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Introducción: las preguntas iniciales

Enviado por   •  13 de Diciembre de 2018  •  13.232 Palabras (53 Páginas)  •  284 Visitas

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Pero esos conflictos locales y regionales tampoco pueden pasar por alto el contexto nacional donde se producen, ya que muchos de ellos no conducen a hechos violentos; en cambio, en varios de los casos históricos analizados por este autor, las luchas políticas locales se han entrecruzado con las nacionales para intensificar la naturaleza del debate político. En el caso de la Guerra Civil Inglesa, las injusticias locales se convirtieron en el medio por el cual se percibieron muchos asuntos nacionales, mientras que los debates de carácter nacional eran utilizados para cubrir las luchas políticas del orden local; en la Revolución Francesa, por su parte, se presentaron casos de violencia en los que no se alcanzaba a diferenciar entre la venganza personal y la violencia de carácter más público. De ahí la sugerencia de Kalyvas de recurrir a los mecanismos de alianzas entre actores nacionales y regionales para explicar la naturaleza y el desarrollo de las guerras civiles.

Estas alianzas implican transacciones entre actores locales y supralocales: el apoyo externo de los últimos a los primeros les permite a éstos ganar ventajas decisivas en el ámbito local, pero los actores supralocales también se benefician de los conflictos locales para reclutar y motivar partidarios y lograr así el control, los recursos y la información en el orden local. La guerra civil puede entonces entenderse, en palabras del autor, como “la transformación de un proceso conjunto” que combina la búsqueda del poder por parte de los actores del orden nacional, con la búsqueda de ventajas locales por parte de los actores locales. Para Kalyvas, esta visión presenta una alternativa a la dicotomía entre Hobbes y Schmitt: la explosión violenta de los conflictos locales y privados no se debe a que la guerra civil sea un momento de anarquía hobbesiana ni a las manipulaciones de actores supralocales enfrentados en una confrontación de enemigos absolutos, sino a la interacción entre ambos niveles. Se aparta de Schmitt al señalar que la “violencia política” no es siempre política, ni se reduce tampoco a la confrontación de los discursos generados en el centro ni a las ideologías que ellos invocan. Pero también se opone a la mirada de Hobbes sobre la guerra civil como mero mecanismo que abre las puertas a una violencia privada anárquica, ya que la violencia privada está limitada por las alianzas de los otros ámbitos del conflicto. Esta concepción convierte la interacción centro-periferia en un problema central y permite considerar tanto las acciones estratégicas de los actores políticos como las acciones oportunistas de los actores locales; así, el carácter particular de las guerras civiles procede de la convergencia entre motivos locales y supralocales, lo cual desemboca en una violencia conjunta que empantana la división entre lo político y lo privado, lo colectivo y lo individual.

Dos conclusiones de Kalyvas son muy importantes para el caso colombiano, y especialmente para las reflexiones sobre los discursos de la guerra: en primer lugar, él sostiene que una vez concluida la guerra, la narrativa central sobre el conflicto brinda un camino para, después de los hechos, simplificar y cubrir sus ambigüedades. Así, en ocasiones, la invocación del mensaje central por parte de los actores locales puede convertirse en una profecía autocumplida en la medida en que los asuntos e identidades locales se redefinen, se reconstruyen y se proyectan hacia atrás. Además, la recurrencia de las mismas alianzas y el recurso a los mismos mensajes centrales puede llegar a integrar y fundir la multitud de escisiones locales dentro de una escisión maestra central, consistentes con la observación de que las guerras son procesos construidos por el Estado. En segundo lugar, el autor muestra el diferente peso de las alianzas locales según la mayor o menor fuerza de los contrincantes por el poder central: “cuanto menos poderosos y centralizados sean los actores políticos que están combatiendo en la guerra, menores serán las oportunidades de imponer el control directamente, y por tanto será mayor la probabilidad de que tengan que recurrir a las alianzas locales”.[4]

Las consideraciones teóricas de Kalyvas parecen exagerar la separación entre los actores políticos, de carácter supralocal, que se mueven en el nivel nacional y obedecen a estrategias explícitas de búsqueda del poder; y los actores sociales locales, cuyas tácticas son de carácter oportunista y están encaminadas a conseguir ventajas en el orden local. Sin embargo, sus apreciaciones permiten una buena aproximación al tema de la articulación entre los niveles local, regional y nacional de los conflictos políticos en el estudio comparado de nuestras guerras civiles, en relación con el papel de los partidos políticos tradicionales.[5] La diferencia es que nuestras consideraciones no reducen la dimensión política al ámbito nacional ni separan tanto lo local y lo regional de lo estrictamente político, sino que distinguen niveles del conflicto político y relacionan la competencia de los grupos locales y regionales del poder en sus respectivos ámbitos con la lucha entre diversos proyectos políticos del orden nacional.

Para los estudios sobre Colombia, hay que tener en cuenta que tanto los problemas de la articulación del territorio, la participación ciudadana y la organización federal o unitaria deben ser necesariamente enmarcados en una lectura que tenga en cuenta tres polos: nación, región y localidad. Como señala Richard Stoller para el caso de El Socorro en el siglo XIX colombiano, a veces el poder estatal regional puede convertirse en el enemigo mortal del poder local en un régimen federal, mientras que el centralismo de un Estado lejano e ineficiente puede representar una garantía para las autonomías locales.[6] La necesidad de esta lectura tripolar se hace evidente en el caso de la apelación al federalismo en la última etapa de la Guerra de los Supremos, como conclusión de un conflicto que se inicia en la localidad, se expande a la región y luego a la nación, y sirve de detonante de una serie de problemas muy distintos en cada una de las regiones involucradas.

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La formación del Estado: aportes de Elias, Tilly, Gellner, Abrams y Bourdieu

Para introducir la lectura tripolar de estos conflictos, podría ser útil recordar algunos conceptos sobre la formación del Estado, como los de Elias, Tilly, Gellner, Abrams, Guerra y Escalante, para mostrar cómo las tres guerras que este texto pretende analizar y la organización de los partidos tradicionales que producen como resultado, aportan bastantes luces sobre la naturaleza de la sociedad del siglo XIX, lo mismo que sobre el balance de poder

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