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Movimientos insurrectos en contra del régimen porfirista: Caso Tomóchic

Enviado por   •  20 de Enero de 2018  •  4.034 Palabras (17 Páginas)  •  307 Visitas

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Teresa Urrea nace el 15 de octubre de 1873 en el pueblo de Ocoroni, Sinaloa. Llega a ser descrita como “una joven delicada de tez clara, bajita, de cabello castaño, ojos grandes y luminosos de color café claro, mirada cautivadora y sonrisa dulce”.[10] “A nadie hace mal, su amor al prójimo no tiene comparación y nada se encuentra en ella de fingimiento”.[11] En su trato es agradable, habla con la inocencia de un niño, es de costumbres sencillas, pero muy segura de sí misma.

A fines de la década de los ochenta, recién cumplidos los quince años Teresa Urrea pierde a su madre,[12] por lo que la joven decide ir a vivir con su padre a la hacienda de Cabora. Una vez establecida con su padre, sufre una serie de ataques catalépticos que la ponen al borde la muerte durante más de tres meses.[13] Cuando se piensa que Teresa a muerto[14], de manera extraña recupera la conciencia, causando un impacto en la población que considera un milagro lo que ha sucedido.

Después de una notable mejoría, Teresa dice haber hablado con el espíritu santo y estar inspira por voces divinas; muy pronto muestra poderes para curar algunas enfermedades y realizar profecías. Para la gente que la rodea en Cabora, la joven muere y resucita milagrosamente, así que tanto su presencia, en la Tierra como sus curaciones son también milagrosas[15].

En palabra de José Valadés, “Teresa Urrea, había venido al mundo para salvarlo de la ignorancia y de la perdición y que por lo tanto, el papel que desarrollaría, sobre todo en la tribus de indios, seria notable”.[16]

Después de su “insurrección” su fama y carácter atrayente iba transformando su casa en un centro para los devotos del “teresismo”, indios serranos en su mayoría. Allí se vendían imágenes, medallas, y porciones de tierra bendita, con la que se creía poder realizar curaciones milagrosas y hasta revivir personas y animales muertos. Otra actividad de Teresa era su oposición militante al gobierno de porfirista, y así llegó a ser motivo de irritación para el régimen, fomentando repetidos levantamientos en la sierra del norte.[17]

Teresa llena de bondad, habla de caridad, igualdad y amor el prójimo, le encanta hablar de los abusos que el clero católico comete en contra de la población[18]. Es en Cabora donde Teresa Urrea conoce a Lauro Aguirre, un ingeniero chihuahuense, metodista, espiritista, furibundo, anticlerical, periodista, político perseguido y anti-porfirista rabioso que se pasa la vida despotricando contra el dictador y planeando revoluciones constantemente para derrocarlo.[19] Este personaje se va a convertir en el guía espiritual de Teresa.

Al poco tiempo de darse a conocer como curandera, los pequeños grupos de pacientes que la visitan se convierten en multitudes que buscan alivio: paralíticos, cojos, leprosos, ciegos, cancerosos, reumáticos, tuberculosos y sobre todo en moribundos a los cuales ayuda a encontrar un alivio que los lleve al descanso eterno. Entre los años de 1889 y 1992 Teresa recibió aproximadamente a más de doscientas mil visitas que esperaban les ayudase a sanar.

Los problemas de Teresa comienzan con la fuerte campaña anticlerical que está llevando acabo, recibiendo ultimátum del obispo de Sonora diciendo que la va a excomulgar, si no detiene esa fuerte campaña.

La relación que existe entre los Tomochitecos y Teresa en muy allegada, ya que los primeros, eran los encargados de proteger a Teresa y de difundir sus ideas y los alcances que había tenido su obra.

La campaña de desprestigio por parte del clero católico comenzó a rigidizarse, se difundió propaganda en Sonora y Chihuahua en contra de las caravanas que iban a Cabora a Visitar a Teresa Urrea, realizando acciones de excomulgación a quien creía en ella.[20]

A principios de 1891, el padre Manuel Gastelum llegó a Tomóchic y exalto a todos para que asistieran a misa. Se supo que el sermón seria en contra de Teresita y sus prácticas satánicas. Los vecinos se reunieron [la mayoría] en la casa de Cruz Chávez. Decidieron no exaltarse y que Cruz Chávez le contestaría si el padre decía algo en contra de Teresita. El padre dijo un sermón terrible en contra de ella. Para él Teresita era un aborto del infierno, Satanás encarnado. Sus prácticas eran diabólicas. Sus curaciones, obra del diablo. La prueba era que predicaba contra las enseñanzas de Jesús y sus representantes. Finalmente les dijo que ella como los que creían que ella no era Satanás, estaban condenados para siempre y excomulgados en vida […][21]

III.-Movimiento Armado.

Son dos factores los que considero detonantes al inicio de la lucha armada por parte de los habitantes del poblado Tomóchic en contra del régimen porfirista. El primero de ellos es la disposición dictada por el gobierno federal, para que las tierras y los bosques en la región del pueblo de Tomóchic pasen a manos de una empresa minera y al de una compañía agrícola de chihuahua. En según lugar, el ataque organizado por las fuerzas del estado en contra de Teresa Urrea, los pobladores de Tomóchic habían jurado entregar su vida por defender el mandato de Dios.

A finales de 1890, el gobernador Lauro Carillo, en su gira por el distrito de guerrero, visitó el pueblo de Tomóchic, mientras estuvo en ese lugar, se dio cuenta del gran valor que tenían las piezas de arte sacro con que este poblado contaba. “En el pueblecito de Tomóchic solo había una cosa digna de llamar la atención, además de sus encantos naturales, y esto era su templo”.[22] El gobernador deicidio tomar dos cuadros de aquel templo, uno que representaba a San Joaquín, padre de la virgen María y el otro Señora Santa Ana, madre de la misma virgen.

Los tomochitecos al enterarse del robo de las pinturas, hicieron las gestiones necesarias para recuperar los cuadros, cosa que les costó mucho trabajo, pero que lograron.[23] A partir de ese momento el gobernador y sus empleados fueron considerados como enemigos, hijos de Lucifer.

En 1891 Juan Ignacio Chávez fue impuesto como presidente seccional por el capitán Joaquín Chávez, cacique regional. Esta acción permitió que se fracturara un poco más la relación entre los habitantes y las autoridades de Tomóchic.

Ante tantos conflictos, lo habitantes de Tomóchic decidieron nombrar a un líder, un representante el cual estaría encargado de entablar diálogos con las autoridades con el fin de llegar a una solución. Cruz Chávez era el nombre de este representante, en palabras de Heriberto Frías, “Cruz tenía entonces cerca de cuarenta años de edad, y era alto y fornido. Su rostro, largo y varonil estaba encuadrado en espesa barba negra;

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