Estudio sobre las prácticas y las condiciones institucionales para el desarrollo de la docencia
Enviado por Sara • 16 de Diciembre de 2018 • 2.289 Palabras (10 Páginas) • 344 Visitas
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También en el nivel meso, el equipamiento y las condiciones de infraestructura aparecieron en los testimonios de los profesores como aspectos que colaboran en el desarrollo de sus tareas aunque los estudiantes presentaron algunas críticas al respecto. La realidad de ser una universidad en crecimiento está trayendo dificultades en este sentido: son cada vez más los alumnos, más las carreras y la ampliación de la infraestructura y de la disponibilidad de recursos no crece tan rápidamente. Particularmente en las encuestas a los estudiantes se les consultó por algunos servicios que presta la universidad tales como: el Programa de Tutorías, de Orientación Educativa y Psicopedagógica, Becas, Actividades Culturales y Deportivas, Biblioteca, laboratorios, entre otros. En términos generales hay una valoración positiva de los alumnos de los servicios que presta la biblioteca y la disponibilidad de los laboratorios. La escasez de recursos en los laboratorios de informática y el acceso a conexión wifi son vistos como falencias. Además se evidencia un desconocimiento de las posibilidades de acceso a becas, orientación educativa y del programa de tutorías. Por ello, la cuestión de la circulación de la información en la institución resulta un punto débil que demanda una intervención. Finalmente en el nivel institucional, un aspecto que tuvo muchos comentarios positivos entre los docentes fue la cuestión del clima de trabajo, la comunicación con las autoridades de la institución y los espacios generados al interior de cada departamento (cada carrera) para compartir experiencias entre colegas.
En el nivel micro, el nivel del aula, los profesores dan cuenta de manera positiva de su participación en la construcción del curriculum de sus asignaturas. Se destaca el compromiso del cuerpo docente en el trabajo en pos de la mejora de la calidad de la enseñanza, buscando nuevas alternativas y estrategias, generando espacios de intercambio, participando en instancias que la propia institución abre para compartir experiencias, involucrándose en proyectos de investigación y extensión, etc. Otro aspecto que se valoró positivamente tanto en las reuniones con coordinadores de carrera y con docentes fue la inclusión en el cuerpo de profesores de la institución a graduados de la propia casa. Esto se ve como una fortaleza que aporta nuevas miradas para la mejora de la enseñanza. En el nivel micro vuelve a aparecer la problemática de la escasez de recursos en una institución en pleno crecimiento pero también se evidencian estrategias positivas de colaboración entre docentes para subsanar esta falta. Un punto débil que aparece a nivel micro tiene que ver con la evaluación de la práctica docente. Es una actividad que queda librada a la decisión de cada docente. Algunos docentes plantean que lo hacen formalmente a través de cuestionarios, otros plantean que utilizan mecanismos informales, pero lo cierto es que no hay una política institucional al respecto.
La participación en el proyecto “Estudio sobre las prácticas y condiciones institucionales para el desarrollo de la docencia en universidades iberoamericanas” ha tenido una repercusión positiva en la institución. En primer lugar, todos los convocados a participar en las diferentes instancias del proyecto, tanto coordinadores como profesores y alumnos, consideraron como positiva la tarea a realizar en tanto que supone un nuevo espacio de retroalimentación con la institución. Por otra parte, las autoridades de UNTREF también mostraron su aliento a las tareas que realizó el equipo de investigación en tanto se evidencian como un aporte para la mejora las prácticas cotidianas.
Consideramos que estas investigaciones resultan un insumo fundamental para pensar prácticas innovadoras. La cuestión de la innovación en la gestión es un elemento estratégico cada vez más importante pensando en el futuro de nuestras instituciones educativas. Resulta indispensable pensar en transformaciones innovadoras en la gestión universitaria de modo tal que se generen las condiciones necesarias para que los docentes puedan enfrentar los desafíos actuales y futuros que ya se avizoran en el horizonte del escenario sobre el cual nuestra universidades deben desarrollarse.
La educación superior en la región ha sufrido las consecuencias de las tendencias contradictorias de los cambios propios de esta época. Al mismo tiempo que, por el avance de la Sociedad del Conocimiento, tiene cada vez una mayor demanda y crece su estudiantado, sufre de sucesivos recortes presupuestarios por los continuos ajustes económicos. Las instituciones de educación superior crecieron en número y diversidad, para aportar respuesta a esta situación, pero careciendo de una planificación previa. Debido a ello, los sistemas universitarios se han fragmentado. Esta fragmentación implicó una gran diversidad de situaciones en lo que respecta a la calidad de la enseñanza y el acceso. Según Rama (2005), se manifiestan a través de una serie de inequidades -que se multiplican en la educación superior-: inequidad geográfica, por la regionalización de la educación superior con diferentes niveles de calidad); inequidad étnica (por la ausencia de una respuesta ante las demandas de los pueblos originarios que siguen marginados del sistema); e inequidad socioeconómica, por las dificultades de acceso, permanencia y graduación que padecen los más pobres, entre otras. Altbach (2009), en el informe para la Conferencia Mundial sobre Educación Superior organizada por UNESCO en 2009, afirma que “proporcionar enseñanza superior a todos los sectores de la población de un país significa afrontar desigualdades sociales hondamente arraigadas en la historia, la cultura y la estructura económica que influyen en la capacidad de una persona para competir” (ALTBACH et. al., 2009, p.6).
Quizás uno de los más importantes desafíos a los que nuestras universidades deben dar respuesta es la expansión reciente en términos de cobertura pero con altas tasas de deserción y una acentuación de la segmentación de los sistemas. Así, los sistemas de educación superior quedan conformados por circuitos institucionales de objetivos diversos, que reproducen desigualdades sociales (CHIROLEU, 2011, p. 636). Resulta fundamental que la educación superior se convierta en una herramienta para sentar las bases para una sociedad más justa e igualitaria, que asegure que los beneficios de la educación lleguen a toda la población. Y en esa tarea, la mejora de las condiciones de trabajo docentes resultan estratégicas.
La pertinencia y eficiencia en que se encaren las nuevas responsabilidades políticas, sociales y académicas de la educación superior favorecerán -o no- sus deseables contribuciones a un pleno desarrollo con justicia social
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