Historia de la literatura Venezolana
Enviado por Helena • 20 de Noviembre de 2018 • 5.312 Palabras (22 Páginas) • 437 Visitas
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Las literaturas indígenas son:
- Originalmente orales, es decir, tienen su desenvolvimiento histórico enraizado en el uso hablado y relativamente espontáneo del lenguaje, el cual ha conducido en numerosos casos al hallazgo de creaciones verbales de alto nivel estético aun para otros contextos culturales.
- Fundamentalmente colectivas, en el sentido de que las creaciones se van acumulando a través de las generaciones y los textos –intangibles y hasta variables– en estas sociedades son compartidos por numerosos individuos, ya que las palabras no tienen dueño. Tal vez excepcionalmente pero en no pocos casos, nos encontramos con textos orales perpetuados en el tiempo de forma casi inalterada, particularmente en los cantos shamánicos y otras formas con fuerte soporte rítmico-musical. Es bien conocida, por ejemplo, la rigidez inmutable de las literaturas orales polinesias, que pudieran hasta llamarse de escritura oral encapsulada. Todo ello no descarta que algunos narradores y artistas posean facultades superiores a las del promedio de los miembros de la etnia. Entre ellos surgen algunos que hoy por hoy recurren al lenguaje escrito, bien sea en lenguas nativas o europeas, aunque personalmente preferimos la primera opción.
- Íntimamente insertas en la totalidad inextricable de cada cultura específica. Esto equivale a afirmar que no es fácil deslindar en estas sociedades un campo literario específico, si bien según numerosos teóricos, tampoco se logra a cabalidad en las llamadas sociedades occidentales. En todo caso el concepto de literaturas indígenas responde a la formulación legítima de constructos metodológicos, sin los cuales el estudio de las especificidades sería imposible ya que nadie abarca totalidades indivisas.
El mito constituye uno de los géneros más conocidos dentro del universo literario aborigen, dada la importancia ancestral del contenido de estas narraciones que cumplen funciones muy determinadas en las comunidades indígenas. Sería, sin embargo, un error suponer que la mitología es el compendio genérico de estas literaturas o siquiera su manifestación principal como tantos pretenden. Criticamos especialmente cierta postura apriorística que convierte en equivalentes los conceptos de mitología y literatura oral originaria. Los mitos, no obstante, marcan los parámetros configurativos de toda sociedad, incluida la occidental: por ejemplo, el mito de la democracia popular perfecta y equitativa. En este sentido, los mitos asumen un valor cosmogónico a la vez que generador de otros tipos de discursos. Se recrean una y otra vez en el transcurrir del tiempo histórico estando siempre por encima de racionalidad instrumental, tan cara para los positivismos occidentales de toda laya. El discurso mítico es también responsable de marcar simbólicamente las relaciones entre las distintas clases de seres que pueblan el universo, de sintetizar a través de categorías lingüísticas y etnoculturales el origen de las especies y sus transformaciones, incluyendo a las sociedades humanas y a los individuos que las constituyen. También establecen relaciones significativas entre todos estos entes y las distintas categorías que conforman lo sobrenatural según cada cultura. El mito demanda un enfoque amplio por su universalidad ilimitada, por cuanto abarca una dimensión cósmica y otra ecológica. Esta última garantiza a su vez las complejas conexiones que unen a los pueblos indígenas con la naturaleza, a la que los liga una reciprocidad horizontal nada retórica. De esta manera, las sociedades indígenas son verdaderos modelos en sí, no yuxtaposiciones asimétricas que requieren de la imposición de algún modelo ajeno a su esencia.
En general, las literaturas indígenas del continente se asemejan en aspectos tales como el tratamiento del tiempo, la transformación de las especies –ocurre en casi todos los mitos–, la presencia del narrador involucrado con sus orígenes y de actores reales en episodios fuera de lo real, la fluidez de conciencia, variadas referencias implícitas, a menudo momentáneas, y no se descarta a veces una arbitrariedad buscada deliberadamente por el narrador que requiere de orígenes y desarrollos múltiples, entre otros. Por medio de la creatividad verbal de los pueblos indígenas tenemos nociones de su pensamiento y sabiduría ancestrales, de extremada complejidad. Los pueblos indígenas se caracterizan por tener cada uno su perfil específico, una historia milenaria, un conjunto riquísimo de culturas y lenguas distintivas con sus identidades irreductibles.
Son los idiomas los que generan las literaturas. Es la palabra la que engendra el mundo y toda la diversidad que en él existe. Podemos afirmar que dentro de las sociedades indígenas se distinguen los niveles de tradición y aculturación, ya que en todas no se da el proceso de incidencia de la cultura dominante con la misma intensidad. Por tanto, distinguiremos comunidades o etnias: a) tradicionales, donde la oralidad está viva en todas sus manifestaciones incluyendo las míticas. Hay narradores semi-especializados –generalmente ancianos y ancianas- que enseñan a los jóvenes, cuentan y vuelven a contar los mitos y cuentos viejos y nuevos; b) semitradicionales, cuando los mitos antiguos se transmiten, pero hay pocos narradores y cierta brecha generacional. Estas comunidades son actualmente más numerosas que las primeras, y lo dicho ocurre en casi todas las etnias. Sin embargo, como las raíces están intactas, el idioma está vivo, es relativamente fácil hacer un trabajo de revitalización cultural con la comunidad para obtener una situación comparable a la del tipo “a”. Suscitar el interés de la juventud por lo que cuentan los mayores es importante como también es impostergable el trabajo de recopilación, reconstrucción, escritura compensatoria -para cubrir lagunas- a fin de homologar un poco los conocimientos de la comunidad acerca de sus propios valores y particularidades; c) aculturadas son aquellas cuya oralidad antigua tiene una existencia más bien residual. Las versiones míticas son más rígidas y simplificadas que en otras comunidades y la gente casi no practica su idioma.
Es necesario reiterar la necesidad de seguir investigando y utilizar las nuevas tecnologías electrónicas y computarizadas para la recolección y el análisis de nuevos textos emergentes además de los mitos, cuentos, leyendas cantos (ceremoniales), testimonios (tan literarios como los cuentos), biografías, textos etnocientíficos y etnofilosóficos, y muchos otros aún de difícil clasificación, todos los cuales constituyen parte de ese magnífico y creciente legado que bien merece perpetuarse para el conocimiento y disfrute de las nuevas generaciones.
Subsisten en el país algo más de
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