“La Reforma educativa, Escuelas de Tiempo Completo y la Evaluación de los docentes”

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En víspera de un caos, se cree que la Reforma Educativa o más bien labora generará un estampida masiva de jubilaciones, si se ha dicho que en la actualidad no se cuenta con docente suficientes para dar cobertura a la nivel medio superior, ahora que diremos si más del cincuenta por ciento de los docentes abandonan las aulas por motivos de jubilación. Bueno creo que a los docentes contratados eso nos caería como anillo al dedo, pues al desocuparse espacios en nuestro sistema educativo, podríamos aspirar a una plaza docente con todas las prestaciones de la misma o muy en mi caso particular, sueño con dar clases en mi municipio.

En la fracción IX que se adiciona, se establece que para garantizar la prestación de servicios educativos de calidad, se crea el Sistema Nacional de Evaluación Educativa, su coordinación estará a cargo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. El instituto evaluará la calidad, el desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La Junta de Gobierno será el órgano de dirección del Instituto y estará compuesta por cinco integrantes.

Evaluación

La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación.

Los docentes tenemos un papel importante en el proceso educativo, el avance de la tecnología y de la sociedad demandan maestros cada vez mas preparados para enseñar a sus alumnos y entrar en el conocimiento y apropiarse de él, a generar situaciones de aprendizaje que les permitan integrar nuevos conocimientos a los que ya tienen. Pero que de aquellos maestros que son excelentes en su trabajo y no son capaces de aprobar un examen, ¿En verdad, se valorará su desempeño docente?, ¿Qué carga tendrá en desempeño docente en la evaluación? O aun peor ¿El aprobar un examen, es garantía que el docente realmente enseñe o cumpla con su labor en comunidad?

CONCLUSIONES

Para ser un buen maestro se necesita; tener vocación, buenos sentimientos y nobles objetivos, dominar conocimientos y habilidades, modificar actitudes y estar en constante actualización y estudio. Seamos los mejores en lo que hacemos, para así cumplir con el fin de la educación.

Independientemente y muy a pesar de la Reforma Educativa Laboral, la evaluación y la temibles escuelas de tiempo completo:

- Que la influencia del maestro en la vida de los seres humanos es singular.

- Los docentes determinan el futuro de los niños haciendo el papel de padres debido a los cambios de la sociedad que han provocado el alejamiento de los niños con sus padres, y que ven en el maestro la figura de papá o mamá. Algunas veces nos da risa que por ejemplo en mi clase me han dicho: “mami”, pero nuestros alumnos forman lazos indelebles con sus maestros.

- No hace mucho tiempo escuché del catedrático Carlos Moreno esta frase: “Estamos educando mal, los mejores maestros son los que se ganan emocionalmente a sus alumnos.”, a lo que estoy totalmente de acuerdo; porque lo he comprobado personalmente, cuando le dices a un alumno “oye sí que eres inteligente” sus notas empiezan a elevarse.

Los maestros tienen un saber acumulado en su historial que le permite tomar las decisiones correctas en las circunstancias de la clase. Existe en nosotros la angustia y miedo de oponerse a lo ya establecido, a equivocarse frente a las innovaciones sólidas que le piden aplique en el aula. Los maestros debemos de ser consumidores críticos de las innovaciones externas que se le presentan, este es el primer requisito de las propuestas elaboradas por otros ajenos al sistema, el segundo es que esas innovaciones s

BIBLIOGRAFÍA

Gimeno, José. La educación obligatoria: una escolaridad igual para sujetos diferentes en una escuela común

Quiroz, Rafael (1994), “Secundaria obligatoria, reprobación y realidad escolar”, en Cero en Conducta, año IX, núm. 36-37, México, Educación y Cambio, pp. 91- 99.