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Resumen por capitulo del libro de Qué es la justicia escrito por Sandel.

Enviado por   •  12 de Marzo de 2018  •  3.661 Palabras (15 Páginas)  •  2.223 Visitas

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La primera objeción teme que al quitar a los ricos para darle a los pobres conduciría a un declive en la productividad por la reducción de incentivos para trabajar e invertir.

La segunda objeción considera que gravarles impuestos a los ricos es injusto porque viola su derecho a la libertad, a que haga con su dinero lo que le apetezca.

A menudo a quienes se oponen a la redistribución se les llama libertarios, quienes son simpatizantes de que los mercados estén libres de toda atadura, se oponen a que el Estado los regule.

El libertario rechaza tres tipos de políticas y leyes que los estados modernos ejecutan ordinariamente:

- El Paternalismo: Las leyes de este estilo violan el derecho del individuo a decidir los riesgos que quiere correr.

- Legislación sobre la moral: El uso de la fuerza coercitiva de la ley para promover convicciones morales.

- Redistribución de la renta o del patrimonio: Todo intento de que haya una mayor igualdad económica será destructivo para una sociedad libre.

Robert Nozick ofrece una defensa filosófica de los principios libertarios y ataca a las ideas ordinarias de la justicia distributiva, disponiendo dos condiciones:

- La justicia en lo que inicialmente se tiene: Si lo recursos con los que se ha hecho dinero fueron legítimos.

- La justicia en las transferencias: Si ha hecho dinero gracias a libres intercambios en el mercado o por donaciones.

Si la respuesta a ambas condiciones es Sí, tendrá derecho a poseer lo que posee sin que el Estado pueda quitárselo.

Nozick asevera que requisar el fruto del trabajo de alguien es equivalente a requisarle horas de trabajo; el Estado al gravar nuestros ingresos se está transformando en nuestro “amo”, dándole el derecho de propiedad sobre nosotros, por lo tanto el Estado sería nuestro dueño.

Ayuda de pago. Mercado y moral

La defensa del libre mercado suele apoyarse en dos aseveraciones: una relativa a la libertad y la otra sobre el bienestar.

La primera coincide en que las leyes que interfieren con el libre mercado violan la libertad individual, pues permitir que las personas acuerden intercambios voluntariamente respeta su libertad.

La segunda es el argumento utilitarista, dice que el libre mercado promueve el bienestar general porque los tratos pactados beneficiaran a ambas partes sin perjudicarlos.

Los escépticos de las bondades del mercado, ponen en dudas ambas aseveraciones. Sustentando dos objeciones:

- Equidad y Libertad: Para quienes no tienen mucho de donde elegir, el libre mercado no les resultaría tan libre; la falta de equidad produce la restricción de alternativas y si se elige bajo presión o cuando falta un consentimiento informado, no se trata de una elección verdaderamente voluntaria. En cuanto la desigualdad se moderase, la objeción desaparecería.

- Los bienes superiores: Subyace la idea de que en nuestras manos no está el valorar los bienes y prácticas sociales. Elizabeth Anderson plantea un argumento donde su idea básica es que hay bienes de distinta naturaleza y es erróneo valorar todos los bienes de la misma forma: como instrumentos del beneficio económico o como objetos de uso.

Valorarlo todo según la utilidad degrada esos bienes o prácticas sociales, más bien, valorarlos conforme a normas superiores.

Pero ¿cuáles son esas normas superiores? y ¿cómo sabremos qué modo de valoración es el apropiado según los bienes o prácticas sociales?

Según la teoría de Aristóteles, las normas apropiadas para los distintos bienes o prácticas sociales se resuelven comprendiendo el núcleo, fin característico o propósito del mismo.

Estamos cara a cara con dos de las preguntas que dividen las concepciones de la justicia: libertad ¿hasta qué puntos somos libres cuando elegimos en el libre mercado?; y la virtud ¿hay ciertas virtudes y bienes superiores que los mercados no honran y el dinero no puede comprar?

El dinero no puede comprarlo todo porque degrada bienes o prácticas, pues les asigna una valoración inferior a la que le es propia.

Lo que cuenta es el motivo. Immanuel Kant

Immanuel Kant presenta una concepción alternativa de los deberes y derechos, no se basa en que seamos nuestros propios dueños o en que se diga que nuestras vidas y libertades son un don de Dios. Se basa en que somos seres capaces de razonar, seres autónomos, capaces de actuar y elegir libremente, merecedores de dignidad y respeto.

En la introducción de este libro, diferenciamos tres enfoques de abordar la justicia; Kant rechaza el primer enfoque sobre maximizar el bienestar, sostiene que algo que les de placer a muchos no hace que esté bien. El mero hecho de que la mayoría esté a favor de tal o cual ley no la vuelve justa.

Cuando buscamos el placer o la ausencia de dolor, no estamos actuando en realidad libremente, solo somos esclavos de nuestros apetitos y deseos, por lo que actuamos heterónomamente conforme a determinaciones dadas fuera de nosotros mismos.

Si tenemos la capacidad de ser libres, hemos de ser capaces de actuar, no conforme a las leyes dictadas por la naturaleza o del convenio social, sino conforme a nuestra autonomía con una ley que nos demos a nosotros mismos. Pero ¿de dónde procedería una ley así?

La respuesta de Kant es: de la razón práctica pura que determina nuestra voluntad.

El gran error del principio del utilitarismo es hacer que el hombre sea feliz, y no hacerlo bueno o virtuoso. Basar la moral en intereses y preferencias destruyen la dignidad del hombre.

Para Kant, respetar la dignidad humana significa tratar a las personas como fines en sí mismas, ésta es la razón de que esté mal usar a la personas como medios en pos del bienestar general, como hace el utilitarismo.

Según Kant, el valor moral de una acción no consiste en las consecuencias que sigan de ella, sino la intención con la que se haya realizado. Lo que importa es el motivo, hacer lo que se debe porque es lo debido, no por motivos ulteriores.

Su idea es que solo el motivo del deber-hacer algo porque está bien hacerlo, no porque sea útil, placentero

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