Transtorno conducta disocial
Enviado por Kate • 22 de Diciembre de 2018 • 9.467 Palabras (38 Páginas) • 403 Visitas
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Rey (2010) define: “Por la conducta antisocial, se puede entender como aquella que ocasiona algún tipo de daño o dolor a otras personas afectando por tanto sus derechos fundamentales produciendo dicho daño o dolor” (p.4).
1.2.2. Tipología de la conducta antisocial infantil. Una primera forma de clasificar la conducta antisocial consiste en tomar como criterio la intencionalidad, en el sentido de que la conducta en cuestión se realice con el conocimiento previo de que puede generarlo. Este criterio permite dividir la conducta antisocial en dos tipos fundamentales: La agresión y la conducta furtiva. (Rey, 2010, p.7)
Otra forma de clasificarla es juzgar la conducta en cuestión a la luz del rompimiento de alguna ley, lo cual permite dividirla en delincuente o no delincuente.
La conducta antisocial desde el punto de vista psicopatológico se considera el síntoma de una enfermedad mental y dentro del ámbito de la psiquiatría tradicional se han desarrollado dos entidades nosológicas cuyo síntoma principal es la conducta antisocial. El trastorno disocial se diagnostica en la infancia o la adolescencia y el trastorno antisocial de la personalidad a partir de los dieciocho años de edad. Ambos trastornos tienen en común la comisión reiterada de actos al margen de las normas y en contra de los derechos de los demás. (Rey, 2010, p.8)
Asimismo, la conducta disocial parte de la conducta antisocial, la cual ocasiona algún tipo de daño o dolor a otra persona y se realiza a sabiendas de las consecuencias, además es dividida en dos; conducta disocial (menores de 18 años) dentro de ésta se consideran a los niños y adolescentes, y la conducta antisocial de la personalidad (mayores de 18 años), en ésta se consideran a las personas adultas con problemas psicológicos, psicopáticos o de algún otro desorden mental.
1.3. ETIOLOGÍA DE LA CONDUCTA DISOCIAL.
Existen diversas aproximaciones para explicar las causas del trastorno disocial, muchas de ellas se han abocado a estudiar los aspectos intrínsecos de la conducta antisocial como son los factores biológicos constitucionales (genéticos, neurobiológicos y fisiológicos), otra forma de explicar este trastorno se asienta en la experiencia; es decir, en aquellos aspectos extrínsecos al individuo y que tienen que ver con las experiencias de vida, especialmente durante los primeros años del desarrollo y finalmente, también se han estudiado los aspectos socioculturales. (Kazdin y Buela, 2009, p. 197)
Asimismo, la familia tal y como señalan diferentes autores es contada como otro factor importante para el origen de la conducta antisocial en general y en las diferentes manifestaciones de este comportamiento según el sexo en particular por el ejercicio de pautas socializadoras, diferenciales en hombres y mujeres (Torrente, 2005).
De esta manera, es posible que las causas de este trastorno disocial pueden dividirse en dos; los aspectos intrínsecos que tienen que ver con lo que afecta al individuo por dentro como los factores biológicos y psicológicos, y los aspectos extrínsecos relacionados con las experiencias de vida como los factores sociales, culturales y de familia.
1.4. EPIDEMIOLOGÍA DE LA CONDUCTA DISOCIAL.
Las estimaciones de la prevalencia del trastorno disocial son del 4 al 10 por 100 de la población infantil, aunque las estadísticas no son confiables. Además, la evaluación en niños y adolescentes en el rango de 13 a 18 niños se perciben estadísticas mucho más altas. El trastorno disocial es diagnosticado mayormente en varones (6 al 16 por 100) mientras que en mujeres son menores incidentes (2 al 9 por 100) (Caballo y Simón, 2009).
“Este trastorno se presenta frecuentemente en varones quienes incurren en robos, peleas, vandalismo, problemas de disciplina escolar, fugas y consumo de tóxicos” (Solloa, 2009, p.197).
Por ende, este trastorno presenta en un aproximado de cuatro por ciento en la población infantil y en jóvenes estas estadísticas incrementan considerablemente. Además, hay una notoria prevalencia en niños sobre niñas en base a las estadísticas.
1.5. DIAGNÓSTICO DE LA CONDUCTA DISOCIAL.
Las pautas que brinda el CIE-10 (1992) para diagnosticar el trastorno disocial resulta casi idénticos a los del DSM-IV (1995, 2002) y que incluyen el comportamiento disocial que debe ser persistente en el tiempo abarcando en lo posible un mínimo de seis meses. Asimismo, constituye una violación de las normas aceptadas por la sociedad en la que vive el individuo y no es el resultado del normal desarrollo del niño el cual no debe presentarse de manera aislada sino configurar una pauta de comportamiento. Sin embargo, el CIE-10 (1992) difiere del DSM-IV (2002) en que incluye dentro de los comportamientos que podrían fundamentar el diagnóstico de este trastorno, algunas de las conductas que forman parte de otra categoría presentada por el DSM-IV (2002): El trastorno negativista desafiante, éstas conductas son las rabietas, las provocaciones, los desafíos y la desobediencia persistente. (Rey, 2010, p.11)
1.5.1. Factores para el diagnóstico del trastorno disocial. En este punto se presentarán los indicadores que nos pueden ayudar a conocer un principio de este trastorno.
- Frecuencia y cronicidad de las conductas antisociales. Si estas conductas solo se presentaran una sola vez o se han presentado en contadas ocasiones, probablemente obedecen a circunstancias temporales y no ameritan la realización de un diagnóstico como el mencionado. Sin embargo, si dichas conductas se han presentado de manera reiterada y persistente podrían representar el patrón de comportamiento propio del trastorno disocial (Hill, 2005 y Renk, 2008). El carácter repetitivo y persistente de las conductas disociales que configuran dicho desorden ha sido ampliamente respaldado por estudios longitudinales que muestran que estas conductas tienen un alto nivel de estabilidad con el tiempo (Robins, 1999; Sánchez, Jiménez e Izquierdo, 1994 y Rey, 2010).
- Gravedad de dichas conductas. Muchas conductas antisociales son lo suficientemente serias como para considerar la presencia de un patrón de comportamiento antisocial, como el desorden de conducta (Hill, 2005 y Kazdin, 1988).
- Nivel de desarrollo de dichas conductas. Como se verá más adelante, es normal que los niños y las niñas en edad preescolar muestren tasa relativamente alta de agresividad en sus juegos, las cuales disminuyen en la edad escolar cuando han desarrollado habilidades para manejar la ira y la frustración (Renk, 2008).
- Género. Los varones en comparación
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