HISTORIA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE VENEZUELA EN EL SIGLO XIX.
Enviado por Mikki • 28 de Mayo de 2018 • 11.615 Palabras (47 Páginas) • 567 Visitas
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poblamiento del territorio, se siguió, puede decirse, varias etapas en diversos ejes de penetración.
La implantación del idioma castellano avanzó de forma vacilante. La Corona desarrolló una política de concesiones, a veces contradictorias, que oscilaba entre la necesidad de implantar el idioma y la necesidad de comunicarse con los indígenas en sus propias lenguas, persiguiendo el fin espiritual de la conquista, la cristianización.
El territorio, por su parte, se fue conformando a través de la creación de gobernaciones o provincias que, en muchos casos, sufrieron modificaciones territoriales o de denominación, o desaparecieron. Además, la imprecisión de límites territoriales de la jurisdicción generó múltiples pleitos entre los titulares. Esas entidades fueron dependientes en lo político-jurídico de la Audiencia de Santo Domingo o de la de Santafé: la gobernación de Coquivacoa (1501, sin efecto), la provincia de Margarita (1525-1821), gobernación y capitanía general de Venezuela (1528-1739), gobernación de Paria (1530-1541), gobernación de Marañón (1530-1536), gobernación y capitanía general de Trinidad (1530-1588), gobernación del Meta (1533-1540), gobernación de Nueva Extremadura (1568-1576), provincia de Nueva Andalucía (1568-1586), provincia de Cumaná (1568-1810) provincia del Dorado y los Llanos (1568-1585), la gobernación de La Grita y Cáceres (1572-1607), provincia de Mérida (1573-1810), provincia de Guayana (1585-1771), provincia de Trinidad y Guayana (1596-1731)
Economía
La actividad económica que se desarrolló durante este siglo, desde la extractiva -perlas y minería- hasta la lenta implantación del trabajo de la tierra y de la ganadería, tuvo como elemento clave para su desarrollo la mano de obra esclava. El indígena fue objeto de captura y venta bajo pretexto de "rebeldía", con lo cual se convirtió en una preciada mercancía de un comercio lucrativo. La mano de obra indígena, ya bajo la forma de trabajo forzado (esclavo) -como fue el caso de la explotación de perlas en Cubagua o en Coro cuando los Welser-, ya través del régimen de encomiendas, constituyó un pilar de la actividad económica. Si bien la mano de obra esclava africana se introdujo desde los primeros establecimientos españoles, adquirió mayor importancia a partir de mediados de siglo cuando, además de las "arribadas forzosas", los grandes propietarios, por mandato de los cabildos de la provincia de Venezuela, obtuvieron licencia para la importación de esclavos. Por su parte, el sistema de encomiendas, se convirtió en un factor de primer orden del desarrollo económico puesto que la mano de obra requerida podía proporcionarla la población indígena. El régimen de encomiendas se estableció en Venezuela cuando ya estaba en desuso en los grandes virreinatos. Hasta el momento de su establecimiento con la fundación de El Tocuyo (1545) y a pesar de las disposiciones reales, los indios habían sido objeto de maltratos y de depredaciones por parte de tratantes de esclavos y piratas. Las primeras ordenanzas en Venezuela, hechas por Juan de Carvajal en 1552, trataron de adaptar la institución de la encomienda a las particularidades de la provincia. En la encomienda venezolana, Villegas prohibió el trabajo indígena en la minería -ordenanza contestada por los encomenderos-, y estableció el servicio personal como tributo salvo a los "indios salineros" que se les impuso el pago en especies. Ese tipo de encomiendas, la de los servicios personales en pago de tributo, fue la que prevaleció en Venezuela hasta su abolición.
Las perlas fue el primer producto objeto de explotación y comercialización. Su explotación en Cubagua se inició desde 1499 y el ciclo fue breve e intenso entre 1512-1532. Entre 1521 y 1541 se extrajeron unos tres mil kilogramos que fueron enviados directa o indirectamente a Sevilla. Ya a partir de 1538 se inició el éxodo hacia otros nuevos ostrales, Río de Hacha y, en 1545, la Nueva Cádiz había desaparecido. La intensa explotación de la mano de obra indígena influyó sobre ciertos aspectos de la legislación y ordenamiento general del trato del indígena. La explotación de las minas de oro tuvo en general resultados poco halagadores, la provincia nunca llegó a ser una importante productora-exportadora -a pesar de las minas de oro en Buría y en el valle de Caracas- y sólo se produjo un ligero crecimiento de oro aluvional, con un tope hacia 1582.
La fiebre del oro, sin embargo, contribuyó, en su onda expansiva, al asentamiento poblacional y a la aparición de la agricultura y la ganadería. Estas fueron apareciendo, ayudadas por la fertilidad del suelo, por la necesidad de asegurar el abastecimiento de las huestes y las poblaciones que se iban asentando; con lo cual la agricultura y la ganadería pasaron a ser impulsoras de riquezas. Entre los productos autóctonos, el conquistador encontró el algodón esparcido silvestremente en todas las provincias. Sin embargo, durante este siglo no llegó a representar una actividad económica significativa alcanzando sólo a satisfacer la demanda interna de tejidos bastos que se producían en El Tocuyo. El cacao -fruto del cual encontraron los conquistadores abundantes arboledas en Mérida- se fue extendiendo desde finales del siglo XVI, a través de plantaciones a lo largo de la costa centro-septentrional, más el cultivo de ese producto, que se convirtió en el principal fruto de exportación de la economía colonial, se desarrolló sólo a partir de 1621. El tabaco, por su parte, sí logró colocarse entre los principales productos de exportación hacia la última década del siglo, saliendo por el puerto de Maracaibo más de mil arrobas de tabaco de Guanare. El destino de este producto era principalmente España.
Entre los primeros productos agrícolas introducidos por los conquistadores estuvo el trigo, tanto por razones de dieta alimenticia como por razones de carácter religioso. Se introdujo probablemente por la zona occidental -El Tocuyo-Barquisimeto, Trujillo-Mérida- y de allí pasó a la zona central. La fabricación de la harina implicó una "implantación tecnológica importante", la introducción de molinos hidráulicos. Se construyeron varios de éstos a fines de siglo en diversas localidades en la cordillera de la costa y los Andes. La producción de harina cubría fundamentalmente la demanda de cada zona y el sobrante era exportado a las islas del Caribe y Cartagena de Indias, como era el caso de la producción de Mérida que salía hacia esas destinaciones por el puerto de Maracaibo. Hacia 1580 las cosechas de trigo habían comenzado a ser abundantes, además de Mérida, en los valles del Tuy y Caracas y el producto procesado en harina llegó a constituir
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