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Hacia rutas salvajes.

Enviado por   •  2 de Abril de 2018  •  1.463 Palabras (6 Páginas)  •  436 Visitas

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Tal tipo de política no le es ajena los estados modernos por eso muchos de los países están hundidos en una desgracia total, es importante el poder de la democracia para no dejar a cargo de la sociedad un verdugo, por eso no solo hay que cambiar de mandatario si no también de sistema y dejar de lado los gobiernos calcados.

El destino de este pueblo no es más que seguir repitiendo la historia sin castigar los que se aprovechan de sus condiciones de vida.

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LINDA VALENTINA ACEVEDO CHACON -

SEDA

Comerciante francés no muy interesante dedicado a la compraventa de huevos de gusano de seda, con la necesidad de viajar frecuentemente a Japón donde descubre vivencias intensas e interesantes muy diferente al estilo de vida que llevaba con una argolla en un dedo.

El amor que este le tenía a su mujer era grande pero le faltaba alguna chispa especial porque durante sus viajes se enamoro profundamente de otra cara, de otro cuerpo, de otros labios como aquel hombre que suspira todo lo que no es de el y peor aun de una manera cobarde.

Las miradas se fueron haciendo mas intensas en medio de los viajes, de esas miradas que apetece quitar los centímetros entre dos bocas, que inspiran fuego, deseo y arrugar un par de sabanas, pero eran los ojos de dos almas pasivas que no sabían disimular además de que pensaban en idiomas distintos, por eso ardía mas la quietud que cualquier otra cosa.

No se si competían por quien de los dos tenia la duda mas grande, pero aquella mujer prohibida aprovechando la libertad de escribir le declaro su amor por el mas romántico medio de comunicación y a el le palpito mas el pecho que cuando se lo decía su mujer, terrorífico ese tipo de traición pero mas terrorífico un hombre que es capaz de traspasar el mundo en guerra por una mujer y no llevar espada para pelear por ella ¡Que Cobarde! no asumir un amor ni una guerra, mejor dicho: no asumir la vida.

Cruel, porque todo lo dejo en puntos suspensivos hasta la fidelidad de su esposa que tenia encuentros parecidos con unas lindas y gringas flores azules , nada tubo comienzo, mucho menos final, solo quedaron desencuentros, un “Adiós” y el no volver a ver aquellos ojos rasgados de esa mujer que nunca le intercambio palabra ya nunca lo hará. En medio de la guerra todo se definió, hasta el altar de una tumba que llevaba la argolla pareja y flores azules, definió el pávido trecho entre el y Japón.

Por que no se tomaron esas miradas de la mano y escaparon juntas? Irónico de el mirar pasar la vida como se mira la lluvia desde una ventana, así, sin disfrutarla. Que hombrecito! Que solo fue capaz de tomar la mano de la soledad muriendo por algo que nunca viviría, ¿porque?

Pues no es una historia de amor, parecida pero no.

-LINDA VALENTINA ACEVEDO CHACON-

Dije hasta mañana y entonces sucedió.

El sol entro e ilumino la almohada que bailaba en un paisaje con hermosa saturación azul y verde no tan complejo como en las acuarelas. Café era la casa de mis abuelos - esta bien- café con negro que dejo un día el temido fuego, Jacobo era lo único gris de aquel paisaje y corría detrás de mi cada vez que yo llegaba.

Esa mañana se convirtió en tarde, todos estábamos felices, me refiero a que yo sonreía con mi papa, mi mama y mi hermana, pero todo de repente se vistió de silencio luego era como si solo se oyeran los gritos de los grillos a eso de las 3 de la tarde, más o menos. Creo que nadie lo supuso tanto como yo que a pedacitos y a pulsaciones miraba lo que asomaba a lo lejos y con esa angustiosa certeza de que estaba por salir a correr, como una niña perdida echaba a ver con una tentación de salvar a alguien mas que a mí, ya que en antiguas ocasiones me había enfrentado a monstros y dragones, pero esta vez si tenia miedo nosotros éramos el horizonte al cual la muerte se acercaba.

Un paso atrás, dos pasos atrás, contra una piedra sombra de cartón resguardo yació debajo de un atardecer cada vez mas oscuro pero con claras botas que pisaban fuerte sobre las piedras hundiendo el camino, pero si podía haber algo que advirtiera mas peligro era la mano y no el fusil. De pronto se desprendió un aire lleno de angustia de saber por que camino corrieron ellos y porque me había quedado sola.

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