Los Estudios Culturales Fronterizos "Las dos caras de la moneda"
Enviado por Stella • 14 de Noviembre de 2018 • 2.503 Palabras (11 Páginas) • 412 Visitas
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Este estudio muestra que, en más de la mitad de los ejemplares aparecieron de uno a cinco anuncios procedentes de esta ciudad sandieguina. En nueve ejemplares 19.6% aparecieron más de 6 avisos.
También explica que desde la inserción de los establecimientos sandieguinos en la mercadotecnia tijuanense a mediados y finales de los 80, comenzaron a aparecer grandes anuncios publicitarios de supermercados mexicanos, como Calimax, Comercial Mexicana, Ley y Blanco. Que ocupaban toda la página y en ocasiones hasta dos o tres. De manera similar, pero con menos frecuencia y cantidad, surgía publicidad de tiendas estadounidenses como Ralphs, Sav-on y Toys´R Us. En ocasiones se exhibían suplementos de tiendas de San Diego, los cuales contenían las ofertas diarias de sus productos. Sin embargo cuando aparecía una página completa en donde se anunciaban las ofertas de la semana en sav-on, también se exhibía otro anuncio de Calimax o Comercial Mexicana del mismo tamaño o más grande, en el que mostraban las ofertas de frutas y verduras en las tiendas mexicanas. Esta guerra comercial parece haber tenido lugar al mismo tiempo que comenzaron a fortalecerse las barreras físicas e institucionales en la frontera, diseñadas por las autoridades federales norteamericanas para detener el flujo de mano de obra indocumentada y el tráfico de drogas, pero que tuvieron un impacto negativo generalizado en la interacción transfronteriza.
Por otra parte, los negocios de San Diego cuentan con información sumamente actualizada sobre el poder adquisitivo que tiene la gente de Tijuana, a la cual le da un trato especial, en general, tienen un mejor sistema de ventas y estrategias para atrapar a consumidores de las dos fronteras y cuentan con políticas de servicio al cliente mejores que las que pueden ofrecer los negocios de Tijuana Otro punto importantes que los productos ofrecidos en tiendas tijuanenses en su mayoría son de origen estadounidense, por consiguiente resultan más caros que en Estados Unidos. Además, en este país aparecen más rápido, los nuevos modelos de sistemas electrónicos, lo cual lleva a los consumidores a buscar las novedades en el lado norte de la línea divisoria.
Todo ello coloca a los Sandieguinos en una posición de ventaja con respecto a los comerciantes tijuanenses.
La población que en potencia puede generar gastos en el mercado estadounidense, es la que excede por mucho el salario mínimo. Se puede observar que las prácticas culturales relacionadas con el consumo, aumenta el poder sociocultural de algunas personas.
Sin embargo, Para quienes resulta imposible cruzar la frontera y comprar de manera directa, ya sea por falta de visa o transporte y desean adquirir productos estadounidenses cuentan con una serie de opciones para acercarse de manera indirecta a estos bienes, como encargárselos a vecinos, familiares y amigos que pueden cruzar la frontera, o bien, el gasto en productos importados se realiza por la vía de los mercados informales e ilegales.
Otros factores que limitan el ingreso a los Estados Unidos a muchas familias para realizar compras y que suele producir un descenso del consumo, son los bajos salarios que perciben, la crisis y la recesión económica, el bajo poder adquisitivo y el gran número de miembros en la familia.
En esta frontera es común ver a familias con un retraso económico por la falta de empleo, contando con un margen económico que apenas les permite el acceso a otro tipo de productos que les satisfagan apenas algunas de sus necesidades básicas, por tal motivo, las compras de artículos para el hogar, de vestir y personales las pueden realizar en establecimientos de la localidad, por ejemplo en los tianguis, swap meets, mercados sobre ruedas[4] y tiendas de segunda, que facilita la compra de estos productos.
Las razones más importantes para que un consumidor elija comprar en estos sitios, son los precios accesibles y la amplia variedad de productos que en él se ofrecen. En muchos casos se sabe que son usados, de segunda mano, defectuosos o saldos.
Los productos que más adquieren en la localidad son los de primera necesidad, sobre todo alimentos. También se pueden adquirir productos de imitación o piratas[5] muy económicos, como; perfumes, ropa, bolsas, lentes, tenis, artículos de belleza, etc. Así mismo se pueden encontrar artículos originales de baja calidad. Entre los más mencionados se encuentran ropa, zapatos deportivos, calzado de calle, discos compactos, videojuegos, perfumes, artículos electrodomésticos, accesorios personales y para el arreglo de la casa, herramientas y automóviles nuevos o usados.
En Tijuana, frontera con San Diego California, abundan los revendedores de artículos usados que son desechados de tiendas comerciales de Estados Unidos, tenemos seis grandes tianguis y cientos de mercados sobre ruedas ubicados en diferentes puntos de la ciudad los siete días de la semana, donde se puede encontrar artículos de todo tipo que desechan las tiendas departamentales de Estados Unidos por haber pasado de moda.
Es común ver cada fin de semana a las personas que se perfilan hacia los mercados sobre ruedas o al swap meet, en busca de cosas baratas y en buenas condiciones. Se puede observar a personas desde muy temprano, esperando que los comerciantes acomoden sus mercancías, para elegir los mejores productos.
El comercio informal, pero organizado, de Tijuana ha obligado a que en Estados Unidos existan "outlets" que separan las mercancías para ofrecerlas en paquetes, que tienen un valor desde 100 dólares, dependiendo de los artículos. Los más caros incluyen televisores plasmas y artículos eléctricos.
Usualmente se pueden ver interiores de viviendas amuebladas con productos comprados en tianguis, swap metes, sobre ruedas o tiendas de outlets, a muy bajo costo.
La enorme economía del desecho, el reciclado de productos norteamericanos usados: automóviles, artículos eléctricos, llantas, ropa, materiales para la construcción, etcétera, etcétera origina una singular cultura del reúso.
En la frontera de México con Estados Unidos, equipar una casa no es cosa del otro mundo, y tampoco costoso.
Para las familias fronterizas es normal que sus televisores, estufas, ropa, lavadoras, computadoras, recámaras, aires acondicionados, herramienta, bicicletas, juguetes, portabebés y autos sean de segunda mano.
Para unos, comprar las cosas desechadas en Estados Unidos[6] es una oportunidad para tener acceso a artículos de primera necesidad, mientras que para otros es sencillamente una forma de obtener artículos a precios bajos.
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