Ejemplo de un cuento contemporaneo

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La noticia puse nervioso al cazador de cazadores, dejando a un lado su locura, hilo en su pensamiento que corría el riesgo de ser descubierto, que era cuestión de tiempo para que la posibilidad de cazar fuera inviable. Pensó largo rato en lo que al respecto haría, al mismo tiempo que desgarraba con los dientes amarillos el corazón de su víctima, que, por la situación, había olvidado sazonar. Al final se resolvió a cazar tanto como pudiera y luego huir.

El último asesinato de Dante es sin duda el más digno de mención. La víctima era un hombre barbudo y alto, de tez morena como Dante, que murió de un golpe en la cabeza. Al llegar Dante al lugar en el que cocinaba a sus víctimas, procedió a despojarlo de la ropa, seguido lo desmembró, y cuando procedería con la decapitación, noto en el cuello ensangrentado del hombre unas letras, las miro más de cerca y al mismo instante, las lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos tan obscuros como la noche, esas letras decían Dante.

Entre las lágrimas Dante recobraría la cordura, iría corriendo a buscar entre las ropas de la víctima, y encontrando un pequeño diario, comenzó a leerlo. A partir de la página 7, sus lágrimas se multiplicaron por cien, aquel hombre contaba una triste historia que podríamos resumir así:

El hombre había salido a cazar comida para su familia, y en esta empresa fue detenido por la policía, fue encarcelado y luego de conocerse su identidad, se decidió convertir aquella zona en una reserva natural, así como expulsar a la tribu que la habitaba; luego de cumplir sus 15 años de condena y leer las noticias, El jefe de la tribu Nimk, cuya esposa muriera al da a luz a su único hijo, había decidido averiguar sobre el misterio que envolvía su antiguo hogar. Así entro a la reserva, con rifle en mano por los imprevistos, dándole muerte su hijo, de igual nombre, tras un descuido admirando el lugar en el transcurrió su vida. El nombre en el cuello es una típica costumbre Nimk, así como heredar el nombre al primogénito.

Dante, al final de la página 16, perdió de nuevo la razón, tomo el cuchillo, de arranco con las propias manos su nombre del cuello, mientras vomitaba, vomitaba y se desangraba, había matado a su Padre, al que esperaba regresara de cazar.

La expedición que esclarecería los homicidios dio en el cuerpo de Dante, ya putrefacto y sin piel en el cuello y rostro, pero el de nadie más.

Epíteto

Hipérbole