Sensibilidad social y el desarrollo rural: La innovación como un proceso de aprendizaje social.

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El contexto tradicional de los territorios rurales se caracteriza a menudo por factores que frenan y entorpecen la aparición de innovaciones. Pese a esto, siempre acaba surgiendo una idea nueva que, tras un período más o menos largo, acaba transformándose en proyecto. Dicha idea no surge de la nada, sino que, casi siempre, es fruto de la acción de un "descubridor", de un “nuevo líder local” (individuo, grupo o institución) capaz de interpretar el contexto desde un ángulo diferente y de descubrir soluciones y nuevas perspectivas de desarrollo. En nuestro país ha habido planteamientos para poder manejar y resolver problemáticas ambientales, económicas, sociales y entre otras con el objeto de tener unión y organización para un avance de mayor grado.

Con esta nueva aclaración del contexto se toma plena conciencia del problema y, a raíz de eso, puede surgir una idea innovadora. Al principio, la idea suele surgir de una sola persona. Sólo pasa a existir realmente cuando adquiere una dimensión social porque su instigador experimenta la necesidad de compartirla y, sobre todo, de cotejarla con otros puntos de vista para comprobar su valor, enriquecerla, consolidarla y formalizarla mejor. Asimismo, la idea sólo tiene sentido si la comparten, al menos, las personas que participan en su realización. Es necesario el desarrollo del conocimiento humano ya que ahí nacen las acciones para poner en marcha, se puede ver también una continua expansión d proyectos en los diferentes sectores como: educación, investigación, cultura y comunicación.

Por consiguiente, el nacimiento de la idea no es algo fijo y definitivo para siempre, sino que se trata de un proceso de ampliación progresivo. Un grupo de personas y/o instituciones comparten la idea y, al ir ampliándose, van enriqueciendo la idea, dándole forma y crédito. Por lo tanto, el nacimiento de la idea y la formación del grupo de iniciadores son fenómenos intrínsecamente relacionados, Ecuador posee personas con capacidad y fuerza para poder innovar, crear y fomentar ideas de mejora para ayudar a que el país tenga una mejor calidad de vida y avances mayoritarios.

La innovación requiere también procesos colectivos de aprendizaje en distintos ámbitos (tecnológico, de gestión, de comercialización, de negociación, etc.). Estos procesos de aprendizaje a los cuales se pueden fijar y sistematizar progresivamente nuevos conocimientos es necesarios a lo largo de las diferentes fases de la innovación, la aclaración del contexto a la perduración del proyecto.

Ecuador requiere de más planes de innovación con gente que tenga ideas a gran escala para que se siga logrando los objetivos planteados actualmente y que se lleve a cabo de una manera íntegra y satisfactoria para tener ogros exitosos y sentirnos como ciudadanos grandes alcanzadores del desarrollo moderno, y que generaciones actuales y futuras puedan aprender y continuar con la ardua labor de fomentar, crear y generar planes y proyectos que conlleven únicamente a la mejora, cambio y desarrollo en todas las áreas posibles del país, siempre encaminados a vernos como eficientes y eficaces para realizar cambios a gran escala.