MARTÍN LUTERO Y LA REFORMA PROTESTANTE
Enviado por tomas • 2 de Julio de 2018 • 11.218 Palabras (45 Páginas) • 406 Visitas
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Pero la Iglesia no tenía las cosas fáciles en la fase inmediatamente anterior a la Reforma Protestante. Un siglo después del Cisma de Occidente (1378-1417), que había fortalecido el papel del Estado frente a la autoridad papal, se iniciará un proceso reformador que dará lugar a nuevas formas de entender el cristianismo. La valoración de lo político frente a lo religiosos será constante en los últimos momentos del siglo XV, cuando los monarcas comienzan a ver como un igual al papa, tanto en el terreno político como en el religioso, dando los primeros pasos para integrar dentro de la monarquía el control de las iglesias nacionales.
Esto se une a la dejación de la tarea pastoral por parte del papado, que se iba contagiando paulatinamente a obispos y párrocos locales. Se arraigaba el absentismo y se dejaban de lado las obligaciones religiosas, hecho favorecido por el poco control que ejercía la propia Iglesia sobre sus vicarios. La economía también tiene mucho que ver en este asunto, tal como expone Joan Bada, ya que la misión del pastor cristiano, del sacerdote, iba diluyéndose cada vez más y transformándose en un trabajo de mero administrador de bienes que se preocupa por asegurarse buenas rentas y el pago de los diezmos y otros impuestos. Las órdenes mendicantes se verán también afectadas por esta crisis espiritual y de dejadez de las tareas cristianas. Los curas seculares se enfrentarán a los regulares, sobre todo en núcleos urbanos. A los párrocos les afectaba el absentismo, lo que dará como resultado el surgimiento de una base clerical proletaria con escasa formación y muy poco atenta a su ministerio.
De esta forma, al mismo tiempo que permanecía arraigado el sentimiento religioso, comenzaban a pedirse cambios. El crecimiento de la economía europea va ocasionando que algunos sectores sociales insistan en la necesidad de depurar las prácticas religiosas, así como de reformar la moral eclesiástica, para conseguir con ello terminar con la corrupción y separar a la Iglesia de su apego a los bienes temporales, mundanos. La crisis de la filosofía escolástica se hace notar ya en la baja Edad Media y favorece que una teología espiritual comience a ganar adeptos en todo el continente europeo. Así, frente a la religiosidad medieval característica, va surgiendo una alternativa religiosa intimista y propiamente espiritual que pretende el conocimiento directo de dios y la relación con él. Es una alternativa al alcance de cualquier persona, independientemente de a qué nivel o escalafón social pertenezca. De la mano de los sectores reformistas eclesiásticos se va extendiendo un modelo de vida que combina religión y espiritualidad, llamado a conocer un éxito absoluto en el siglo XVI. Es lo que Rafael M. Pérez García ha denominado un proceso de reestructuración de las relaciones entre la Iglesia y la sociedad, entendida esta última el componente laico de Europa, al que se le ofrece la opción de contactar directamente con las realidades espirituales que iban a seguir dominando el panorama de los Estados Modernos. En la Europa del momento encontramos una Iglesia marcada por gravísimas crisis, desde la corrupción hasta el cisma; entonces, es fácil comprender que la institución sólo podría seguir manteniéndose a la cabeza de la sociedad si le ofrecía a esta una manera más eficaz, más íntima y verdadera de relacionarse con ese pretendido más allá, esto es, con dios.
- Renacimiento y Humanismo como sustento ideológico del luteranismo.
El concepto de Reforma aparece muy ligado al de Renacimiento, hasta el punto de que muchos autores creen que ambos se equiparan, uno en el plano religioso y otro en el cultural, y marcan el inicio de los tiempos modernos.[4] Aunque los inicios del Renacimiento italiano pueden ser rastreados ya para finales del siglo XIV, el movimiento en pleno desarrollo viene a simbolizar que la cultura clásica de la Antigüedad renace en el siglo XVI, tras una época, el medioevo, considerada bárbara o gótica.
A grandes rasgos, el Renacimiento es un movimiento cultural que inicia una nueva etapa en la historia de Europa, manifestándose mediante creaciones intelectuales y estéticas características. Quiere resaltar, sobre todo, las posibilidades humanas, el potencial del ser humano frente a sus limitaciones, misión que comparte con el Humanismo[5], definido por A Renaudet como la ética de la nobleza humana.
Los humanistas del Renacimiento toman la cultura clásica y el legado de la Antigüedad como punto de partida para elaborar sus teorías intelectuales sobre la grandeza y la dignidad del ser humano. Se considera que el Renacimiento está instaurado ya en los decenios finales del siglo XV y los iniciales del siglo XVI: según Delumeau, momento en que se produce una promoción del occidente europeo en todos los sentidos, distanciándose el continente de otras civilizaciones hasta entonces iguales o superiores, como era la musulmana. Podríamos definir el Renacimiento como el largo instante privilegiado de nacimiento del mundo moderno, con su redescubrimiento del hombre; el Renacimiento (…) se caracteriza por su revalorización de la Antigüedad clásica o grecolatina[6].
El hombre se presenta como un ser capaz de conocer la verdad y la belleza, como alguien bueno, lo cual choca directamente con la concepción medieval, que le consideraba limitado, débil y pobre de espíritu, falto de tutela. Este es uno de los grandes cambios ideológicos que se producen en el paso del medioevo a la modernidad. ¿Quién, pues, no admirará al hombre? A ese hombre que no erradamente en los sagrados textos mosaicos y cristianos es designado ya con el nombre de todo ser de carne, ya con el de toda criatura, precisamente porque se forja, modela y transforma a sí mismo según el aspecto de todo ser y su ingenio según la naturaleza de toda criatura. Este párrafo pertenece a Giovani Pico della Mirandola, humanista italiano que habla del hombre como una criatura feliz, la más feliz de todos los seres animados, digno de admiración, cuya grandeza radica en el libre albedrío que le permitirá plasmarse en la forma que él determine.
Un papel relevante juega aquí la imprenta de Gutenberg, invento que permitirá, con su perfeccionamiento y evolución, que la lectura de diversas obras esté al alcance de más destinatarios que en épocas anteriores. Es un empuje sin precedentes al desarrollo de la cultura escrita, muy importante para los humanistas del Renacimiento.
Otro gran medio de difusión de las ideas y postulados humanistas será la enseñanza. Si es cierto que las universidades tradicionales quedan al margen de cualquier idea renovadora, también se irán formando nuevos centros que impulsarán una educación de corte
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