CONFERENCIAS DE INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS

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lo único que les aseguraba era el fracaso de éxito en su vida profesional. Al leer estas palabras en la primera conferencia, de inmediato sitúa al lector, en la detección de una suprema inteligencia que posee el orador para seleccionar adeptos a su teoría, quería calidad, no cantidad. Freud sabía que con dichos pronunciamientos les lanzaba un reto directamente al inconsciente de sus oyentes y que todo aquel que realmente tenía capacidad y habilidad mental para interpretar su mensaje sería presa fácil de conducirlo a la profundización mediante el estudio del psicoanálisis. Este ejercicio denota que el conferencista practicó su teoría psicoanalítica con los oyentes de sus conferencias.

A lo largo de la primera conferencia Freud menciona las dificultades que presenta el psicoanálisis para situarse como un descubrimiento que revoluciona el conocimiento de la mente humana, reconoce que la sociedad no está preparada para recibir tal hallazgo y entre todas la dificultades que cita, se destacan dos por el énfasis en que las menciona, la primera dice que “los procesos anímicos son, en sí y por sí, inconscientes, y los procesos conscientes son apenas actos singulares y parte de la vida anímica total”(Freud, 1978, p.5). Esta aseveración sería difícil, casi imposible que la sociedad de la época la aceptara como resultado de una investigación y por lo contradictorio que sonaba con respecto a la creencia que prevalecía sobre el comportamiento de la mente humana. Un segundo hallazgo y catalogado por su autor como el más crítico del psicoanálisis que dificultaría su aceptación es la aseveración de que “mociones pulsionales que no pueden designarse sino como como sexuales, en sentido estricto y en sentido lato, desempeñan un papel enormemente grande, hasta ahora no apreciado lo suficiente, en la causación de las enfermedades nerviosas y mentales”, en estos hallazgos radica la mayor parte del rechazo al psicoanálisis por parte de una sociedad inmiscuida en reglas puritanas y cerradas o cualquier otra propuesta que contradiga su posicionamiento, es el mayor reto que tiene que enfrentar el psicoanálisis y donde el tiempo será su mejor aliado.

En la segunda, tercer y cuarta conferencia denominada los actos fallidos, Freud hace mención de un fenómeno que habitualmente se presenta en la vida de las personas, pero que hasta ese entonces no se la había prestado la atención para generar una posible explicación de su presencia, los denomina operaciones fallidas del hombre y los define como fenómenos que son muy frecuentes, conocidos y muy poco apreciados, los cuales no pueden compararse con enfermedades por la sencilla razón que también las personas sanas las padecen. Algunos ejemplos de las operaciones fallidas sucede cuando alguien quiere decir algo y dice en cambio otra palabra, a este fenómeno regularmente se le conoce como desliz verbal otros lo identifican con la palabra trastrabarse; el efecto se asimila de la misma manera cuando se trata de la escritura y la lectura de un texto, lo mismo si escucha algo falsamente que se le dice, sin tener problemas auditivos.

Una segunda serie de operaciones fallidas las reconoce como los olvidos temporarios, que suceden muy a menudo cuando se trata de recordar algo que ya se tenía en la memoria y que por más que se esfuerza por recordarlo no se logra hacerlo, causando un enojo en vez de encontrarlo comprensible.

En el intento de explicar las posibles causas de dichos deslices, se culpa a la fatiga, emociones, falta de atención a lo que se dice o se hace, sin embargo, pronto se desecha esta posibilidad por comprobarse que personas aun sin fatiga, en estado de tranquilidad y con atención puesta en las acciones, cometen operaciones fallidas. Otras posibles explicaciones las atribuían a los sonidos y estructura en semejanza y dificultad de las palabras, aseveración que fue descartada por no considerarse del todo convincente. No siendo los causales de las operaciones fallidas lo relacionado con el físico del hombre o la estructura misma de las palabras, Freud deja abierta la posibilidad de encontrar la explicación en el ámbito psicológico, específicamente lo relaciona como el sentido de un proceso psíquico interpretados como “actos anímicos serios que surgen por la acción conjugada de dos propósitos diversos” y que solamente con la exploración psicoanalítica es posible profundizar en las verdaderas razones que la originan.

De la quinta conferencia hasta la décima quinta, se encuentran ubicadas en el apartado ll de la publicación y hace referencia “al sueño”. En esta parte, Freud, sigue reconociendo que pareciera dedicarse a temas que causan poco interés en el estudios de sus explicaciones que lo generan; los sueños al igual que las operaciones fallidas son fenómenos que actualmente no se les presta la suficiente atención pero que debería ser objeto de análisis profundos para encontrar la razón de sus manifestaciones. De este modo, el estudio del sueño se ha encontrado con diversas dificultades, pero principalmente con el menosprecio hacia algo en “apariencia de tan nulo valor práctico”. Este problema está relacionado con la naturaleza misma del objeto de estudio, porque éste desafía todas las exigencias de una investigación exacta. El sueño puede ser difícil analizarlo puesto que en general no se recuerda del todo, se fragmenta o altera a la hora de ser contado, sin embargo, su estudio abre la posibilidad de encontrar causas de comportamientos o conductas que poseen los seres humanos e incluso, detectar enfermedades mentales. Nuevamente en esta conferencia impulsa al psicoanálisis como un medio por el cual pudiese darse seguimiento a la interpretación de los sueños y su posible vínculo con el comportamiento humano específicamente con la neurosis.

Freud intenta explicar a sus oyentes aquello que es común a todos los sueños. El primer rasgo común es que ocurre mientras dormimos, existe así una relación entre el dormir y el sueño y parecería que el sueño es un estado intermedio entre el dormir y la vigilia. Dormir es “la reparación de las fuerzas, mientras su carácter psicológico es la suspensión del interés por el mundo”, buscamos en el dormir un regreso al vientre materno y por eso nos disponemos de las cosas necesarias para reproducir aquella suspensión de interés por el mundo. Hace mención de los ‘sueños diurnos, mencionándolos como fantasías que están presentes tanto en personas sanas como enfermas, son escenas o circunstancias en que encuentran satisfacción los afanes de ambición o de poder, o los deseos eróticos de la persona, de este modo, pueden representar la materia prima de la producción literaria, pues el artista, tras ciertos arreglos, disfraces y omisiones deliberadas, crea a partir de sus sueños diurnos las situaciones que