“JUNTOS PODEMOS MEDIR Y ASEGURAR LAS METAS PROPUESTAS”
Enviado por Sandra75 • 9 de Enero de 2018 • 2.493 Palabras (10 Páginas) • 384 Visitas
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A nivel de cumplimiento de los objetivos que en general, y según todas las previsiones realizadas hasta el momento y con algunas heterogeneidades regionales, no se cumplirán para el año previsto. “Es evidente que todo ello contrasta con el triunfalismo con el que se afirmó, en el momento de su proclamación, que se trataba de objetivos realizables, que éramos la primera generación con capacidad de acometer con éxito tales objetivos. Ante esta situación, en una nueva muestra de la poca atención prestada a los mecanismos de participación, ya que tampoco se han articulado foros en los que los gobiernos, los donantes y demás instituciones internacionales puedan ser interpelados por el incumplimiento de esos compromisos” (Maestro).
Aun así, hay que reconocer los notorios cambios en la reducción de la pobreza extrema en todas las regiones del globo a la mitad de su nivel mostrado en 1990; al igual que el de las personas sin acceso a agua potable. Asimismo, se han concretado avances en la paridad en enseñanza primaria entre niños y niñas; y aun cuando los avances para alcanzar la meta en relación a la mortalidad de los niños menores de cinco años está aún lejos, dicha tasa se ha reducido en más de un 30%.
Un elemento clave es mejorar la gobernabilidad, tanto en los países en desarrollo como en el resto del mundo, a fin de intensificar la rendición de cuentas con respecto a la utilización de los recursos y los resultados en términos de desarrollo. Así pues, se debe prestar atención de manera especial en la medición y el seguimiento de la gobernabilidad, en apoyo de una rendición de cuentas más intensa y mejores resultados con respecto a los objetivos propuestos.
La evaluación y control de la gobernabilidad debería ayudar a definir mejor las opciones para aumentar la asistencia ofrecida, y apoyar las iniciativas globales para aumentar la transparencia y la rendición de cuentas (tanto a nivel nacional como mundial). Con esta finalidad recientemente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a través de su Comité para el Desarrollo han apuntado una serie de medidas encaminadas a intensificar las responsabilidades mutuas.
En concreto y sintetizando se pueden destacar las siguientes medidas para fortalecer las responsabilidades mutuas: el crecimiento ha ayudado a reducir la pobreza, pero para acelerar y uniformar los progresos hace falta mejorar la infraestructura y el clima para la inversión en los países. Los progresos realizados recientemente con respecto al desarrollo humano señalan la necesidad de contar con ayuda más flexible y de mejorar la coordinación y la gobernabilidad como antes se menciona. La atención de las instituciones financieras internacionales debe dejar de ponerse en la gestión de los insumos y concentrarse en el logro de resultados concretos, lo que plantea grandes desafíos tanto para los organismos internacionales como para los países en vías de desarrollo. Se debería hacer un seguimiento permanente de la gobernabilidad a fin de ayudar a evaluar los progresos, mejorar la rendición de cuentas y exigir mayores consecuciones. La comunidad internacional debe apoyar los esfuerzos orientados a fortalecer los sistemas de gobernabilidad ratificando y apoyando los sistemas internacionales de frenos y contrapesos. Junto a estas medidas lograr cumplir los compromisos de ayuda y alivio de la deuda que posibilitaría la consecución de los Objetivos es necesario intensificar determinadas actuaciones que se vienen emprendiendo de modo global.
Concretamente las estrategias para conseguir las metas, deberían encaminarse a la procura de una ayuda menos volátil, más flexible, y en consonancia con las estrategias para la reducción de la pobreza. Finalmente, también se sostiene que en los países receptores de este tipo de ayudas se debe mejorar de manera notable el seguimiento del gasto público y de la gestión de sus finanzas públicas.
En esta línea, recientemente han aparecido dos ideas íntimamente vinculadas y que se configuran también como cruciales para lograr progresos en la consecución de los Objetivos que son la responsabilidad mutua y la gobernabilidad. Por tanto, el seguimiento del desempeño y de los progresos con respecto a estos compromisos es esencial para que todas las partes asuman la responsabilidad, haciendo hincapié en la necesidad de combatir el pernicioso fenómeno de la corrupción mediante la incorporación de manera permanente por parte de todos los agentes de mejoras en la gobernabilidad.
Como conclusión, puede afirmarse que se ha iniciado el camino pero queda aún un largo trayecto, el cual no está exento de dificultades. A pesar de los notables logros, estoy profundamente consciente de que las desigualdades persisten y que el progreso ha sido desigual. La pobreza continúa concentrada predominantemente en algunas partes del mundo. En 2011, casi el 60% de los mil millones de personas extremadamente pobres del mundo vivía en solo cinco países. Demasiadas mujeres todavía mueren durante el embarazo o debido a complicaciones del parto. El progreso tiende a pasar por alto a las mujeres y a aquellos que se encuentran en los escalones económicos más bajos, o que están en desventaja debido a su edad, discapacidad o etnia. Las desigualdades entre las zonas rurales y urbanas siguen siendo pronunciadas. “Las experiencias y las pruebas de los esfuerzos para alcanzar los ODM han demostrado que sabemos qué hacer. Pero para lograr mayores progresos necesitaremos una voluntad política inquebrantable y un esfuerzo colectivo a largo plazo. Tenemos que enfrentar las raíces de las causas y hacer más por integrar las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo sostenible”, expresa Ban Ki-moon Secretario General de las Naciones Unidas. En este año en pleno conteo regresivo para el cumplimiento de los Objetivos de desarrollo del milenio, el mundo ya está pensando en las metas para el 2030.
La globalización económica y financiera presenta, en el contexto socioeconómico, amplias ventajas que deben ser aprovechadas por las instituciones multiraterales de cooperación para conseguir sus propósitos principales. En definitiva, y tal se recoge en la propia Declaración del Milenio (NN.UU, 2000)[1], “el cambio de siglo constituye un momento único y que simbólicamente apremia a los 189 Estados Miembros para articular y afirmar una visión llena de inspiración para las Naciones Unidas en la nueva era”. De nosotros, y nadie más, depende el ser capaces de conseguirlo.
El marco de los ODM fortaleció el uso de datos sólidos y confiables para una toma de decisiones empírica, a medida que muchos países integraban los ODM a sus propias prioridades nacionales y estrategias de desarrollo. El uso de
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