“La escuela, los maestros y el barrio”

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Los alumnos y los maestros no dejan desapercibida esa situación, por más límites que se impongan siempre habrá forma de que otros logren ingresar a dicho espacio teniendo contacto más cercano con los niños ejerciendo cierta influencia que podrá repercutir tanto en el comportamiento como en las decisiones o la convivencia que tienen con sus amigos. Es así como el barrio, a través de los ojos de la escuela tiene otra perspectiva conciderandose desde si misma como un espacio ajeno a esa realidad en la que sin lugar a dudas se ve inmersa ya que desde fuera la gente comparte su tiempo con el de la jornada escolar, pese a que se le limite su acceso total.

Se dice que “la escuela está en el barrio pero parece no ser del barrio” (p. 53) debido a las situaciones que se enunciaron en el párrafo anterior, la escuela como espacio educativo establece sus propios límites en los que se decide quién, cuándo y cómo participar haciéndola ver para unos cuantos como un espacio ajeno al contexto. Esas razones tan perjudiciales pueden ser una causa de la existencia de esos límites, pero también hay actividades en las que se da pauta a la participación de los padres de familia pero como ya se mencionó, estas tienen que ver más con la recaudación de fondos o el mantenimiento de la escuela.

A fin de evitar la inserción de padres de familia en el trabajo de los docentes, o el contacto del alumnado con personas externas al plantel durante la jornada escolar se convierte cada vez más a la escuela en una “isla enclavada, en un lugar para el cual su sentido parece radicar solamente en el hecho de que haya niños que accedan a ella” (p. 62) y no en las posibles interacciones que puedan darse fuera del espacio físico que la delimita de su propio contexto, a veces parece que se olvida el hecho de que en la escuela se prepara a los infantes para el futuro y más en específico para su inserción ya sea a su propio lugar de origen o a uno ajeno.

Este puede convertirse en un pretexto para lograr insertar a los padres de familia no solo en lo relacionado con el plantel o algunas actividades escolares sino también en la educación de sus hijos ya que se cree que la escuela abre sus puertas a estos agentes únicamente para recaudar fondos o adquirir algún beneficio por parte de ellos, es decir, para uno cuantos quienes pueden accesar a las instalaciones evitando que puedan ir abrir otras puertas con carácter escolar.

Todos esos aspectos tienen que ver con el trabajo docente, el cuidar y hacer que respeten su trabajo, velar por la integridad y criterio de sus alumnos, interactuar con los padres de familia aún cuando se imponga cierta distancia, pero sobre todo atender las necesidades educativas de sus estudiantes considerando las características físicas, sociales y económicas de sus estudiantes ya que los docentes saben que la escuela está instaurada en un lugar definido con características variadas que de una u otra forma pueden repercutir en los comportamientos y el rendimiento escolar de sus estudiantes.

Para finalizar es necesario recapitular que por el simple hecho de que la escuela ocupe un espacio dentro de un pueblo, ciudad o barrio tiene la obligación de convivir y formar a su gente, los alumnos son parte del pueblo y los valores o experiencias que comparten en el salón de clases tienen que ver con la educación que recibieron de sus padres, familia y vecinos. Por ello el docente, debe considerar las condiciones del contexto para su propia práctica atendiendo a las posibilidades económicas y sociales de cada uno de sus alumnos.