Todos tienen cultura: ¿Quiénes pueden desarrollarla?
Enviado por Christopher • 22 de Febrero de 2018 • 2.762 Palabras (12 Páginas) • 373 Visitas
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Al hablar de la participación del gobierno en el desarrollo de la cultura estamos hablando de la democratización cultural que se refiere a las acciones formativas y facilitadoras de los Estados. Estas acciones se basan en generar el conocimiento sobre el desarrollo sustentable a través de tecnologías comunicativas y compartir ampliamente el conocimiento sobre el uso eficiente de internet.
Debemos también mencionar que la falta de estudios sobre economía de la cultura no permite construir una explicación acerca del modo en el que las diferentes industrias culturales se integran en la economía mundial.
Si quisiéramos investigar sobre la inserción de las industrias culturales de América Latina en la economía mundial, los únicos datos disponibles son que la industria editorial y la cinematográfica muestran un desempeño frustrante debido a la desregularización y el libre comercio. También hay datos de que se vendieron recursos básicos para la producción y circulación de bienes culturales y por lo tanto este proceso fue la causa de la disminución de la capacidad productiva de los países latinoamericanos editores. Sin embargo estos datos no son suficientes para armar una visión integral del proceso que ha venido ocurriendo.
Podemos decir que la liberalización del comercio cultural puede impulsar o retrasar al desarrollo de una cultura según las políticas de protección nacional. Es por eso que son necesarias políticas internacionales que protejan la propiedad intelectual y su difusión, el intercambio de bienes y controlen las tenencias oligopólicas. Una sociedad requiere de marcos normativos nacionales pero también internacionales que respondan a las necesidades de cada nación. Las políticas internacionales son necesarias ya que la demora en establecerlas coloca a los países ante el riesgo de que la decisiones de la Organización Mundial del Comercio, ilegalice los intercambios preferenciales para las naciones débiles.
Por otra parte tenemos a las nuevas conexiones informáticas, que generan una brecha entre los usuarios que pueden acceder a esos medios disipadores de mensajes y bienes y los que no. Al reducir esta brecha digital se aminoran ciertas desigualdades. Pero internet en ciertos casos puede generar un efecto homogeneizador, porque a través de él podemos acceder a toda la web y todos los contenidos, pero estos se ven controlados por las industrias culturales, esta industrialización de la cultura significa que se toma a la cultura como un producto mercantil y se la comercializa teniendo en cuenta solo los beneficios económicos que esta genera en empresas privadas. Esta consideración de los medios como industrias llevo a la construcción de una esfera pública. Lo público surgió como una defensa de la sociedad frente a las grandes empresas y sus amenazas hacia la libre comunicación entre los ciudadanos. Esto generó espacios emancipatorios, donde creció la información independiente y se limitó el poder de los grupos hegemónicos en la política y los negocios.
La promoción de una comunicación abierta como se manifiesta en internet hace pensar en otros tipos de esferas públicas. Hoy en día podemos acceder a mas relatos, música e imágenes internacionales que en cualquier otra época. Pero esta información se ve sujeta al acceso a internet que tiene cada persona, volvemos entonces a la brecha digital. Se produce cierta exclusión como resultado del poco acceso a los recursos capacitantes. Ya que los recursos capacitantes se entrelazan con los culturales, tener cultura y tener desarrollo hoy en día son actividades complementarias. Pero estos objetivos se complejizan en un mundo organizado para interconectar y excluir.
La autora Esther Raya Díez explica en “EXCLUSIÓN SOCIAL Y CIUDADANÍA: CLAROSCUROS DE UN CONCEPTO” como el concepto de exclusión social amplia al de pobreza, ya que la exclusión no solo se considera una problemática económica, sino que también se vincula con la pérdida del vínculo social. Es decir que la imposibilidad de ejercer los derechos sociales, así como el derecho al trabajo, a la educación, cultura, salud, etc. También es considerada exclusión. Siguiendo con esta idea, el artículo “De la exclusión a la ciudadanía” del Observatorio de la Exclusión Social y los Procesos de Inclusión en la Comunidad de Madrid aclara que hace falta incluir algunos conceptos a la definición de ciudadanía ya que, siendo la exclusión no solo una problemática económica sino también cultural, la definición de ciudadanía (contrario de exclusión) tendría que abarcar el acceso a las nuevas Tecnologías de Comunicación, ya que estos son elementos identitarios, culturales, medioambientales, tecnológicos y sociales y nos sitúan ante la ciudadanía universal. A través de ellos se proporcionan tres elementos integradores básicos: la identidad, la participación cívica y democrática en todas sus manifestaciones y el ejercicio de nuestros derechos y deberes en la convivencia de la comunidad.
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“Laberintos de Sentido” Diferentes, desiguales y desconectados (2004) páginas 30 a 34 -Néstor García Canclini
Hasta hace no mucho tiempo se buscaba encontrar un paradigma científico que organizara el saber sobre la cultura. Hoy en día el relativismo epistemológico (es decir que todas las definiciones son relativas, nada puede ser tomado como absoluto) y el pensamiento posmoderno han quitado fuerza a aquella preocupación por la unicidad y la universalidad del conocimiento.
Christian Giordano en “Las nociones de cultura y de derecho en antropología” expone como la noción de cultura siempre ha sido central en la evolución de la antropología. Continuamente está siendo redefinida desde diversas perspectivas y siguiendo distintos paradigmas epistemológicos. El más utilizado hoy en día es el interpretativo, que concibe a la cultura antes que nada como un sistema de representaciones colectivas y de prácticas sociales, poseedoras de un sentido propio.
Volviendo a Canclini, él hace una diferencia entre las distintas nociones que encuentra:
- La primera noción se basa en el uso cotidiano de la palabra cultura. Siguiendo este pensamiento la cultura es un cúmulo de conocimientos y aptitudes intelectuales y estéticas. Tratando de llegar a una definición la filosofía idealista hace una distinción tajante entre civilización y cultura. Esta diferenciación obtiene muchas críticas, una de ellas es que en esta noción se naturaliza que hay un conjunto de conocimientos y gustos (una cultura) que es la única que valdría la pena
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