La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu - Canclini..
Enviado por Sara • 21 de Febrero de 2018 • 4.697 Palabras (19 Páginas) • 413 Visitas
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Esto significa que para estudiar las clases sociales no es suficiente establecer como participan en las relaciones de producción; también constituyen el modo de ser de una clase, el barrio en que viven sus miembros, la escuela a la que envían a sus hijos, los lugares a los que van de vacaciones, lo que comen y la manera en que lo comen, etc. Estas prácticas culturales son más que rasgos complementarios; componen un conjunto de características auxiliares que pueden funcionar como principios de selección o de exclusión reales sin ser jamás formalmente enunciadas (por ejemplo: pertenencia étnica).
(Las clases sociales son dinámicas porque siempre está por hacer.)
De la estructura social al campo cultural
¿Cuáles son las partes estructurantes de la vida social? Su teoría de la sociedad no organiza los hechos a partir de la división entre estructura y superestructura, el esquema ordenador es su teoría de los campos.
Uno de los aspectos más llamativos del concepto, es su utilidad para mediar entre la estructura y la superestructura, esto es, entre lo social y lo individual. Las afirmaciones tales como que “el arte está sometido a leyes capitalistas” tienen poco valor explicativo mientras no se precise que formas específicas toman esas leyes - en este caso para producir novelas o películas- de acuerdo con los medios y relaciones de producción de cada campo. Bourdieu manifiesta que hay que situar al artista y su obra en el sistema de relaciones constituido por los agentes sociales directamente vinculados con la producción y la comunicación de la obra. Este sistema de relaciones, que incluye a artistas, editores, públicos, entre otros, que determina las condiciones específicas de producción y circulación de sus productos, es el campo cultural.
La autonomización del campo cultural, es decir este sistema regido por leyes propias, se justifica por lo que sucedió en la historia occidental desde el surgimiento del capitalismo: la complejidad del proceso productivo fue separando los aspectos de la vida humana (el cultural, el político, el económico, la vida cotidiana) y liberándolos del control religioso. Con el desarrollo de la burguesía se crea un mercado específico para los objetos culturales, en el cual las obras son valoradas con criterios propiamente estéticos, y nacen los lugares necesarios para exponer y vender las mercancías: los museos y las galerías; donde los artistas ya no compiten por la aprobación religiosa sino por la “legitimidad cultural”, así por ejemplo, el escultor ya no busca adecuar su obra a las proporciones de un espacio público, sino a las exigencias autónomas de su exhibición privada.
Entonces, dado que en las sociedades “modernas” la vida social se reproduce en campos (económico, político, científico, artístico) que funcionan con una fuerte independencia, el análisis sociológico debe estudiar la dinámica interna de cada campo.
El campo se constituye por dos elementos: la existencia de un capital común y la lucha por su apropiación. A lo largo de la historia, cada campo ha acumulado un capital (de conocimiento, habilidades, creencias, etc. Hay distintos tipos, equivale a poder) respecto del cual actúan dos posiciones: la de quienes poseen el capital y la de quienes aspiran a poseerlo. Un campo existe en la medida en que uno no logra comprender una obra sin conocer la historia del campo de producción de la obra. Quienes participan en él tienen un conjunto de intereses comunes, una complicidad tras las discrepancias, por eso, el hecho de intervenir en la lucha contribuye a la reproducción del juego mediante la creencia del valor de ese juego. Quienes dominan el capital acumulado, tienden a adoptar estrategias de y los más desprovistos de capital o recién llegados, prefieren las estrategias de desestabilización. Por último, para ser legítimo jugador, tiene que pregonar el discurso.
Con esta estructura funcionan los campos más autónomos como los llamados culturales (ciencia, filosofía o arte) y también otros en apariencia dependientes de la estructura socio-económica general como en el “campo de la alta costura”. Los que dominan este campo tienen el poder de constituir el valor de los objetos. Dior y Bainmain han establecido durante décadas los estilos de vida que distinguen a la clase alta: sus cambios se produjeron para mantener el monopolio de la última diferencia legítima. En su lucha Courréges no habla de la moda, sino del estilo de vida, dice que se propone vestir a la mujer moderna, que debe ser práctica y activa; retoma necesidades de una nueva burguesía y produce un cambio en el gusto. Esta polémica para Bourdieu, es la manera que encontró Courréges para dar su competencia por la hegemonía del campo.
Al querer explicar la estructura de todos los campos según la lucha interna por el poder, Bourdieu deja dos problemas afuera: en primer lugar, lo que sucede específicamente en cada campo. Se pierde la problemática característica de las distintas prácticas al reducirlas al análisis sociológico de la lucha por el poder. En segundo lugar, tiene que ver con la relación entre los campos y la historia social, las luchas son históricas, porque los agentes van tejiendo lo que es legítimo. No es posible explicar a Courréges solo por la búsqueda de legitimidad dentro del campo, su uso de exigencias sociales (la vida práctica y activa de la mujer actual) sugiere interrelaciones entre moda y trabajo, que contribuyeron al éxito del papel del modisto en el campo de la moda.
Los modos de producción y el consumo cultural
En la caracterización de los niveles en que se organiza la cultura, se ve con claridad la articulación entre los enfoques objetivistas y subjetivistas. En el primer enfoque, el análisis se basa en la oposición objetiva entre “el campo de producción restringida” y el “campo de gran producción”. El enfoque subjetivista se centra en las “prácticas culturales”: describe la estructura de los campos, pero muestra a las clases y los grupos, a los sujetos sociales, produciendo la correlación y complementación entre los campos. A los tres niveles culturales, Bourdieu los denomina “gustos” y respecto de los comportamientos distingue entre “gusto burgués o estética burguesa”, “gusto medio” y “gusto popular”. El mercado simbólico en su totalidad, incluye estos tres modos de producción cultural que se diferencian por:
- La composición de sus públicos: burguesía – clases medias – clases populares.
- La naturaleza de las obras producidas: obras de artes
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