“CALIDAD DE LA EDUCACION

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Continúo afirmando que el concepto de calidad no es estático, ya que varía de acuerdo al enfoque que le quiera dar cada uno de los involucrados, dependiendo además de su situación, en un momento determinado.

Sin embargo, la calidad de educación en Argentina puede ser plasmada en cifras. Existen datos que expresan que la deserción escolar actual es cercana al 50% , la posición del país en los indicadores internacionales es regular. Como en el caso de las evaluaciones realizadas por PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) donde se analiza el rendimiento de los estudiantes a nivel mundial y en sus resultados se ubicó a la educación Argentina en el puesto 58ºentre 65 países participantes; sin bajar, pero tampoco sin subir. No podemos centrarnos solo en indicadores, pero el puesto 58º de 65º, no estaría reflejando una educación de buena calidad.

“LA ENSEÑANZA DE AHORA NO ES COMO LA DE ANTES”.

Existen varios pensamientos relacionados con la añoranza de una supuesta “escuela dorada” del pasado, que los solemos escuchar diariamente: “La educación está mal porque los maestros son malos”, “que no quieren actualizarse” o que “trabajan poco y tienen tres meses de vacaciones”[3].

“En la «época de oro» de la educación argentina, los maestros se recibían con título secundario de 4 años, con sólo 7 materias pedagógicas y debutaban en la escuela a una corta edad. Leían bastante, pero muy poca ciencia. Las investigaciones muestran que iban poco al cine, casi nada al teatro y sí consumían radioteatros y revistas femeninas, cuyas secciones «para maestras» actualizaban sus conocimientos. Hoy, un docente se forma cuatro o cinco años después del secundario, algunos en la universidad. Cursan muchas materias pedagógicas y científicas, y aun con problemas enormes se capacitan y estudian. Navegan por Internet, están enterados de lo que pasa en la Argentina y el mundo, muchos tienen compromiso intelectual y político y arrancan en la escuela mucho más tarde, a los 22 o 23 años de edad" [4]

Lo cual no significa que en el pasado no hayan existido docentes, instituciones y actividades extraordinarios. Es una verdad indiscutible, tenemos como evidencia por ejemplo a nuestros padres. ¿Pero quién puede afirmar que hoy “ya no hay grandes maestros”?. Los maestros son seres humanos iguales al resto: hay grandes, buenos, regulares, malos. Además cuando uno compara lo “bueno” con lo “malo”, toma lo mejor de lo bueno (ignorando lo malo) y lo peor de lo malo (ignorando lo bueno), por lo que no se puede obtener una mirada muy igualitaria.

“Creemos que las maestras de antes eran mejores porque aquella sociedad jerárquica respetaba y temía a toda autoridad y a toda institución estatal. Al contrario de la actual, aquella autoridad docente era «de origen». Hoy, la autoridad docente es «de ejercicio»: los maestros -mucho más formados- son cuestionados y su legitimidad debe ser demostrada cada día”[5]

Lo cierto es que el desprestigio docente afecta en la calidad educativa, atenta contra la autoestima y la motivación del docente, quienes muchas veces quedan “pintados” en las aulas. Porque cuando la autoridad pedagógica se pierde, el espacio áulico deja de ser propicio para el aprendizaje.

"El impacto se nota en el estrés docente y las ganas de enseñar, sobre todo en los de más edad. Creo que se traduce en un desaliento que viene de sentir que se los ataca desde los medios de comunicación, la opinión pública y las quejas de los padres, y que nada de lo que ellos hagan va a ser suficiente".[6]

A su vez podemos agregar que la escuela dejó de ser el lugar desde donde parte todo tipo de conocimiento, porque diariamente compite con otras fuentes de información que tienen mayor legitimidad por parte de los jóvenes. La culpa no es del docente, sino del sistema que no ayuda a la escuela a estar preparada para su tarea.

HABLEMOS DE “CRISIS DE AUTORIDAD PEDAGOGICA”.

En vez de fundamentar que la “Enseñanza de ahora no es como la de antes” porque los docentes no son como los de antes. Deberíamos fundamentarla basándonos actualmente estamos sufriendo una Crisis de Autoridad Pedagógica. A que me refiero con esto:

Es imprescindible tener en cuenta que no puede existir relación pedagógica sin autoridad y actualmente los criterios de autoridad están en crisis. “En los orígenes del sistema educativo, la autoridad del maestro tenía relación con un efecto institucional con merito personal. Algunos sociólogos señalan que la crisis de las instituciones, entre ellas la escuela, junto con una nueva concepción del niño y del joven como sujeto de derechos, hacen que el docente se vea obligado a considerar su autoridad como una conquista a renovación permanente y no como una propiedad inerte a su función” [7]

No solo los alumnos son los que no respetan la autoridad de las maestras, profesores e instituciones, sino también los padres del alumnado con sus propias criticas poco constructivas generalmente. Los chicos siguen el ejemplo, un padre no respeta a una maestra, menos lo va a hacer el chico.

Al mismo tiempo, no se puede negar que existen una gran cantidad de instituciones educativas donde los maestros se enfrentan a diversos problemas que impiden ya sea de manera parcial o total su desarrollo efectivo en las aulas escolares. Existe un sistema político interno que impide el desempeño de la mejor manera de los diferentes maestros, por las luchas de poder entre sí.

El docente argentino promedio tiene los mismos problemas de calidad que el promedio de los demás oficios y profesiones “En una sociedad que no busca excelencia y que iguala para abajo, los docentes de desempeñan de acuerdo a esos estándares” 7. Esto no significa una excusa. Hay que mejorar la docencia en general, pero primero se debe partir por reconocer la mediocridad generalizada de nuestra propia sociedad.

Y por su parte el sistema educativo, debería comenzar por admitir que su funcionamiento, presenta deficiencias desde su base, si realmente busca desarrollar su sistema de enseñanza con objetivos a elevar su calidad.

NO ES SOLO UNA CUESTION DE INVERSION.

Se ha invertido (más aun en estos últimos años). El gobierno actual ha incrementado el presupuesto destinado a la educación.

“La prioridad que dio el Estado Argentino al sector educación se reflejó a través de los compromisos políticos asumidos en la Ley de Financiamiento Educativo; en efecto,