POÉTICA Y FILOSOFÍA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Enviado por Stella • 15 de Abril de 2018 • 2.752 Palabras (12 Páginas) • 479 Visitas
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En cuanto a la poética mayense, lastimosamente debemos mencionar que no tenemos suficiente material de estudio, y que de hecho, esto imposibilita de cierta manera ahondar en ella. Pese a eso, hay quienes se muestran positivos, como Alejandro Lavquen, quien expresa: “El legado de la literatura maya, si bien es todo un aporte a nuestra historia, aún está por desentrañarnos sus mejores páginas” (Lavquen, 2002) .Otra de las dificultades radica en la diversidad de lenguas mayas en las que habría sido escrita su obra literaria, de allí que se hable de ‘literaturas mayas’, en plural, puesto que son varias. Se dice que algunos de sus libros habrían sido escritos sobre tiras de piel de venado, en las lenguas maya-quiché, maya-cakchiquel, maya-tzotzil y/o maya-yucateco. Su poesía, al igual que la de los náhuatl, era eminentemente religiosa-mitológica, histórica, [a veces profética], aunque cabe mencionar que dentro de ella no había una ambición literaria en cuanto a estética como en su contraparte azteca.
Si bien es posible hacer una caracterización particular con respecto a cada lengua mayense, nos limitaremos a expresar aquellos rasgos genéricos dentro de las literaturas mayas que dichas comparten entre sí, uno de ellos es el constante paralelismo literario semántico, el cual podemos atribuir al hecho de que su literatura era en su mayoría de tradición oral, y que para no olvidarla era necesario el uso constante de esta retórica repetitiva. Un ejemplo de ello lo veremos en el famoso libro del Popol Vuh, donde al describir el principio del mundo se expresa: “Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo” (Anónimo, 2009, p. 14). Aunque este uso constante de paralelismos puede parecernos a nosotros que tenemos una visión occidental, algo tedioso, e inclusive cansino de leer, debemos comprender que para ellos era de imperiosa necesidad para no olvidar su tradición literaria, aquello que daba sentido a su imago mundi.
Otra constante dentro de las obras mayenses, era la heterogeneidad temática dentro de sus obras, así nos indican los libros del Chilam Balam por ejemplo, cuando dentro de ellos encontramos textos de contenido religioso, tanto como astrológicos, llegando a mencionar inclusive hasta contenidos médicos.
A continuación llegamos a la necesaria mención de lo que debemos considerar como poética incaica. Debemos comenzar mencionando que al igual que sucedía con los aztecas con su lengua náhuatl, los incas de habla quechua se enorgullecían de su idioma, a tal punto de menospreciar cualquier otra lengua de los pueblos foráneos y llegando a argüir que ella era la única lengua propia de los hombres (runa simi). Debido a que no conocemos que esta civilización haya poseído algún tipo de escritura, su literatura estudiada es de carácter meramente de tradición oral. Desarrollaron dos géneros dentro del arte escénico -teatro-, uno de carácter considerado como cómico, el wanka; y su contraparte de un carácter más formal, el aránway. Ambos escritos para un público diverso por el ‘amauta’, quien sería una especie de poeta, filósofo, maestro e inclusive historiador a quien se le encargaba la educación de la juventud noble. Aquí podríamos hacer una pequeña pausa y mencionar que el parangón mesoamericano de este poeta llamado amauta, es el anteriormente mencionado tlamatinime de los náhuatl. Más aún, se sabe que dentro de la cultura Inca, no solo los amautas eran creadores literarios, sino también los llamados haravicus, y la diferencia entre ambos radicaba en la intelectualidad de cada uno, mientras el primero se consideraba un alto jerarca del conocimiento, el segundo, -menos intelectual- lograba sus composiciones a costa de su talento innato; algo así como la relación entre el mester de clerecía y el mester de juglaría en la España medieval.
La literatura incaica a menudo está ligada de manera íntima a la liturgia y las manifestaciones de culto religioso tal y como dijimos que sucedía con las literaturas mesoamericanas. Dentro de ella, encontraremos también el cultivo de varios géneros literarios como ser el ‘jailli’, el cual podemos definir como una oración o himno en honor del dios sol Wiraqocha; el jailli geórgico que se cantaba durante la celebración de los trabajos agrícolas y de manera colectiva; además encontramos los géneros qhashwa y wawaki, cuyo fin era alegrar las fiestas del campo; el arawi, el wayñu y el urpi, que eran de intención más intimista, expresiones líricas a menudos con temáticas de desamor. Debemos considerar además que la música y la danza estaban siempre unidas de manera intrínseca al acto poético en sí, instrumentos de viento y percusión como tambores y flautas eran utilizados durante la recitación o canto de las composiciones poéticas.
Dato curioso es que, muchas de las composiciones poéticas poseían una formulación métrica conocida como hararec, que se adaptaba a la escala musical pentatónica.
Dicho lo anterior, es momento preciso para hacer los breves apuntes en cuanto al desarrollo del pensamiento filosófico de los pueblos originarios. Como ya mencionamos, era tarea de personas especializadas, es decir, de filósofos como tales, preocuparse por las preguntas trascendentales en estas culturas. La figura del filósofo era siempre que no a menudo, la misma del poeta. Aquél que hacía poesía era pues, el encargado de buscar un sentido lógico a las cuestiones trascendentes que atañen al mundo, así pues, esta tarea era realizada por los tlamatinime en el caso de los aztecas, posiblemente por los sacerdotes o ancianos en caso de los mayas y por los amautas, si de cultura inca hablásemos. Respecto al pensamiento filosófico náhuatl, nos dice Miguel León Portilla;
“[…] los pensadores nahuas se vieron impelidos a la búsqueda racional ante la realidad estrujante del sufrimiento y la urgencia de encontrar una explicación a su vida y a sus obras amenazadas de exterminio por el anunciado fin del quinto Sol, que había de poner término a todo lo existente” (Portilla, 1959).
Pero no solo eso, además, a través de su poesía podemos también comprender que los grandes sabios mesoamericanos ya dudaban de la explicación mitológica, presentaban una cierta desconfianza respecto al imaginario mítico.
La filosofía maya se manifiesta en la literatura de dicha cultura, en libros como el Popol Vuh o el Chilám Balám. Para darnos una idea somera pero no por eso menos importante de la filosofía mayense, citamos al experto Miguel Hernández Díaz quien arguye:
“Los ancianos desempeñaban el papel de convocar la asamblea e impartir la sabiduría sobre los conocimientos
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