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MATERIA DE NEGOCIACIÓN Y MANEJO DE CONFLICTOS

Enviado por   •  22 de Abril de 2018  •  2.737 Palabras (11 Páginas)  •  414 Visitas

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Para Ortega, Mínguez y Saura (2003) las propuestas pedagógicas para superar el conflicto en las aulas y promover una sana convivencia pasan necesariamente por la intervención escolar y familiar en el aprendizaje democrático de normas, en el conocimiento personal favoreciendo la adquisición de una sana autoestima, en el desarrollo de la responsabilidad, así como el aprendizaje de habilidades de diálogo y comunicación.

Si la interacción entre los actores educativos es comunicación, entonces las denominadas clases son eventos comunicativos, cuya finalidad en muchos casos, es la transmisión de información que contribuye al clima académico, esto a la vez enfatiza el rol de la comunicación como eje transversal a la hora de negociar y establecer políticas que ayuden a mejorar la convivencia. Si la comunicación no es adecuada la negociación de políticas para el entorno académico no daría frutos, al menos no los deseados, si la comunicación pierde su esencia y se convierte en mera información impositiva, la convivencia tampoco se optimizaría, por lo tanto, es preciso enraizar en primera instancia a la comunicación para que genere frutos a la hora de negociar políticas que permitan mejorar la convivencia en las aulas y en la academia en general. Sin olvidar que son los procesos comunicativos los principales constitutivos de la convivencia escolar y que, por tanto, deben ser objeto de reflexión por parte de los actores educativos, con el fin de generar ambientes más propicios para la formación integral de los estudiantes y para la construcción de una sociedad más civilizada.

- Género y el ambiente en el aula como base de la negociación

Desde las trincheras alemanas de la Primera Guerra Mundial, el filósofo judeo-alemán Franz Rosenzweig advertía que la expresión “todo es”, a partir de Tales de Mileto, ha sido desde el gesto filosófico que buscó reducir lo Otro a lo mismo; por otra parte, el verbo Ser, desde el sentido que le da Parménides para quien ser es identidad, opera como dispositivo de identificación que busca suprimir la diferencia. Así pues, el problema de la alteridad, o mejor, la obsesión por lo Otro, se reduce a la pretensión de definir al Otro desde el “mí mismo”. (Naranjo, Julián, 2014)

Para abordar este punto cabe entender entonces al otro, es decir, entender cómo se configura una persona y reconocerla como tal, como un sujeto diferente que forma parte de una misma comunidad, así pues, la otredad según Octavio Paz “es un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre tarde o temprano, porque tarde o temprano toma, necesariamente, conciencia de su individualidad.” y esto es necesario dentro de una sociedad-espacio macro como en un escenario-micro como lo es el aula. Cuando dos personas se reconocen como iguales es decir como dos sujetos en igualdad de condiciones y oportunidades, es cuando se puede entablar una identificación verdadera que permita llegar a diferentes niveles, en donde tanto hombres como mujeres convivan armónicamente en determinados espacios.

Dentro de los elementos que influyen en la noción del otro, se encuentran la institución educativa, así como las normas y representaciones sociales que la rigen, éstas a su vez se representan mediante obligaciones y normas impuestas en torno a: el comportamiento, planes y programas de estudio, la interacción, formas de vestir y actuar, etc., y sobre todo en las funciones y objetivos que la academia debe cumplir.

Ahora bien, a razón de Pablo Gentili, “La escuela democrática debe contribuir a volver visible lo que la mirada normalizadora oculta. Debe ayudar a interrogar, cuestionar, comprender los factores que han contribuido a la barbarie que supone negar los más elementales derechos humanos y sociales a las grandes mayorías” Para ello, es necesario aproximarse a ese Otro, no imaginarlo, sino reconocerlo.

Las políticas educativas deben estar acompañadas de un orden socio-económico de participación que impliquen el desarrollo de una democracia real más plena, así lo menciona la guatemalteca Rigoberta Menchú, ganadora del Nobel de la Paz, quien enfatiza además, la necesidad de una educación que reconozca la esfera lingüística y la naturaleza multilingüe de las naciones latinoamericanas, a fin de propiciar mecanismos que permitan formar una nueva identidad del ciudadano en sociedades multiculturales. Por último, Menchú resalta la imposibilidad de continuar la búsqueda de una identidad latinoamericana por el camino de la homogeneización cultural, en medio de políticas que niegan y eliminan la diversidad; así pues, se trata de construir identidad a partir de lo diverso, promoviendo un tipo de educación que permita desarrollar la aceptación, el reconocimiento y el respeto por la diferencia; sólo así se podrá hablar de un ambiente adecuado a la hora de convivir en las aulas, sin dejar de lado la cultura y el género característicos de cada sujeto; “la formación de un ciudadano universal y critico es también el modelado de un ciudadano democrático, respetuoso de los procesos de esa naturaleza” (Menchú, Rigoberta, 2002)

- Dificultades y dilemas de los procesos de negociación en el aula.

La principal dificultad que se presenta en los procesos de negociación en el aula radican principalmente en la falta de información que pueden ser causadas por la falsa o falta de información entre los implicados como consecuencia de ocultamientos, comunicación deficiente o desigual diferentes puntos de vista o interpretaciones de la información, rumores, confusiones o malos entendidos. También pueden deberse al cambio de ambiente que se genera de una clase a otra pues el clima estudiantil varía con el paso de las horas y con el docente encargado de dar clases.

Cuando el curso no es unido y los estudiantes tienden a ver por el bienestar individual, la resolución de conflictos se dificulta, por ello se debe tratar de motivar a los estudiantes desde el momento que ingresan a una institución ya sea primaria, secundaria o universitaria, a velar por el bienestar colectivo puesto que es un espacio común, que deberán ocupar durante cinco o más años.

Pero la resolución de conflictos muchas veces se ve opacada por parte de las autoridades, es un hecho que quien se para frente a los alumnos todos los días tiene poder sobre ellos, es la jerarquía que se maneja en instituciones sobre todo educativas pues se concibe al profesor como una autoridad y el profesor concibe a los alumnos como meros espectadores de sus clases. Cuando ésta marcada diferenciación entre alumno y docente se naturaliza se vuelve complejo llegar a una negociación, porque la pugna de poderes va sólo

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