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La relación educativa: un proceso de comunicación

Enviado por   •  21 de Septiembre de 2017  •  3.151 Palabras (13 Páginas)  •  519 Visitas

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Experiencia Crítica Creatividad

Sujeto 1

Intersubjetividad Praxis (Acción comunicativa) Interacción (Transformación)

Sujeto 2

Creatividad Crítica Experiencia

En este esquema se reconocen dos sujetos con finalidades. Los dos tienen el papel de emitir y recibir información. Es por ello un modelo que plantea que un proceso comunicativo no se da si no existe esa doble función en los participantes, pues de otra manera sería sólo transmisión informativa de un sujeto a otro, pero no COMUNICACIÓN. La acción comunicativa entre ambos requiere de intersubjetividad (proceso de intercambio de significados entre sujetos) y se da con la finalidad de que se genere una acción que promueva modificaciones sobre la realidad. Para transformar la realidad se necesitan saberes y aplicaciones específicas. Si analizamos esto en el ámbito educativo: el aprendizaje de diversos contenidos científicos, tecnológicos, de habilidades, y normas, por ejemplo, para

desarrollar determinada actividad profesional, tiene la FINALIDAD, de resolver problemas específicos de un campo profesional, y esto es un tipo de transformación de la realidad. La Formación es entendida como el proceso de configuración de sujetos. Para transformarse en sujeto, se requiere tener conciencia de sí, posibilidad de acción. Dominar los actos, ejercer la voluntad de actuar sobre la realidad. Por lo tanto hay toda una noción de independencia, pues de lo que se trata es de hacer factible que los seres en formación actúen sobre algo, y por ende transformen.

La formación implica acción comunicativa. En este sentido, lograr entendimiento entre sujetos y grupos es el fin.

LAS DIMENSIONES DE LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA

Partiendo de los dos modelos críticos arriba descritos, podemos resumir: La relación educativa se establece a través de procesos de comunicación orientados por finalidades. El estudiante tiene una finalidad y el maestro también, si son coincidentes la comunicación fluye de inmediato, sí no lo son, primero se tienen que > estas finalidades. El maestro requiere conocer desde el principio las necesidades de conocimiento del estudiante: ¿Para qué quiere saber? ¿Cómo va a usar la información? ¿Cuáles son sus expectativas? El estudiante a su vez, requiere saber las finalidades del docente: ¿Por qué quiere enseñar o transmitir determinada información? ¿Para qué supone el docente, que va a servirle? El docente acompaña al estudiante en su proceso formativo, en el volverse sujeto, es decir, le apoya para reconocer sus capacidades y limitaciones, le proporciona información, lo cuestiona, y le ayuda a recuperar la experiencia. En la medida que los estudiantes pueden identificar el proceso seguido, desarrollan experiencia, y ésta es fundamental para guiar sus acciones futuras. No es la información transmitida lo que prevalece, sino las distintas formas en que el propio estudiante la fue transformando, al interpretarla, expresarla al docente y a otros compañeros, y sobre todo al aplicarla o usarla actuando ante problemas específicos. Las enseñanzas más valiosas que pueden darse en una relación educativa, están ligadas con el apoyo que el docente puede dar para que el estudiante tome conciencia de sí mismo, del proceso del aprendizaje seguido. Para hacer esto, el educador tiene que ser observador y desarrollar una gran capacidad de escucha. Estas consideraciones nos pueden servir para identificar cinco dimensiones de la comunicación educativa:

La dimensión formativa: Que es la capacidad de docentes y alumnos de reconocer sus propias intencionalidades y respetarlas. En esta dimensión se pone en juego la vocación del docente, en la medida que su finalidad está orientada a hacer que el otro aprenda, y la finalidad del estudiante de realmente aprender. VOLVERSE SUJETOS, ambos, como parte de un proceso comunicativo, requiere considerar

un proceso de evolución o maduración que permita el diálogo entre adultos. La satisfacción de la tarea docente, en este sentido, está ligada al logro del aprendizaje, de la máxima calidad de los trabajos o productos que evidencien que el conocimiento se logró. En esta dimensión, se requiere también de entender la noción de la AULTEZ o MADUREZ, como cualidad indispensable de los procesos educativos basados en la comunicación. Ser adulto, desde esta perspectiva implica el deseo de entender y darse a entender con los demás. No es cuestión de edad, sino de actitud ante las relaciones humanas... de cualquier tipo. La comunicación entre adultos tiene ciertas características. Puede ser útil para entender cómo se establecen los esquemas de comunicación, recurrir a la escuela psicológica denominada ANÁLISIS TRANSACCIONAL, cuya base conceptual es en buena medida psicoanalítica. En esta escuela se reconoce que los seres humanos solemos actuar y hablar impulsados desde tres factores internos: el yo niño, el yo adulto y el yo padre. El yo niño actúa básicamente por impulso, siguiendo instintos, sin razonamiento de fondo. Es el yo gozoso, pero también el iracundo, pues deja que afloren los sentimientos y emociones de manera natural, sin explicarlas. El yo adulto, razona, explica al otro lo que quiere decir, lo que piensa y siente y solicita a su vez explicaciones. El yo padre ordena, utiliza enunciados imperativos, recurre al DEBER SER de las cosas, intenta imponer al otro, formas de ver y actuar.

Veamos un ejemplo en el ámbito educativo:

En un programa de educación a distancia, un grupo de estudiantes de licenciatura reciben un paquete didáctico en el que hay lecturas sumamente complejas. Algunos reaccionan en el grupo, insultando a los profesores (no de manera directa, se quejan entre sí, deciden no trabajar con ellas o esperar a que otros lo hagan y les pasen sus apuntes. Otros reaccionan de modo inverso, el yo padre aflora, y van con el asesor a exigirle se eliminen las lecturas. Los menos, platican entre sí, se formulan interrogantes sobre las razones de haber incluido las lecturas, deciden ir a platicar con el asesor para entender la razón de la inclusión y explicarle las dificultades de comprensión que están presentando. El asesor a su vez pudo reaccionar d cualquiera de los tres modos: sintiéndose insultado e insultando a la vez; exigiendo la lectura sin concesión alguna, o dialogad para entender mejor el punto problémico. El yo adulto requiere de ejercicio, honestidad y gran capacidad autocrítica tanto en docentes o asesores, como en los estudiantes.

La

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