ENFERMEDADES DE LOS LEUCOCITOS, GANGLIOS LINFÁTICOS, BAZO Y TIMO
Enviado por Sandra75 • 3 de Diciembre de 2018 • 1.208 Palabras (5 Páginas) • 364 Visitas
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Las infecciones a menudo son fulminantes; a los pacientes neutropénicos se les trata por tanto con antibióticos de amplio espectro ante el primer signo de infección. El tratamiento con el factor estimulante de colonias de granulocitos reduce la duración y la intensidad de la cifra baja de neutrófilos causada por los fármacos antineoplásicos.
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PROLIFERACIONES REACTIVAS (INFLAMATORIAS) DE LOS LEUCOCITOS Y LOS GANGLIOS LINFÁTICOS
Leucocitosis
La leucocitosis aparece con frecuencia en diversos estados inflamatorios. El número de leucocitos periféricos depende del tamaño de la reserva de precursores en la médula, circulantes y tejidos periféricos, de la velocidad de liberación de precursores, de la proporción de células adheridas a la pared celular y de la velocidad de la extravasación a los tejidos. La infección es la principal fuerza impulsora de la leucocitosis; las citocinas inflamatorias no solo aumentan la salida desde la médula, sino que también incrementan la proliferación y diferenciación de los precursores comprometidos. Los factores de crecimiento pueden estimular de modo preferente líneas concretas o promover de un modo más amplio la proliferación de varias líneas diferentes de leucocitos:
• La leucocitosis polimorfonuclear acompaña a la inflamación aguda asociada a la infección o la necrosis tisular. La sepsis o los trastornos inflamatorios graves dan lugar a neutrófilos con granulaciones tóxicas (gránulos citoplásmicos toscos y oscuros) y/o cuerpos de Döhle (retículo endoplásmico dilatado de color azul cielo).
• La leucocitosis eosinófila (eosinofilia) puede aparecer en los trastornos alérgicos, las infestaciones parasitarias, las reacciones farmacológicas, los linfomas y algunas vasculitis.
• La leucocitosis basófila (basofilia) es rara; indica una enfermedad mieloproliferativa subyacente (p. ej., leucemia mieloide crónica).
• La monocitosis aparece en las infecciones crónicas (p. ej., tuberculosis, endocarditis bacteriana y paludismo), en las enfermedades vasculares del colágeno (p. ej., lupus eritematoso sistémico) y en las intestinales inflamatorias (p. ej., colitis ulcerosa).
• La linfocitosis acompaña a la monocitosis en muchos trastornos asociados a un estímulo inmunológico crónico (p. ej., tuberculosis, brucelosis), infecciones víricas (p. ej., hepatitis A, citomegalovirus, virus de Epstein- Barr) y las infecciones por Bordetella pertussis.
En las infecciones víricas agudas de la lactancia pueden aparecer linfocitos atípicos en la sangre o la médula ósea y simular una neoplasia linfática. En otras ocasiones, en particular en las infecciones graves, pueden aparecer abundantes granulocitos inmaduros en la sangre y simular una leucemia mielógena, lo que se llama reacción leucemoide.
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Linfadenitis
La activación de las células inmunitarias residentes en los ganglios linfáticos y en el bazo da lugar a cambios morfológicos en la arquitectura linfática. Tras un estímulo antigénico, los folículos primarios aumentan de tamaño y se transforman en folículos secundarios con centros germinales, estructuras muy dinámicas en las que los linfocitos B adquieren la capacidad de producir anticuerpos con alta afinidad antigénica; los linfocitos T paracorticales también pueden ser hiperplásicos.
Linfadenitis aguda inespecífica
Las linfadenitis agudas inespecíficas pueden ser localizadas o sistémicas.
• La forma localizada se debe habitualmente a un drenaje microbiológico directo, sobre todo en la zona cervical y asociada a infecciones dentales o amigdalinas.
• La forma sistémica se asocia a bacteriemia e infecciones víricas, en particular en los niños.
Los ganglios linfáticos afectados son grandes, dolorosos y fluctuantes, con formación de abscesos extensos. Histológicamente, se observan centros germinales grandes con numerosas figuras mitóticas. Con microorganismos piogénicos aparece un infiltrado neutrofílico y los centros foliculares pueden sufrir necrosis. La piel situada por encima está con frecuencia enrojecida; la penetración de la infección en la superficie cutánea produce senos de drenaje. Con el control de la infección, los ganglios linfáticos pueden recuperar su aspecto normal, pero la cicatrización es frecuente después de reacciones supurativas.
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