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El cientifico y el politico: Un posible dialogo entre Bourdieu y Weber

Enviado por   •  28 de Septiembre de 2018  •  2.980 Palabras (12 Páginas)  •  338 Visitas

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El monopolio de la violencia simbólica lo concentra el Estado como una de las más importantes instancias responsables de producir y de imponer (en particular mediante la escuela) las categorías de pensamiento que aplicamos a todo lo que en el mundo hay. El Estado, además de la ya ampliamente conocida función de monopolizar el empleo de la violencia física en un territorio, lo hace también en el ámbito de lo simbólico, pues parte de su misión y poder están en la construcción estatal de las mentalidades: si el Estado está en condiciones de ejercer una violencia simbólica es porque se encarna a la vez en la objetividad bajo forma de estructuras y de mecanismos específicos y en la “subjetividad” o, si se prefiere, en los cerebros, bajo forma de estructuras mentales, de percepción y pensamiento.

En el seno de la lucha en el campo del poder está la búsqueda del control del monopolio estatal de la violencia física y simbólica para aprovechar sus ventajas, lo que implica la sumisión de los agentes más desfavorecidos.

En el campo se establece un “campo de fuerzas”, donde los agentes se confrontan utilizando para ello todos los medios disponibles, particularmente sus capitales) de acuerdo con la posición que ocupan en él, “contribuyendo de este modo a conservar o transformar su estructura”.

Hacia el exterior, el campo del poder se presenta como un espacio que no está hecho para todos, y se crean porteros que controlan el ingreso. Quienes quieran pertenecer deben “tener buenas razones para ocuparse de la política, de estar autorizado para hablar de política, de tener autoridad para hablar políticamente de las cosas políticas, utilizando una cultura específica, esto es, unos principios de clasificación y de análisis explícitamente políticos, en lugar de responder una y otra vez a partir de principios éticos” (Bourdieu, 1998:218). En suma, deben tener un habitus político. Las capacidades políticas (propensión, aptitudes o disposiciones) requieren condiciones específicas, entre otros, tiempo, posición social, capital económico, cultural, etcétera.

El autor se pregunta por qué unas personas se sienten más convocadas a la política mientras que otras piensan “esto no es para mí”. El análisis establece una relación entre una disposición auto-atribuida de sentirse legítimo para gobernar (y una que va en sentido opuesto) con la posición social. En las encuestas de opinión, aquellos que optan por “no sabe/no responde” son quienes no se sienten capacitados para tener una respuesta legítima o una opinión.

En cualquier campo, el control de la producción y reproducción de los habitus es un acto político, y toda lucha que cuestione este monopolio es un acto de rebeldía.

Por su parte, Max Weber quiso construir sobre todo una “física social” más como método que como sistema cerrado y acabado. No obstante, la selección de elementos no fue eclética sin más, sino unidireccional. En efecto, tras una breve aproximación al marxismo y una presencia superior del positivismo, acabó apartándose de ambas doctrina, para reafirmarse en sus convicciones historicistas. Para Weber el determinismo marxista, puramente externo, reduce la causalidad de las acciones humanas, de ahí la necesidad de “completarlo” mediante la indagación de las conciencias. Weber efectuó así una importante renovación metodológica en el estudio de las ciencias sociales, elaborando una “sociología comprensiva”, un tipo de sociología hermenéutica, centrada en el análisis de la acción. Este sistema de explicación sería de tipo “estructural”, en este aspecto próximo al marxismo, pero acentuando la pluricausalidad de elementos. La base empírica de este método debía ser positivista, por consiguiente antimetafísica, pero no valorativa, lo que denota las contradicciones teóricas en las que se debatía. En definitiva, la sociología es la ciencia que interpreta la acción social, lo que requiere una amplia cultura histórica y la construcción de un sistema teórico adecuado. Para ello se trata de combinar el método histórico con las categorías ideales. Estas últimas, por ser “puras”, no se encuentran en la realidad, pero sirven para comprenderla. Equivaldrían, entonces, a los “modelos de investigación” propios de la sociología contemporánea. Aplicando este método es posible entonces deducir las leyes sociológicas generales en fenómenos regulares y constatables.

Todo esto requiere reforzar el carácter científico de la sociológica en cuanto disciplina todavía en formación. Para ello es preciso disponer de un instrumental analítico racional y técnico altamente especializado y, además, se requiere el distanciamiento del investigador de los hechos observadores, en aras de la objetividad y la independencia de criterios. Esto no implica la ausencia de juicios de valor por parte del sociólogo, pero estos han de ser indiferentes a sus posibles lecturas y utilizaciones parciales.

Weber sostiene que política entenderemos solamente la dirección o la influencia sobre la dirección de una asociación política, es decir, en nuestro tiempo, de un Estado. La Política significará, pues, la aspiración a participar o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados, o dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo comparten.

Quien hace política espira al poder; al poder como medio para consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder “por el poder”. El alemán sitúa a los políticos por vocación.

Hay dos formas de hacer de la política una profesión: o se vive “para” la política o se vive “de” la política. La oposición no es en absoluto excluyente. El auténtico funcionario no debe hacer política, sino limitarse a “administrar”, sobre todo, imparcialmente. El funcionario descarga la responsabilidad sobre la autoridad superior

Puede decirse que son tres las cualidades decisivamente importantes para el político:

1º) Pasión.

2º) Sentido de la responsabilidad.

3º) Mesura.

Bourdieu entiende el campo científico (sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas) es el lugar de una lucha competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica (capacidad técnica y poder social) o el monopolio de la competencia científica que es socialmente reconocida a un agente determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente e materia de ciencia.

Hablar de intereses científico y autoridad científica

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