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La Infancia (en los niños de 0 a 5 años)

Enviado por   •  25 de Abril de 2018  •  3.442 Palabras (14 Páginas)  •  222 Visitas

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El simple hecho de que van descubriendo que ya pueden caminar, los vuelve muy activos en sus diferentes actividades, su aún pobre desarrollo intelectual y las pocos posibilidades que tienen que el lenguaje sirve para dirigir su comportamiento, hace que la tarea de educarlos sea bien complicada, y exige mucha paciencia, comprensión y esfuerzo físico por parte de los padres u otros adultos encargados de su educación.

Algo muy resaltante de este año de vida consiste en que de una aceleradísimo patrón de desarrollo que caracterizó el primer año, se pasa ahora a una fase de más lento ritmo, lo que hace que el niño pueda que llegue a ingerir menos alimentos, lo cual preocupa mucho a sus padres, que ven que de pronto ya no quieren comer tanto como antes, y piensan que su hijo debe de estar enfermo, porque come menos. Esto es algo normal en esta etapa y por lo tanto no debe ser motivo de preocupación alguna.

El hecho de que digamos que los niños y niñas pasan a un ritmo de desarrollo más lento, no quiere decir que el mismo no sea rápido, lo que pasa es que comparado con el año anterior es realmente muy poco.

Una prueba de que este desarrollo sigue siendo veloz es que, si medimos la talla del niño o la niña el día que cumple los dos años, veremos que ese día ya tiene la mitad de toda la estatura que ha de tener cuando sea adulto.

Otra cuestión importante y que los padres suelen desconocer es que con mucha frecuencia, en particular en el primer semestre, el niño o la niña hablan menos que antes, o pierden palabras que antes sabían, lo cual añade más preocupaciones.

Esto también es un fenómeno natural y que está dado porque su acelerado desarrollo motor parece interferir con el habla, y la lentifica, pues, es obvio que el poder caminar y moverse libremente es de mucha más significación para el niño o la niña que poder decir palabras.

Por eso no se debe pretender que repita las palabras que ya se conoce que sabían, sino esperar a que por sí solas vuelvan a ser dichas, simplemente eso.

Los padres también deben saber que hay marcadas diferencias entre el primero y el segundo semestre, en particular respecto al sueño.

Así, mientras que de los 12 a los 18 meses estos niños y niñas requieren de dos períodos de sueño diurno, uno a media mañana y otro a media tarde, a partir del año y media ya solamente necesitan uno, sobre el mediodía.

Esto es debido a que su sistema nervioso es mucho más débil en los primeros seis meses que en el segundo semestre, y se necesita más sueño al principio del año que después.

Aunque ya caminan, su andar es aún inseguro, por lo que se caen con frecuencia y hay que tratar de evitar que existan obstáculos peligrosos, que pueden ser motivo de accidentes.

Ya que, hacia el final de este año ya han ganado mucho en seguridad, y pueden subir y bajar solos algunos escalones o correr.

- Sus cambios entre sus 3 y 4 años de aprendizaje.

Durante el periodo de sus 3 y 4 años adquieren muchas habilidades simples, y así logran utilizar una cuchara para comer y beber de una tasita con asa sin derramar.

En esta etapa les encanta arrastrar cosas (un camioncito, un muñeco con ruedas, etc.) y lanzar, en especial una pelota o algunas veces un peluche, lo cual hacen con una mano al frente.

Se vuelven muy curiosos, y quieren conocer todo lo que les rodea y está a su alcance, por lo que rompen los objetos para ver como son, o meten los dedos en los tomacorrientes, o se encaraman para tomar algo de una repisa, lo cual obliga a una vigilancia adecuada de sus acciones. Y como aún son muy pequeñitos para conocer el peligro, requieren de una atención mayor que la recibían mucho antes.

Generalmente dicen algunas palabras, que siempre implican una frase. Por ejemplo, si dicen "leche", esto puede significar "quiero leche" o "no me gusta la leche" o ¿Dónde está la leche? A esto se le llama "palabra-frase". Sin embargo, ya hacia finales de este segundo año unen dos palabras, como "Quiero agua" y pueden responder a sencillas preguntas que se les hagan.

Ya en este momento del desarrollo el lenguaje empieza a poder controlar su conducta, y obedecen ante un leve regaño o dejan de hacer algo si el adulto los requiere. Ya es capaz de obedecer órdenes, y puede cumplir hasta tres que se les digan de una vez como "Ve al cuarto, recoge los zapatos y tráemelos", algo que en el primer semestre era imposible, cuando solamente podía cumplir una a la vez.

Cuando el niño y la niña alcanzan los dos años de edad, han transcurrido un intenso camino de formación de su aprendizaje inicial, que, sin embargo, los hacen aún en extremo dependientes del apoyo de sus padres, y es precisamente en este tercer año de vida cuando se operan cambios muy significativos que les permiten actuar por sí mismos y comunicarse con los demás de una manera muy notable.

Día con día van desarrollando su deseo de independencia, y que se manifestaba poco a poco en el "yo solito" del año anterior se comenzara a manifestar de forma mucho más abierta, y ahora trata de hacer las cosas por sí mismo, y se molesta cuando se lo impiden, volviéndose impaciente y voluntarioso. Pero como aún no tiene las posibilidades intelectuales de realizar todas las cosas que quiere, necesita de la ayuda paciente y el control del adulto, para guiarle convenientemente.

Esto hace que ya sea capaz de valerse por sí mismo en algunas cosas, y así puede quitarse algunas prendas de vestir, lavarse las manos, comer solo utilizando la cuchara y sin derramar los alimentos, entre otros logros.

Poco a poco va perfeccionando el habla y ya logra formar oraciones más completas. Esta ampliación tan notable del lenguaje hace que se interese por los relatos y cuentos simples que se les hagan, y decir algunas frases de una canción que les guste.

Ya es bastante hábil en sus movimientos, puede saltar en dos pies, caminar por encima de bancos, lanzar objetos más o menos bien, y se enorgullece mucho de sus hazañas motoras, como puede ser derribar objetos lanzándoles una pelota. Esto hace que sean bastante arriesgados, y hay que tener cuidado para que no sufran caídas o se den golpes innecesariamente.

Si antes jugaba solo, ahora empieza a jugar con otros niños y niñas, imitando a los adultos en sus juegos, aunque todavía sin que haga un argumento muy complejo, con acciones simples pero que ya tienen un sentido.

En su desarrollo intelectual

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