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Enfermedades prionicas neurodegenerativas

Enviado por   •  1 de Noviembre de 2017  •  4.570 Palabras (19 Páginas)  •  302 Visitas

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El concepto de que un agente infeccioso podría consistir solamente en proteínas sin ningún material génico fue propuesto inicialmente por Griffith. Este autor observó que el agente infeccioso desconocido mostraba una resistencia inusual a la radiación ultravioleta, las altas temperaturas, y varios agentes químicos agresivos, lo que sugería la ausencia de ácidos nucleicos. En 1982, Prusiner purificó y caracterizo la PrPSc, una proteína que solo podría encontrarse en ovejas con scrapie. Haciendo alusión a la palabra virión, denominó a esta proteína infecciosa “prión”, una palabra combinada que fusiona la expresión “Proteinaceous infectious particle” (partícula infecciosa proteinácea) con la terminación “on” de virión[6], y la definió como una pequeña partícula infecciosa proteinácea resistente a la inactivación por la mayoría de los procedimientos que modifican los ácidos nucleicos. Neurodegeneración (2ed.). (2012). España: Panamericana.

Con toda la controversia generada en torno al concepto del prión, la hipótesis de Prusiner fue clasificada como no plausible, por lo tanto fue sometida a un intenso análisis experimental, en consecuencia la proteína priónica se convirtió en una de las proteínas más estudiadas.

La PrPC es codificada en el hombre por un gen situado en el brazo corto del cromosoma 20, y tiene una masa molecular de 33 a 35kD[7]. Ambas proteínas, la PrP normal y la PrP infecciosa, presentan la misma secuencia de aminoácidos, y se unen a antisueros contra PrP. Estructuralmente, las cadenas polipeptídicas de la PrPC y de la PrPSC son idénticas en su composición, pero se difieren en su estructura tridimensional (conformación). La PrPC es rica en hélices α (formaciones de aminoácidos de tipo espiral y prácticamente esta desprovista de láminas β (hebras aplanadas de aminoácidos). La conversión de PrPC en PrPSC implica el desplegamiento de las hélices α y su replegamiento en láminas β, lo que apoya a la hipótesis del origen patológico en el incorrecto replegamiento de la proteína priónica celular (PrPC). Por otro lado, estudios metabólicos con marcadores radioactivos en cultivos celulares demuestran que la PrPC se sintetiza y degrada rápidamente, con una vida media de 3 a 6 horas, mientras que la PrPSC se sintetiza lentamente a través de un proceso postranslacional[8], observaciones que refuerza los hallazgos de estudios anteriores que mostraban que la PrPSC se acumulaba en el cerebro de las ovejas infectadas con Scrapie. De esta manera, el cambio conformacional parece ser el evento fundamental responsable de la propagación de los priones y de la patogénesis de la Neurodegeneración.

No obstante, la isoforma normal es soluble en detergentes, y sensible a la proteinasa K. En cambio, la isoforma anómala o infecciosa es insoluble y la proteinasa K solo dirige unos 67 aminoácidos a partir del extremo aminoterminal, convirtiéndola en una proteína de 27 a 30 kD en el hámster y de 20 a 30 kD en otras especies. Esta forma, además, puede agregarse y formar amiloides[9].

Las dos isoformas están glucosiladas y poseen un residuo fosfatidilinositol[10] glucosilado. La PrPC parece estar asociada a la membrana plasmática de la célula a través de ese residuo fosfatidilinositol glucosilado. Aunque no se conoce con certeza el mecanismo exacto del proceso, diferentes estudios sugieren que la acumulación intracelular de la PrPSC induce la vacuolización de las neuronas, ocasionando la muerte neuronal (apoptosis), y que la coalescencia[11] de las vacuolas es lo que origina los característicos cambios espongiformes. Hinajeros, A. (2002). Enfermedades por priones (1ed.). España: Ars medica.

Anatomía y fisiopatología de las enfermedades producidas por priones

La causa mejor conocida y también la más amenazante de las enfermedades producidas por priones es la transmisión entre humanos, o incluso, entre animales y humanos. Las principales características anatomopatológicas de las encefalopatías espongiformes transmisibles halladas en el sistema nervioso central son: espongiosis extensa, astrogliosis, pérdida de neuronas y depósito de placas amiloides o agregados amorfos de PrP22.

En la mayoría de los casos de infecciones priónicas en seres humanos y animales, el punto de entrada está fuera del sistema nervioso, que por lo regular se encuentra en el sistema nervioso periférico y llega hasta el sistema nervioso central por medio del sistema inmunitario, este proceso se denomina como neuroinvasión. Algunos experimentos realizados durante las dos últimas décadas han demostrado que los órganos del sistema inmunitario periférico son indispensables para la replicación extraneural de los priones y la posterior propagación del agente infeccioso hacia SNC. También parece haber una interrelación de citosinas y quimiocinas[12] que dota a las células diana[13] con la competencia necesaria para la replicación de los priones. Neurodegeneración (2ed.). (2012). España: Panamericana.

Kuru

El término Kuru significa en lengua aborigen “temblor, con fiebre y frío”. Fue inicialmente descrita en la tribu Papúa de Nueva Guinea y aparecía después de la ingestión de tejidos cerebrales de personas fallecidas con la finalidad de adquirir su sabiduría. Rubio, T. (2009). Enfermedades priónicas. Medisan, 13(1), 6.

Dicha enfermedad estuvo directamente relacionada con el canibalismo o antropofagia que era presente en distintas tribus de Nueva Guinea hace poco más de 50 años, sin embargo, cabe resaltar que la enfermedad se presentó principalmente en la región de Papúa, específicamente en los individuos pertenecientes a la tribu Fore. Debido a su inusual forma de adquisición, que consistía en comer en crudo tejido encefálico del difunto, y al impacto que la enfermedad causo en la región, el gobierno australiano tomo medidas preventivas y prohibió por completo la práctica ritual, disminuyendo así el número de casos.

En un principio, Un científico norteamericano, Daniel Carlton Gajdusek fue a Nueva Guinea a estudiar la enfermedad que los aborígenes llamaban “Kuru”. Esta creía que el kuru se transmitía del cerebro del difunto a la persona o personas vivientes por medio de uno de esos virus que tardan muchos años en manifestar síntomas. Hoy por hoy, muchos científicos no comparten esa hipótesis, sino que más bien piensan que el kuru se debe a una proteína infecciosa denominada prión. Medicina salud. (10 de Octubre de 2012). Kuru: tratamiento, causas, síntomas, diagnóstico y prevención. Recuperado de http://medicinasalud.org/dolor-enfermedad-enfermedades-trastorno-mal-trastornos/kuru-tratamiento-causas-s-ntomas-diagn-stico-y-prevenci-n/

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