Basado en la lectura del discurso de Patricio Carpio Benalcázar, Coordinador de Relaciones Internacionales, Asamblea Nacional Constituyente, a propósito del la Nueva Constitución Ecuaroriana. Discurso en La Habana, 2008.
Enviado por Ensa05 • 3 de Enero de 2018 • 1.271 Palabras (6 Páginas) • 627 Visitas
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Tener una conciencia apropiada como gestores del desarrollo en nuestras naciones latinoamericanas (y particularmente en México), debería sostener una acción decidida en la búsquedas de “alternativas del desarrollo” es decir, construir un nuevo pensamiento equilibrado, equitativo y universal, incluyente por su naturaleza integradora de la mayor cantidad posible de ideas y nociones de bienestar, que recupere el sentido de la vida desde la diversidad de opciones de pueblos y culturas locales que hemos sido impulsados a la autodepredación, justamente en nombre de ese desarrollo impuesto por la hiperestructura financiera y política, y que no tenemos posibilidad alguna de salir de nuestra calidad de “subdesarrollados”, por lo menos no de manera generalizada y “nacional” y quedamos varados en una infructuosa lucha por el desarrollo y el progreso, prendados de un sistema global que parece estructurado maquinalmente para imperdírnoslo.
“Finalmente, uno de los componentes vitales de estas nuevas propuestas está en la recuperación y valoración del sentido de la vida de pueblos y culturas originarias, cuyo fundamento es el reconocimiento de sí mismos en función de encontrar la continuidad histórica de la identidad necesaria pues «La comprensión de lo que somos conlleva el entendimiento de lo que queremos, de ahí que los conceptos de bienestar o pobreza deben ser contextualizados dentro de las propias identidades culturales […] Sobre la base del reconocimiento y la diferenciación es entonces posible inaugurar un proceso de concertación intercultural (unidad en la diversidad), aceptando al otro, como interlocutor válido sin mediación de juicios de valor. […] Para los pueblos de origen maya en Chiapas la búsqueda del lekil kuxljal y la lekilaltik, además de implicar múltiples dimensiones de la vida familiar y comunitaria (materiales, simbólicas y espirituales), no puede desligarse de la lucha por alcanzar una sociedad de paz, pero no la paz como simple ausencia de guerra, sino aquella paz con justicia y dignidad en la que tanto han insistido los pueblos mayas zapatistas que dieron a conocer su lucha el primero de enero de 1994
El objetivo, aquí, es propiciar el buen vivir o el bienestar de la población local, con énfasis en la igualdad de oportunidades para los más pobres, fomentando actividades económicas que apunten hacia ese objetivo y con políticas claramente subordinadas a los requerimientos sociales, culturales y ambientales a fin de desestructurar el tradicional esquema económico; el buen vivir consiste en buscar y crear las condiciones materiales y espirituales para construir y mantener la vida armónica con la naturaleza. Contiene una diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el estado de bienestar, como son el conocimiento, los códigos de conducta ética y espiritual en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros, aunados a una actividad productiva y económica apropiada a estos conceptos, escalada desde el micro entorno de la comunidad y gradual en su crecimiento universals”
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