ENSAYO PARA OPTAR A TITULO PROFESIONAL DE PSICÓLOGO.
Enviado por Eric • 11 de Marzo de 2018 • 4.948 Palabras (20 Páginas) • 493 Visitas
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La mayoría de las mujeres Cartageneras son cabeza de hogar, por esta situación sus ingresos son bajos y hasta los niños del hogar deben salir a trabajar para conseguir el sustento diario para sobrevivir. Esa cantidad de niños, niñas y adolescentes que vemos en las calles es cada día mayor; limpiabotas, dulceros, lavadores de parabrisas, malabaristas y vendedores de todo tipo de mercancías, constituyen ya un triste espectáculo cotidiano en las calles de Cartagena.
Sin embargo, causa alarma, indignación y desasosiego, observar a muchos menores de edad que ofrecen abiertamente servicios sexuales, hasta en las afueras de un hotel, por no mencionar lugares públicos de diversión.
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Cuando hablamos de la crisis familiar como uno de los factores detonantes que más ha contribuido a incrementar la huida del hogar en búsqueda de mejores condiciones de vida del menor, no estamos afirmando que esta es la única causa dentro de un conjunto de problemas que tiene múltiples ramificaciones y variantes.
La familia no es una entidad autónoma y por fuera del contexto social donde se ubica, sino al contrario, en la familia se reproducen en mayor o menor grado los conflictos y problemas que afectan a la sociedad en su conjunto, y es uno de los signos más visibles de la crisis que aflige a un medio social determinado.
En nuestra sociedad, la familia es la unidad de parentesco y el espacio social donde se genera la especie, y para algunos es el cuerpo celular por excelencia donde se entrelazan y se encuentran lo privado y lo público, lo particular con lo general, lo individual y lo social. En su seno no sólo se agrupa personas con relaciones de parentesco, tutela, adopción o prestaciones de servicios domésticos, sino que al mismo tiempo es una entidad que cobija social, cultural, económica y afectivamente al niño.
Los psicólogos sociales están de acuerdo en el hecho, de que es precisamente en la familia donde se establecen y fortalecen las relaciones con los demás, como algo constitutivo de su ser social.
La crisis familiar en la mayoría de las veces hace que los padres piensen solo en producir para sobrevivir bien económicamente y se olvidan del valor de ser padres como tal de sus hijos, en el inculcar y brindar el respeto que se deben tener a sí mismo y a su cuerpo, para poder ser personas que generen [pic 11]cambios positivos y que no accedan a las peticiones inhumanas que cualquier persona cercana o lejana podría llegar a hacerles.
Ahora bien, la familia estructura la subjetividad de los niños y niñas, es apartir de esta construcción de identidad, que se da la posibilidad de los factores de riesgos y entre ellos esta la “vinculación al mundo de la explotación sexual como un eslabón más vulnerable.
¿Se puede concebir la explotación sexual como un producto directo de la pobreza? Traigamos a colación una ejemplificación propia del caso descrito en el periódico El Tiempo:
“Una joven de 14 años nos cuenta que en el colegio es contactada por medio telefónico por un amigo, quien le dice que luego del colegio llegue a bocagrande donde tiene una cita con un señor de 52 años de edad muy adinerado que necesita de sus servicios sexuales”.
“La joven vive en un barrio estrato 4 y aparentemente no necesita tener ningún contacto de éstos dice hacerlo porque “una de mis compañeras en el colegio lo hace y ha adquirido objetos de valor por su propia cuenta y yo deseo ser independiente”.
A través de esta representación se verifica que sí la afirmación fuera cierta, todas las familias pobres de la ciudad, se encontrarían involucradas en esta crisis crónica y permanente. Pero es tan angustioso el observar que los más acomodados económicamente también están involucrados en redes las que practican estas actividades.
La falta de contacto de los padres con los hijos, el padre que trabaja todo el [pic 12]
día y la madre ocupada en sus cosas, hace que los niños, niñas y adolescentes se sientan de alguna manera independientes y con la autoridad propia para tomar desiciones puesto que no es ejercida por “lideres” del hogar, esa libertad que aparentemente se les esta dando a los niño, niñas y adolescentes esta haciendo que cada día éstos caigan en estas actividades que los destruyen.
Hemos progresado en el hablar del problema, pero no en la aceptación de un posible caso dentro de nuestra familia. Es fácil el hablar de los demás y de sus emociones, opinamos muy bien, y hasta nos atrevemos a agregar nuestro pensar, es difícil mostrar al mundo nuestro sentir, pensar y querer, y mas cuando nos tocan seres queridos que han incurrido o los han involucrados en estas actividades siendo aún menores de edad y con un riesgo grande a ser rechazados por la sociedad.
¿Están preparados los funcionarios públicos para afrontar el problema?
Desde mi experiencia cuando realicé mis prácticas clínicas en la Comisaría de Familia, la cual hace parte de las entidades que colaboran en esta labor, logré establecer que a los funcionarios que les llegaban estos casos, no sabían que hacer, se colocaban a dialogar con ellos, hasta que terminaba todo como refutar un cuento y de soluciones nada. Cuando pertenecían a otras localidades por el sector donde vivía, las mandaban a donde les tocaba, pero sin ninguna recomendación, ni importancia en el caso. Se habla de recomendación porque estas entidades son grandes y poseen diferentes departamentos que se dedican en distintos oficios, cuando la o las victimas llegan les toca contarles su situación a todo el que se le atraviese para encontrar una orientación, hasta que estas personas decaen en su intento y deciden mejor no denunciar, quedando todo en la impunidad.
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Que triste es el presenciar de que las mismas personas encargadas de prestar los servicios para ayudar a erradicar la problemática, les falta aún sensibilizarse en el tema.
Para que no siga sucediendo, es necesario capacitar a todos ante esta problemática que nos puede llegar a tocar en cualquier momento y que seamos capaces de aportar una semillita, que si ésta es regada con esperanzas, crecerá un árbol fuerte de la prevención y todo este sufrimiento acabará.
Es importante que todos aportemos, ya que este flagelo va creciendo a pasos agigantados y se nos sale de las manos a pesar de todas las entidades que laboran para erradicarla.
“Un fantasma que ya le dio la vuelta al mundo nos ataca”, es aterrador el aumento de los casos, y lo cercano que
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