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Estrategias para control de conducta

Enviado por   •  11 de Marzo de 2018  •  2.581 Palabras (11 Páginas)  •  394 Visitas

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- LA ACTIVIDAD AUMENTA GRADUALMENTE DE ACUERDO A LA EDAD DEL ALUMNO:

- PRE-ESCOLAR: ALREDEDOR DE 15 MINUTOS AL DIA.

- PRIMARIA: DE 30 A 35 MINUTOS AL DÍA.

- SECUNDARIA DE 1 A 2 HORAL AL DÍA, SEGÚN EL GRADO.

- TAREAS SEMANALES O MENSUALES QUE S E PUEDEN REALIZAR PAULATIMENTE DE ACUERDO AL CONTENIDO Y GRADO ESCOLAR (VISITAR UN MUSEO, LEER UN LIBRO, DESARROLLAR UN PROYECTO, ETC

LA NUEVA GENERACIÓN DE PADRES DE FAMILIA

- Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.

- Y el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.

- Lo más grave es que estamos lidiando con unos niños más “igualados”, beligerantes y poderosos que nunca existieron.

- Parece que nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos.

- Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.

- Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.

- Somos los primeros padres que exigimos a los profesores que eduquen y delegamos responsabilidades de nuestros propios hijos.

- Donde los abuelos pasan a ocupar el lugar donde son padres de sus propios hijos y de sus nietos a la vez.

- Exigimos a los profesores lo que nosotros no podemos hacer por nuestros hijos, además de acusarlos y demandarlos por exigirles el respeto a las normas, a aprender a aprender, así como asumir las consecuencias de sus propios actos.

- Hemos dejado en el “pasado” los juegos que fomentaban la unión familiar, la convivencia, el respeto a las reglas; pero “promovemos” los “juguetes” tecnológicos caros donde tratamos de compensar el abandonos al que los sometemos y donde nuestros hijos interactúan solos, conocen en “línea” falsas personalidades de “amigos” que nunca han conocidos personalmente.

- En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.

- En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraba a sus padres.

- Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque pocos los respeten.

- Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, exigen el respeto a sus “derechos”, olvidando la importancia de las Obligaciones; entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además, les patrocinen lo que necesitan para tal fin.

- Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.

- Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles “muy cool” a sus hijos.

- Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.

- Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.

- Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.

- Solo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.

- Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.

Responsabilidad de los padres en el éxito escolar de sus hijos

- Los padres tienen la responsabilidad de velar por sus hijos, proporcionándoles amor, seguridad, educación, salud y

un ambiente emocional sano. Ellos lo saben, aunque en muchas ocasiones lo confundan con cuestiones económicas y en el afán de que no le falte nada al hijo, ambos padres dedican la mayor parte del tiempo al trabajo y descuidan la parte más importante, la atención que se debe dar a los hijos en calidad y en cantidad.

- Esta atención se acentúa cuando los hijos empiezan la educación básica, con todas las necesidades que trae aparejadas y que exige un gran compromiso por parte de los padres. Los niños que inician su educación escolar necesitan hacerlo con ilusión, alegría y muy motivados, por lo que difícilmente lo harán si el clima del hogar es de estrés y ansiedad tanto en horarios o tareas como en actividades de colaboración que la escuela exige a los padres.

- Los hijos precisan un entorno que apoye sus estudios en la casa y unos padres que estén dispuestos a acompañarlos en sus problemas escolares. No es ningún secreto que el éxito de los hijos en los estudios está íntimamente ligado al apoyo e interés que los padres les prestan a lo largo de su vida escolar, incluyendo la secundaria y preparatoria, que es cuando más lo necesitan.

- Existen actitudes y conductas comunes en aquellos padres cuyos hijos son exitosos en los estudios. Estas actitudes podrían agruparse en cuatro grandes ámbitos de acción: 1. En el hogar, 2. Hacia los hijos, 3. Con el maestro y 4. En la escuela.

- 1. En el hogar: Empieza con una actitud positiva de los padres hacia la educación, la escuela y el respeto a los maestros. Procuran que los hijos no falten a clases porque saben que cada día de ausencia se convertirá en una laguna que retrasará su aprendizaje. Les proporcionan el espacio y los materiales,

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