Tomás Morales "la Gran Canaria"

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Por otro lado, existe un predominio del uso del tiempo verbal del presente del modo indicativo (“ofrece”; “ennoblece”; “domina”, “traduce”, “es”) con el propósito de ofrecernos una imagen de actualidad de la situación de la calle de Triana. Otras figuras que emplea son la antítesis, mediante la que se ponen en relación términos opuestos para generar la idea de contraste (“se hacen y se deshacen”) o la elipsis, a través de la que se elide, con el fin de evitar el recargamiento en el poema, un sintagma ya empleado anteriormente (“y se hacen y [se] deshacen”).

En el plano semántico se ha utilizado la metáfora, a partir de la cual identifica y transpone un significado que posee un objeto o ente a otro, puesto que lo poseen en común (la calle de Triana se identifica con “arteria aorta”, por ejemplo) y la personificación, con la que se atribuyen cualidades humanas a un objeto inanimado (“los toldos de lona proyectado sombra amigable”; “Y al alma, que es, al fin, manda y discreta”; “ebria de potestad (…) la ciudad (…) se entrega”) y a través de la que Tomás Morales consigue dotar a la calle de Triana de una vida particular, humanizándola.

Finalmente, cabe destacar el empleo de la ironía para dotar al poema de un tono satírico en las últimas cuatro estrofas, mediante las que nos quiere transmitir cómo Gran Canaria ha puesto al servicio sus espacios por y para el beneficio de la potencia británica, que quiere extraer intereses favorables de la mayor calle comercial de la isla (“Gran Canary… La gente ya comprende; / y, bajo un cielo azul y nacional, / Jon Bull (…) extiende / su colonización extraoficial”).

En conclusión, tras la lectura y análisis del poema de La calle de Triana, el lector puede fabricarse una imagen diáfana de la actividad que se desarrollaba en Las Palmas de Gran Canaria de entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Tomás Morales logra conducirnos por el ambiente comercial ferviente y trepidante, así como hacernos una idea acerca de la evidente presencia inglesa en este ámbito de negocios.

De hecho, este poema resulta sumamente interesante para realizar una comparación reflexiva entre la imagen que se proyecta de la capital en su poema y en la actualidad. Y es que, si bien es cierto que Las Palmas de Gran Canaria continua siendo un foco de apertura y confluencia de nacionalidades muy diversas, no está dominada por la presencia de una única, como nos muestra el poeta en la calle de Triana, sino que la diversidad étnica la convierte en un núcleo poblacional muy internacional, en la que todos los ciudadanos se nutren en un intercambio sociocultural.

Además, Tomás Morales nos enseña una Gran Canaria incluso con cierto aire colonial, donde parece que estaba al servicio de la explotación extranjera, mientras que actualmente ya está consolidada en su categoría de Comunidad Autónoma, y, aunque en ciertos aspectos es dependiente, tiene el derecho de propiciar un crecimiento económico para sí misma. Y, a pesar de que es cierto que la principal fuente de ingresos la reporta el turismo, la isla ha tratado de preservar su idiosincrasia, todo aquello que la hace tan particular y a la vez tan propicia para que se dé este ambiente intercultural.

Patricia Domínguez Benítez