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Trabajo sobre San Justo, iglesia de Segovia.

Enviado por   •  28 de Diciembre de 2017  •  3.909 Palabras (16 Páginas)  •  427 Visitas

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Como premió a su ayuda, Judas fue bautizado y la emperatriz Elena solicitó al papa Eusebio la ordenación como obispo de Jerusalén con el nombre de Ciriaco.

La segunda diferencia con el resto de narraciones es el relato de la confección por mandato de Elena de un recipiente adecuado para albergar los restos de la cruz. Después del reconocimiento del lignum crucis, la emperatriz mandó guardarla en un relicario de oro, construyendo después la basílica del Santo Sepulcro.

Sabemos que Constantino, apoyo la edificación del templo con la rotonda de la Anástasis circundado el sepulcro, sobre el que se colocó un baldaquino. La importancia arquitectónica del Santo Sepulcro se muestra en sus representaciones iconográficas, que tomaron la forma de edificio centralizado cubierto con un cimborrio. La escena que más aquejó esta inclusión de la arquitectura del momento en las representaciones de la historia testamentaria fue el motivo de la Virgen de las mujeres del Sepulcro. Desde la Alta Edad Media la imagen de las Marías se vio acompañada de la imagen del sepulcro directamente influenciada por la imagen de Constantino. Parece evidente que en el caso de Segovia nos vemos ante una mezcla de las dos imágenes ( la visita de las Marías al sepulcro y el hallazgo de la cruz por Santa Elena), ya que la cruz encima del altar tiene el objetivo de representar el relicario mandando hacer por la emperatriz. En el lado derecho se representa a un ángel del relato de las Marías, que inciensa el altar sobre el sepulcro (fig 5.). Esta disposición del altar puede estar representando las funciones de un pequeño retablo. Por otro lado, el autor piensa que el altar del tímpano de San Justo figura el existente en el Santo Sepulcro de Jerusalén, por lo tanto, en ningún momento puede ser considerado como una representación de la yacija del Sepulcro. Demostrando su veracidad, el altar sustenta el relicario de Elena y está cubierto por baldaquino, que en el sepulcro funcionaba como iconostasio sin imágenes. Como en el caso de la visita de las Marías, las tres damas de San Justo sujetan, frente al altar, pomos de ofrendas. Aparece Elena coronada, acompañada de dos damas de su corte. En el extremo izquierdo se haya Ciriaco. Como ya hemos explicado, Ciriaco, a diferencia de Macario, si interfiere en la búsqueda de la cruz, y en esta escena su imagen se usa de forma aclaratoria ante el posible desconcierto causado por la representación de las 3 mujeres.

Posteriormente, en 1208, la iglesia de la Vera Cruz de Segovia, en origen bajo la advocación de Santo Sepulcro, recibió una escultura similar. Sobre la puerta meridional se puso un relieve rectangular que, este sí, representaba fielmente la visita de las Marías al sepulcro (fig. 7). La placa tardorrománica de la Vera Cruz presenta también dudas debido a la aparición de un quinto personaje entre las marías y el ángel, irreconocible por la mala conservación del relieve, pero que puede tratarse de otro ángel.

Claramente, en San Justo se quiso representar la adoración por Santa Elena de los restos de la Cruz colocados en la nueva basílica. Seguramente, el maestro que elaboró el tímpano de la capilla fue aleccionado sobre la escena a representar pero, al carecer de un modelo inusual, siguió el patrón iconográfico de la Visita de las Marías al Sepulcro, incluyendo algunas variantes para evitar confusiones. Estos fueron la alegoría de la Anástasis representada mediante un altar con una cruz relicario y cubierto con un baldaquino, junto al que no se incluyeron los habituales soldados dormidos que guardaban el sepulcro en la escena de las marías (fig. 5). Para terminar, son muy importantes las representaciones tanto de la emperatriz Elena, primera dama coronada, y del obispo Judas-Ciriaco sentado en su cátedra episcopal, teniendo un papel determinante en el relato. Elena, considerada la heredera de la reina del Saba, en la historia del lignum crucis y la antítesis de la Elena de Troya, es representada en el tímpano junto a sus damas de corte como nuevas Marías acercándose al Santo Sepulcro de Jerusalén.

La identificación de la escena va de forma correlativa a la advocación de la capilla del Santo Sepulcro apoyada en que ahí se situaba la figura yacente y articulada del cristo de los Gascones. Esto pone de manifiesto la temprana costumbre en Castilla de que las capillas albergasen la imagen de Jesús muerto, sumándose a la representación de ceremonias litúrgicas basadas en la Pasión. A la imagen, la capilla y el tímpano hay que añadirle los temas elegidos para el conjunto de pinturas del ábside. Mientras que en la bóveda se ubicó un maiestas Domini de carácter apocalíptico, en el tramo absidal se realizó unas pinturas dedicadas a la Pasión, poco habitual situarla en esta zona. El tramo recto presenta la Santa Cena y una escena del Prendimiento, mientras que la zona absidal representa la crucifixión y el descendimiento.

Esta talla debió de llegar a ser considerado reliquia y venerado como tal. Esto cambió la topografía eclesiástica, con la ubicación de la escena del Santo Sepulcro en la parte baja de la torre. La importancia de la colocación de las reliquias en las iglesias es conocida desde la Alta Edad Media, al igual que la liturgia, igual de importante en la colocación de los templos y su decoración. En San Justo de Segovia, confluyen varios elementos plásticos y arquitectónicos invocan un culto muy determinado. A pesar de la cuestionada realidad de un drama religioso castellano anterior al siglo XV, el autor cree que las pruebas conducen a una evidencia; si no se trata de un teatro sacro, al menos sería una liturgia dedicada a la Pasión de Cristo. A esto habría que sumarle, desde el siglo XI, las liturgias ligadas a la víspera del Viernes Santo.

En el siglo XIII, las siete partidas de Alfonso X proporcionaron más información sobre el drama litúrgico. En el conocido texto de la partida I, ley 34, titulo VI, se referencian las ceremonias poco ornamentadas realizadas en las iglesias, destacando las representaciones de Navidad, Epifanía, y la Visita al Santo Sepulcro.

Más puntual es una noticia de 1273 sobre las procesiones y celebraciones realizadas en la catedral de Zamora. Aquí se cita actos litúrgicos del Domingo de Ramos, demostrando de nuevo la existencia de representaciones litúrgicas en Cuaresma.

Con referencia a Segovia, aunque muy posterior, el sínodo de 1375 resulta esclarecedor. En este se determinan disposiciones respecto al monumento de Semana Santa y la visita a Visitatio Sepulcrhi .

Aunque escrito en el S.XIV, esta fuente demuestra una arraigada liturgia teatral respecto a la Pasión, a la cual la talla y capilla de San Justo no quedaron ajenas. Massip ha estudiado el

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