Historia Social y Cultural de la Literatura I

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Otro juego era el de ser visitado por otro Asterión. Esto no suena tan fuera de norma si no prestamos atención a que, como él, no había otro en la faz de la tierra. Es extraño ver el planteamiento de Borges en donde ser único y sin precedentes tiene su contra más grande que es, tristemente, ser único y sin precedentes. Nadie es a su semejanza. Tanto que tiene que ceder a la soledad e inventarse a ese otro yo. No es el minotauro presentado en el mito ni por asomo. Pero cómo lo vamos a ver de esta manera si nunca tuvo voz, o peor aún, si la voz del mito le pertenece a Teseo (los atenienses). Al final del cuento podemos ver cómo cambia la narración hacia el lado de quién va a “borrar con goma” todo rastro de un Asterión borgeano.

Tanto ha cambiado en el cuento la forma en que se ve a este particular actor de la mitología griega que, si hablamos de la ficción que conlleva una historia, se puede decir que, Asterión, estaría aprovechando -no de manera intencional- esta oportunidad que se le da como la voz parlante del discurso que lleva adelante la narración para defenderse y emparejar la balanza de una manera exquisita. Teseo no tiene la culpa de reivindicar la figura del monstruo que atormentaba a los habitantes de sus alrededores, lo que puede parecer oportunismo para el lector de este cuento, no dejó de ser la culminación de una travesía heroica para el héroe. Él estaba para terminar con el horror que infundía la fiera, y lo hizo sin preguntarse ni preguntar. Pensaremos qué versión oportunista la de Teseo en La casa de Asterión, qué versión monstruosa es la del minotauro en el mito. Pero horrorosa es la versión que no deja un villano y no nos da un héroe. Qué escollo en la memoria debe ser una historia sin una balanza para inclinar y qué perturbador debe ser darnos cuenta que nunca estamos del lado de la verdad, estamos de un lado, o del otro, o del otro, o del otro…

Los hechos se cuestionan, están para eso. Y defensor o verdugo siempre escogemos el lugar para ver la realidad.

Borges y los puntos de vista

Parece contradictorio ver cualquier texto de Borges como sui generis después de que este declarara que para él no hay originalidad en la literatura; después de ver en sus textos cómo él mismo es una serie de reescrituras que a partir de ciertas combinaciones, exclusiones y algunas que otras añadiduras se vuelca en papel, pero ni el mismo puede escapar a su genio. Ya decía Picasso que “los buenos artistas copian, los grandes roban”, a eso, hay que agregarle “…y Borges transcribe y se adueña”. Borges es el re escritor por excelencia, que no hace más que poner en práctica lo que más adelante Genette haría teoría. Borges es único, sus textos lo son…

Él es sus propios puntos de vista.

CHESTERTON, Gilbert Keith, "George Frederick Watts, by Chesterton". Chicago, New York: Rand McNally, 1904. https://archive.org/details/gfwattschesterto00chesiala>>