Empezamos la multiplicación como si estuviésemos en la escuela: formando dos filas
Enviado por Mikki • 6 de Noviembre de 2018 • 844 Palabras (4 Páginas) • 312 Visitas
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¿Y si mejor personificamos cosas? Vemos a los artefactos de la casa reprocharle la actitud que tiene el humano hacia ellos y hacia sí mismo.
Actitud desplazada a la siguiente escena donde lo siniestro se encuentra con lo lúdico y se produce lo nuevo. Se tiene por un lado el público acallando sus voces con música a volúmenes muy lejos de lo sano, apagando temores con sustancias y al lado, tendido como un saco de maíz, un cuerpo de un chico, que se calló y se apagó.
Y los medios desinforman. Encuadrando el relato según sus fines. Mediocridad e hipocresía.
Como la siguiente escena titulada “La sociedad hipócrita”, que bien podría titular la anterior. Y por qué no varias más. En esta, siguiendo el hilo de la hipocresía se puede ver asomando cierta feminidad frustrada por la preferencia del padre sobre el hijo varón. Desencadenada en escenas silenciosas sobre feminismo y violencia de género.
Todo llega a su punto máximo de intensidad cuando en la anteúltima escena aparecen dos cuerpos, sufrientes, atravesando como si fuese un campo minado. Cada paso que dan es una decisión de vida o muerte. La intensidad se nota que es de todos. Caminan. BUM. Explota, van rápido hacia el otro lado. BUM, BUM, BUM! Agonizando, se miran. Mirada esperanzadora que rearma los cuerpos. Los reubica y empuja. “Somos libres” dicen, redescubriendo el poder de la decisión.
La escena, siguiente y última, es reflejo directo de todo lo acontecido. Se ubica en la cotidianeidad del colectivo. Se desplaza la mirada. Esta vez entre un chico y una chica que empiezan a sentir. Se ven y sienten. Eso es puro. Concluye la escena con el chico siguiendo su camino, y ella el suyo, dándonos una cachetada a los presentes en la multiplicación que significa: ¿Y ahora qué decisión tomarías?
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