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TALLER MOTIVACIONAL “EL GUSTO POR APRENDER”

Enviado por   •  11 de Enero de 2019  •  2.502 Palabras (11 Páginas)  •  326 Visitas

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b) Motivación por mediación instrumental. El alumno capta la importancia de un aprendizaje como instrumento útil para el logro de un objetivo deseado.

f) Motivación por experiencia del éxito. Es bien conocido, que toda experiencia de éxito representa un refuerzo psicológico motivacional para proseguir la realización de una tarea. Personas celebres que han logrado algo a pesar de la adversidad

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No quieras saber cómo Tom Cabeza Vacía llegó a ser pirata. Resulta que él odiaba ir al colegio, y tener que estudiar y hacer deberes, así que cuando el famoso capitán pirata Barbadepega pasó por su ciudad buscando jóvenes marineros aspirantes a ser piratas, Tom se apuntó el primero. Y es que en el barco de Barbadepega había que dedicar todo el tiempo a buscar tesoros, y si se encontraba a alguien estudiando o leyendo se le encerraba en el cuarto de las ratas para ser devorado por ellas.

Así fue como Tom inició su vida de pirata buscatesoros. Pero era una vida difícil. Trabajaban duro limpiando y cuidando el barco y, además, los mapas que encontraban llevaban siempre a pequeños tesoros. Y después de repartirlos apenas conseguían lo suficiente para comprar un poco de comida y algo de ropa, así que eran mucho más pobres que ricos. Eso sí, Barbadepega les animaba constantemente con promesas de grandes tesoros y canciones que recordaban que en aquel barco no hacía falta leer ni estudiar.

Pero un día alguien del barco le robó a Tom la poca comida que le quedaba, y dos días después sintió tanta hambre que decidió entrar al cuarto de las ratas para comerse una. Nadie se atrevía a acercarse allí, y Tom lo hizo de noche y a escondidas. Pero, al entrar, no encontró ni una sola rata, sino un cuarto secreto, limpio y recogido, lleno de… ¡libros! Entonces oyó unas voces que se acercaban y solo pudo esconderse y escuchar…

Cuando salió del falso cuarto de las ratas Tom estaba furioso. Barbadepega y su contramaestre eran unos estafadores. Estudiaban y leían sobre antiguos y fabulosos tesoros, pero los buscaban a escondidas de todos y se los quedaban para ellos. Para sus marineros solo dejaban ridículos tesoros que ellos mismos escondían de vez en cuando. Pero no era esto lo que más enfadó a Tom: lo que de verdad lo llenó de rabia fue oír cómo Barbadepega se reía de sus incultos marineros y sus cabezas vacías, de lo fácil que era engañarles, y de lo tontos y pobres que seguirían siendo siempre por haber dejado los estudios para irse con un pirata.

Aquello espabiló a Tom que, desde ese momento, esperaba cada noche a que todos durmieran para visitar el cuarto de las ratas, donde pasaba el tiempo estudiando todo tipo de libros. Pronto se dio cuenta de que aprendiendo sobre tantas cosas se le ocurrían mejores ideas, y encontraba formas de hacer casi todo mejor y más rápido, aunque él disimulaba comportándose como el más tonto de los marineros. Y cuando, al cabo de algunos años, comprobó que ya era capaz de averiguar dónde se escondían los tesoros, incluso antes que Barbadepega, decidió abandonar el barco pirata. Justo una semana después, ocurrió lo inimaginable: por primera vez alguien se adelantó a Barbadepega, y cuando este llegó el tesoro ya no estaba. En su lugar solo encontraron una calavera hueca de sonrisa burlona, colocada sobre una montaña de libros.

Aquel se convirtió en el escudo de Tom Cabeza Vacía que, con lo que ganó con su primer tesoro, compró su propio barco y buscó su propia tripulación. Pero, al contrario de lo que hacía Barbadepega, él solo admitía gente estudiosa. Y, en lugar de engañarles, les animaba a buscar los tesoros con él, y compartía con ellos la mayor parte de lo que conseguían. El resultado fue que, entre tanta gente sabia, encontraban los tesoros mucho antes, y el malvado Barbadepega solo llegaba a tiempo de encontrar cabezas vacías y burlonas cada vez que intentaba descubrir un nuevo tesoro. Y ni sus más pegadizas canciones, ni sus más exageradas promesas, pudieron impedir que todos sus marineros le abandonaran para retomar sus estudios y tratar de conseguir una plaza de pirata sabio en el famoso barco de Tom Cabeza Vacía

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La olimpiada de video juegos mágicos

En Brujitolandia andaban muy preocupados. Los pequeños brujos y brujas estaban tan emocionados con la última ola de videojuegos, consolas y apps, que apenas atendían a sus clases de magia, y cada vez les importaban menos los conjuros y hechizos. Solo les preocupaba llegar a ser los mejores en sus juegos favoritos.

- Nadie lanza pájaros como yo -decían algunos.

- Soy el más grande jugando al fútbol - presumían otros.

Malbrujo, el director de la escuela, tuvo una idea:

- Al final del curso celebraremos las primeras Olimpiadas de Videojuegos Mágicos ¡Será un gran acontecimiento! Los alumnos podrán elegir entre hacer los exámenes o demostrar lo que saben hacer con los videojuegos.

Brujitos y brujitas se entusiasmaron ¡por fin alguien les entendía en la escuela! Por supuesto, casi todos se apuntaron a sus videojuegos favoritos y dejaron los estudios para entrenar durante semanas. Llegado el día de la inauguración de los juegos, el Estadio de los Grandes Hechizos estaba a rebosar.

- ¡Comenzaremos con el juego con más participantes apuntados: Angry Birds! ¡Venga, a lanzar pájaros!

Decenas de brujitos y brujitas gritaron de alegría, pero… allí no había ninguna pantalla, ni consola, ni smartphone. Justo cuando se preguntaban cómo jugarían, el mágico estadio se transformó.. ¡en un nivel del famoso juego! Un gran tirachinas en el centro, algunas construcciones, varios cerditos verdes y pájaros de colores volando por aquí y por allá. Todos los concursantes eran expertos en el juego y sabían que tenían que atrapar un pájaro, colocarlo en el tirachinas y lanzarlo para derribar las construcciones y aplastar a los cerditos. Pero una cosa era ser un experto en el juego, y otra cosa hacerlo de verdad: los pájaros, que sabían que serían espanzurrados contra las paredes, no se dejaban atrapar y, cuando eran lanzados desde el tirachinas, volaban hábilmente para esquivar las construcciones; los cerditos no paraban quietos, el enorme tirachinas apenas se podía apuntar, y las construcciones… bueno, digamos que caían tan fácilmente porque eran de cartón, así que daba igual

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