Tres elementos de la belleza categorial desde Tomás de Aquino
Enviado por Jillian • 14 de Julio de 2018 • 1.275 Palabras (6 Páginas) • 702 Visitas
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Hay algunos seres que son pura luz intelectual, así como ojos de lechuza, ávidos en la visión nocturna, al contemplar la luz del Sol quedan perplejos y le rehúyen a un estado donde no les sea insoportable tanta luz, lo mismo pasa con el intelecto al meditar acerca del ser de estos que resultan pura luz.
La analogía de la escalera que conduce hacia la belleza que comienza por integridad, sigue por proporción y termina con claridad es, como ya se ve, ordenada y coherente. Así pues, la integridad sirve de soporte para la proporción y, ésta asimismo, para la claridad.
El orden representa la fuerza que da unidad a esta pluralidad. Y así, viendo las tres en su más pura manifestación, se deja ver la integridad como materia remota, la proporción como materia próxima y la claridad como forma. El orden es el que hace posible que se dé en unidad pero a la vez, capaz de distinguirse entre sí.
Ya por otra parte, al hablar del despliegue de la belleza, se describe de la siguiente manera: va de lo implícito a lo explícito, como una epifanía del ente. Si bien, por ente se entiende aquello que participa del ser de modo finito, el sujeto no constituye la trascendentalidad del ente.
El ente pues, requiere de tres condiciones: conversión, esto es, que permanece la misma verdad siempre sin importar la inversión de sujeto a predicado y viceversa; la segunda es: desarrollo nocional de lo implícito a los explícito, conservando su contenido real enriquece a la noción; y el tercero es la condición de derivación gradual: que se va desenvolviendo de un modo ordenado, es decir, el despliegue intensivo del ente con sus propiedades constituye un procesa dialéctico.
Del proceso de abstracción del ente se puede afirmar que éste es adecuable al entendimiento, así, lo verdadero no es otra cosa que el ente en su relación con la facultad cognoscitiva.
El ente, por simple hecho de ser ya es bueno, y lo bueno expresa la conveniencia del con el apetito. Lo bueno es lo que todas las cosas desean. Una definición tomista es: «lo bueno es lo que perfecciona al apetito al modo de fin». No obstante, por poseer belleza óntica, es limitada, por lo tanto, compatible con defectos y capaz de menos perfección.
Tomás de Aquino establece algo importantísimo, que al proceder de lo sensible a lo puramente espiritual, nunca se abandona del todo lo sensible. Aquí cabe mencionar que se confronta directamente con Hegel, pues él habla de cómo las ideas se originan en la conciencia y realiza un camino de vuelta en sí y para sí, pero según su sistema filosófico, todo es idea, y lo sensible en una manifestación de la idea, a pesar de que también parta desde allí, como dice Tomás de Aquino.
En suma, lo que sucede cuando el sujeto y el ente están uno frente al otro, es lo siguiente: inteligibilidad y perfección por la parte del ente; congnoscibilidad y apetito por parte del yo. Por lo tanto, lo bello pide ser aprehendido y gustado. La contemplación y el agrado se producen en mutua dependencia, sin posible ruptura. Luego entonces, lo bello condensa las perfecciones competen al ser en cuanto tal.
Como ya se mencionaba anteriormente, algunos entes son más bellos y otros menos bellos, unos más feos y otros menos feos. Esto consiste en su proximidad a lo máximo, a su ordenador. Por lo tanto, existe algo que es causa de su bondad, de su ser y de todas sus perfecciones, éste es llamado Dios. Dios es la belleza misma y por ello es causa de toda belleza y cosa bella.
Enrique Huerta Montalvo.
Estética.
Lic. Héctor Tetla Martínez.
26/03/17
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