Ensayo sobre el liderazgo.

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El apoyo voluntario y el control de las opciones.

El líder debe contar con una buena capacidad para conseguir que la gente lo siga y conducirla a alcanzar la meta que se ha trazado. Si este líder no logra captar el apoyo de las masas no podrá conquistar el objetivo.

La ley No. 14 de las 21 leyes de Maxwell declara que primero es seguido el líder antes que la misión pues la gente sigue a dirigentes plausibles que promueven causas dignas. Es decir que, por más fantástica y grande que sea la misión, si el líder no ha logrado ganarse la credibilidad de su gente, ésta no lo seguirá.

Para la filosofía Greene, esta necesidad de credibilidad no es una preocupación, ya que promueve el control de las opciones haciendo que la gente solo juegue con la baraja que él considere, asumiendo que “El mejor engaño es aquel que aparenta ofrecer opciones al otro”.

La ley explica que el individuo interesado debe presentar ante los demás varias opciones pero que serán todas convenientes para él, de tal forma que independientemente de la elección de los demás, sus intereses jamás se verán afectados.

De esta forma, ambos puntos de vista expresan necesidad de compromiso por parte de la gente, sin embargo, cada una lo aborda desde distintas perspectivas; una más social y la otra más competitiva e individual.

La victoria y la derrota.

“Los líderes encuentran la forma de que el equipo gane”, expresa la decimoquinta ley de las 21 leyes del señor Maxwell. Los buenos líderes son perseverantes y luchadores. No aceptan un no por respuesta y siempre están en busca de la victoria. Ven una posible crisis como un reto y se encaminan a superar la posible derrota y sin rendirse. Hacen uso de todo su potencial como líderes y de las habilidades de su gente para formular estrategias y enfrentar las adversidades. Eso caracteriza a un buen líder.

Frente a esto, los principios de Robert Greene dicen que es mejor desestimar lo que no se puede alcanzar e ignorar lo que no se puede obtener. Su ley No. 36 aconseja que en ocasiones es mejor dejar las cosas de lado y no prestar demasiada atención a un problema trivial pues entre más atención se le dé más fuerte se volverá. Incluso afirma que “cuanto menos interés demuestre, mayor será el nivel de superioridad que verán los demás en usted”.

Así, Maxwell le apunta al reto y la osadía de luchar hasta las últimas consecuencias, mientras que Greene opta por el desinterés de la meta y el abandono de la misma, pero de tal forma que no sea interpretado como cobardía en lo más mínimo sino que por el contrario, sea convertido en una ventaja.

La sucesión y la dependencia.

Mientras que Maxwell, en su último principio, habla sobre la importancia del legado del líder, Greene resalta la trascendencia que tiene la dependencia de los demás.

La vigésimo primera ley irrefutable del liderazgo destaca la relevancia de la adopción de la cultura de formación de líderes por parte de los mismos. Así, el legado de liderazgo podrá tener cabida a la sucesión que es sinónimo de valor duradero del líder pues no busca construirse únicamente a él mismo, sino que además permite fortalecer y garantizar la existencia del buen liderazgo a través del tiempo.

Por otra parte, y en total desacuerdo a la premisa anterior, Greene nos dice que “nunca se debe enseñar a los demás lo suficiente como para que puedan arreglárselas sin su ayuda”. Esta conclusión la plantea en su ley No. 11 en la que explica la importancia de hacer que la gente se vuelva dependiente del dirigente en cuestión.

Nuevamente nos encontramos ante una muy distinta finalidad entre las dos leyes, puesto que una está apuntando a la preservación del carácter y el rol de líder dentro de una masa, en tanto que, la otra tiene un enfoque más individualista.

Para concluir.

Si bien, las finalidades de ambos textos tienen connotaciones distintas, dado que uno se proyecta a educar a nuevos buenos líderes transformadores, mientras que el otro hace un análisis más encaminado hacia la competitividad individual y la ganancia de herramientas de dominio de poder.

Lo anterior no es un argumento que nos impida analizar el liderazgo y su relación con el poder ya que las reglas que fueron escogidas para ambos enfoques tienen vínculos estrechos y un horizonte en donde se pueden comparar.

Puede concluirse entonces que existen varias técnicas que, al ser desarrolladas y trabajadas por un individuo, le proporcionarán un enriquecimiento en su capacidad de poder, más no le dan derecho alguno a catalogarse como un líder.

La calidad de líder no solo se limita a la habilidad de dominar masas sino justamente es el arte de gestionar de la forma más enriquecedora posible ese poder que se tiene, de tal manera que el beneficio sea colectivo y no solo una ventaja individual.

BIBLIOGRAFÍA

- Maxwell, J. (1998). Las 21 leyes irrefutables del liderazgo. Nashville: Grupo Nelson.

- Greene, R. (1998). Las 48 leyes del poder. Buenos Aires: Atlántida.