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TESIS TOMISTAS 18,19,20 Y 21

Enviado por   •  26 de Noviembre de 2018  •  1.674 Palabras (7 Páginas)  •  307 Visitas

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TESIS XX

“Por medio de estas especies inteligibles conocemos directamente los universales; con los sentidos alcanzamos los singulares, y también con el entendimiento, pero en este caso volviéndonos hacia las imágenes; y nos elevamos al conocimiento de las cosas espirituales, por analogía”.

En este proceso de entendimiento, del conocimiento del universal, observamos lo mismo que en la trayectoria de la potencia al acto, se trata de ir siempre de lo imperfecto a lo perfecto, de lo indeterminado a lo determinado, razón por la cual los primeros objetos que identificamos suelen ser los más generales y tradicionales. Existe una similitud con el conocimiento sensible, según Santo Tomás. Él afirma que, en el orden local, primero observamos que se trata de un cuerpo, luego que se trata de un animal, y así sucesivamente, hasta entender que se trata de un hombre. Por otra parte, en el orden temporal, también hay similitud debido a que, en un principio, sólo podemos identificar a un hombre de una cosa pero, con el paso del tiempo, logramos identificar a personas en específico.

Nos damos cuenta entonces que el conocimiento intelectual se desarrolla en base al siguiente orden de conocimientos: conocimiento del ser, conocimiento confuso de los accidentes, conocimiento distinto de la substancia, conocimiento distinto de los accidentes y, en la misma progresión, conocimiento confuso de la esencia, conocimiento confuso de las propiedades, conocimiento distinto de la esencia definida por el género y la diferencia y conocimiento distinto de las propiedades hechas inteligibles en la medida que pueden deducirse de la diferencia especifica.

Referente a los conocimientos de los singulares, éstos constituyen el objeto de los sentidos, el conocimiento sensible. Es importante mencionar que, además de los sentidos externos, el conocimiento completo del singular requiere de una potencia interna que centralice las impresionas recibidas de fuera, y se conoce como sentido común; otra que reciba en el interior las imágenes, la imaginación; otra que las conserve, la memoria. Y finalmente otra que aprenda o estime y tome lo útil o nocivo, la estimativa.

Para finalizar los conocimientos, podemos ahora explicar el conocimiento del alma y de los objetos superiores. Estos conocimientos hacia los objetos superiores, espirituales o sobrenaturales, los obtenemos por analogía. La existencia del pensar nos demuestra la existencia, nuestra alma no tiene esa intuición de su esencia por estar esa misma unida a la materia. El alma separada conocerá, de diversas maneras, por medio de su esencia, y de las ideas recibidas de este mundo de las ideas infusas después de la muerte.

TESIS XXI

“La voluntad sigue al entendimiento, no le procede, y apetece necesariamente aquello que le presentan como un bien que sacia por completo al apetito; empero elige libremente a aquellos otros bienes cuya apetencia depende de un juicio variable. La elección sigue, por consiguiente, en el último juicio practico, y a la voluntad toca determinar cuál sea el último”.

La voluntad sigue a la inteligencia, de manera que todo ser inteligente, por el hecho de ser inteligente, tiene voluntad. Toda naturaleza tiene una tendencia a la que acompaña siempre, una tendencia innata y eterna. Esta tendencia, en el reino vegetal, se le conoce como apetito innato. En los animales debe haber un apetito sensible que provenga de la forma. En el hombre y en el ángel existe un apetito intelectual, el cuál conocemos como voluntad, y decimos que Dios tiene una voluntad perfecta.

La voluntad habrá de ser iluminada por el entendimiento y tender a su objeto. Ésta misma se ve arrastrada hacia el bien universal.

La voluntad se mantiene independiente de los bienes no ligados al bien universal, es decir, su elección es libre. Es por eso que se dice que la prueba de la libertad es la naturaleza de la substancia racional. “El hombre es libre, porque es inteligente; el libre albedrío es don y privilegio del espíritu, Doquier haya espíritu, tiene que haber libertad”. También, se ve influenciada por dos objetos finitos, uno del lado agradable y otro desagradable.

En la aprehensión del espíritu corresponde a la simple volición en la parte apetitiva. Al juicio corresponde en la voluntad la intención del mismo fin. En este análisis de elección vemos también vemos el consejo, que es el encargado de descubrir, de manera laboriosa, los medios más a propósito, además de proponer los más dignos de preferencia. Se habla de una variedad de juicios de los cuales la voluntad es dependiente. Concluimos que para todo hay voluntad, con excepción del bien universal y absoluto, en el cual no hay lugar a elección, como lo hay sobre todos los otros bienes particulares.

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