filosofía no se puede reducir a la ciencia. ¿Cuál es entonces el rol y la actualidad de la filosofía?

Según Adorno, la diferencia entre la ciencia y la filosofía es que el ideal de la primera es la investigación, y el de la segunda el de la interpretación.

La idea de interpretación no coincide con el problema del sentido: no es tarea de la filosofía exponer ni justificar la afirmación de que la realidad está llena de sentido, por ejemplo, un sentido religioso. La idea de la interpretación tampoco exige aceptar la existencia de un segundo mundo accesible mediante el análisis del mundo que se nos aparece, es decir, no exige aceptar un dualismo entre lo empírico y lo inteligible. Un punto de vista dualista de la realidad, según Adorno, “hay que incluirlo en la cuenta del ideal de investigación antes que en la del ideal de interpretación”. La filosofía no tiene la tarea de investigar intenciones o sentidos ocultos y preexistentes de la realidad; es decir, no es su tarea postular e investigar mundo inteligible que está detrás de –y le da sentido a- un mundo empírico que percibimos. De acuerdo con Adorno, el rol de la filosofía es interpretar la realidad mediante la composición de elementos asilados por análisis.

“La auténtica interpretación filosófica no acierta a dar con un sentido que se encontraría ya listo y persistiría con la pregunta, sino que la ilumina repentina e instantáneamente, y al mismo tiempo la hace consumirse. […] No es tarea de la filosofía investigar intenciones ocultas y preexistentes en la realidad, sino interpretar una realidad carente de intenciones mediante la construcción de figuras, de imágenes a partir de elementos aislados de la realidad, en virtud de las cuales alza los perfiles de cuestiones que es tarea de la ciencia pensar exhaustivamente.”[10]

Si la interpretación filosófica es acerca de elementos mínimos de la realidad, entonces la filosofía no tiene por qué pretender abarcar la totalidad de la realidad, no tiene por qué dar cuenta de la totalidad de la realidad apelando a un dualismo entre cosa en sí y fenómenos, ni tiene que preguntarse por el Ser en cuanto totalidad.

Ahora bien, Adorno afirma que la interpretación filosófica sólo es posible dialécticamente. Lo que quiere decir con esto, es que para resolver, por ejemplo, un enigma, la interpretación no ha de partir suponiendo que hay un sentido en el enigma, que hay algo detrás de las manifestaciones del enigma que le dan a éste su sentido. Porque hacer esto significa que la respuesta al enigma se encuentra en el enigma mismo, de modo que la pregunta por el enigma y su respuesta subsisten al mismo tiempo. Más bien, afirma Adorno, la respuesta es la antítesis del enigma: la respuesta se construye a partir de elementos mínimos del enigma sin suponer que detrás de él hay un sentido y el enigma desaparece cuando tenemos la respuesta. Así, la interpretación dialéctica de un problema o enigma es la superación de ese problema o enigma.

El enfoque dialéctico de la interpretación filosófica que propone Adorno constituye un intento por contrarrestar el problema de la actualidad de la filosofía, es decir, la manera en que la filosofía puede prosperar es respondiendo a los problemas filosóficos ante el desplome de las pretensiones filosóficas de abarcar la totalidad. Consiguientemente, si la filosofía es capaz de responder a las preguntas que ella misma plantea, evitamos el problema de su liquidación.

Hemos de entender el rol de la filosofía como interpretación dialéctica y, en concordancia con las conclusiones de las secciones precedentes, tenemos:

- La razón no es capaz de producir o captar la totalidad de lo real, pero sí es capaz

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