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Biografía escolar.

Enviado por   •  15 de Abril de 2018  •  2.382 Palabras (10 Páginas)  •  829 Visitas

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Terminé recibiéndome de Técnico electrónico aunque terminó no gustándome la especialidad pero el análisis matemático, algebra, física, química y las materias afines me ayudaron a ser una persona mucho más práctica. Cuando ingresé unos años después a la Universidad de Buenos Aires en la Carrera Licenciatura en Ciencia de la Educación en donde aprobé el Ciclo Básico Común me costó un poco adaptarme a la vasta lectura. La formación técnica fue de gran ayuda pero tenía que aprender en esta nueva etapa. Los estudios bíblicos previos me ayudaron a adaptarme más rápido.

El nivel secundario es muy diferente al primario, es sabido. Yo no esperaba que me alentaran como lo hacían las ¨seño¨ de la primaria. Sabía que tenía que tenía que superar mi problema pero me costaba bastante. Comencé a observar a mis compañeros y veía que a medida que pasaban los años algunos permanecían firmes en su deseo que graduarse y que vivían situaciones típicas de la edad. Pero había otros que sus cambios no reflejaban crecimiento sino lo contrario. Vicios como droga y alcohol que para la década del 90 no era inexistente pero no era tan común como ahora. Eso me hacía sentir mal. Mi relación con mis compañeros era buena. Era un alumno promedio, no sobresalía en nada a diferencia de la primaria.

Cuento todo esto porque de la misma manera que miraba como nosotros cambiábamos, para bien o para mal, los profesores estaban ausentes. Fui muy marcado por eso. No recuerdo a ningún profesor que haya demostrado interés alguno en las vidas de sus alumnos. No lo digo con rencor porque también se que su tarea era la de enseñarnos la materia específica para la cual se habían preparado. Pero sigo preguntándome que diferente hubiese sido si en la secundaria se ¨hubieran relacionado mas con nosotros en lo personal¨. Algunos profesores mostraban su resentimiento y frustración en el trato profesor –alumno. Con el tiempo descubrí el por qué. Muchos eran profesionales en distintas áreas pero la caótica situación económica de la época hizo que muchos se volcaran a la enseñanza para ¨ganarse el pan¨ pero se veía en ellos una nula vocación docente.

Vivíamos en una época particular. Salíamos de la hiperinflación de la presidencia de Raúl Alfonsín donde todavía estábamos aprendiendo a ser un país democrático y entrando en la presidencia de Carlos Menem, este tiempo en donde el neoliberalismo estaba marcando no sólo la economía sino el pensamiento y conducta de todos los argentinos. La búsqueda desesperada del bienestar personal creo que favoreció a una era de relaciones personales distantes.

La relación con mis padres y hermanas era muy buena. Éramos una familia unida con las situaciones normales que cualquiera podría tener. Mi timidez no me permitía abrirme mucho con ellos. Pero aún así el amor y el apoyo ellos en cada etapa mi vida me marcaron de tal manera que gracias a eso pude establecer una familia estable, que con la ayuda de Dios, se mantiene hasta hoy.

Fuera del colegio asistía a una iglesia evangélica en donde recibí contención y donde aprendí muchísimo sobre la importancia de ¨ayudarnos y apoyarnos mutuamente¨ obviamente creyendo que Dios nos ayuda en cada momento de nuestras vidas.

Aprendí a escuchar a la gente. No tenía problemas en estar mucho tiempo sin decir una palabra, sólo escuchar. Y lo más gracioso es que varias veces luego que las personas se ¨descargaran¨ durante un buen tiempo, me decían gracias por ayudarme!¨. Yo no había dicho una sola palabra.

Elegí Ciencias de la Educación porque quiero enriquecer mi labor pastoral y como profesor de Teología. Pero también, y en la misma medida, porque me gustaría ¨marcar positivamente¨ la vida de alumnos de secundaria sabiendo fehacientemente que lo que uno ha vivido tiene que servir como escalón para su propio crecimiento pero también para comprender y ayudar a otros que pudieran estar pasando por lo que uno pasó.

Con respecto a la frase ¨APRENDER A SER PROFESORES COMENZÓ EL DÍA EN QUE PISAMOS LA ESCUELA POR PRIMERA VEZ¨ lo que puedo decir es que es totalmente cierto. El bagaje de conocimiento y vivencias en toda nuestra etapa de formación marca la calidad de profesionalismo y humanidad que vamos a tener en nuestra etapa de docencia. Lo importante creo es no debemos olvidarnos de donde salimos y que a pesar que la escuela pudiera ser diferente a lo que era en nuestra época (sobre todo pensando en los que somos más grandes) y la época en donde vivimos también lo es, el ser humano es igual en esencia; necesita las mismas cosas.

Escuela Tradicional

En mi paso por el nivel primario he tenido distintas vivencias que tienen que ver con el modelo de Escuela Tradicional. El que más recuerdo era la falta de relación afectiva con varias de mis maestras.

Es cierto que había un trato cordial y he tenido maestras a las que recuerdo con mucho cariño por lo que han aportado en mi vida, pero debo reconocer que siempre había un límite donde los alumnos no podíamos pasar salvo que la maestra diera el lugar. Con mis compañeros, que a la vez eran vecinos, teníamos cosas en común; en cambio, con las maestras a pesar de pertenecer al mismo barrio no existía un lazo afectivo. Lo interesante de esto era que a todos nos parecía algo lógico y normal: los maestros eran inalcanzables.

Otra vivencia que tiene que ver con la transmisión de contenidos. Lo que servía, y lo que se reconocía como forma válida de transmisión de saberes, era un maestro que desde el frente nos dijera todo lo que teníamos que saber. Mi maestra de séptimo se preocupó por darnos saberes correspondientes a la secundaria pero jamás nos lo dijo. Teníamos que aprender y punto. Aprendíamos pero no sabíamos exactamente para qué nos servía el conocimiento adquirido.

Recuerdo que cuando formábamos, al entrar o al salir, siempre había que tomar distancia con el brazo para no estar pegados. Entrar al aula en forma desordenada, correr en el patio, no estar sentado derecho y mirando al frente u olvidarnos de llevar algún cuaderno, tenían diferentes formas de disciplinas: nota en el cuaderno, citación del padre o madre, ir a dirección, estar en penitencia, sentarse al lado de la maestra y, en algunos casos, tirón de orejas de parte de cualquier docente.

No era muy común algún aprendizaje por medio de juegos. Todo era a través del libro de texto establecido o por medio de la maestra.

En el nivel secundario lo que recuerdo era la costumbre de la mayoría de los profesores de preocuparse exclusivamente por transmitir el conocimiento específico de la materia

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