Reflexion de la practica profesional

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me funcione, de tal manera que mis alumnos alcancen sus aprendizajes esperados.

En el análisis nos mencionan tres dimensiones que se deben de utilizar para evaluar la práctica educativa de los docentes, una de ellas es el pensamiento didáctico del profesor y la planificación de la enseñanza; la cual me parece una de las más importantes ya que corresponde al momento previo a la intervención didáctica, es decir, dependiendo del diseño y la creatividad para iniciar un contenido es como se va a ir desarrollando los resultados que se desean alcanzar.

Para mí, buscar y diseñar diversas estrategias, me ha permitido no solo que los alumnos logren los aprendizajes, sino que también ellos se sientan con la confianza de participar sin temor a equivocarse, además que para ellos resulte un aprendizaje significativo y que lo lleven a la práctica tanto en el aula como en su vida cotidiana.

La segunda dimensión, nos habla de la interacción educativa dentro del aula, en la cual creo que lo he realizado de manera satisfactoria ya que les he brindado la confianza a mis alumnos para que expresen su sentir y se sientan con la libertad de aclarar todas sus dudas, incluso que manifiesten si fue o no de su agrado la clase.

En la tercera y última dimensión acerca de la reflexión sobre los resultados alcanzados, he utilizado distintos instrumentos de evaluación como listas de cotejo, rúbricas etc. Las cuales me ha permitido conocer el rendimiento de mis alumnos, en qué aprendizajes necesitan reforzar sus conocimientos para elaborar otro plan y diseñar otras estrategias que permitan que mis alumnos alcances los aprendizajes que se esperan.

Es necesario tomar en cuenta las tres dimensiones, ya que la relación entre ellas es recíproca, esto quiere decir que si no las abordamos las tres juntas, afecta nuestro trabajo como maestros.

Como conclusión, el ser docente es una labor que se va ampliando y vamos creciendo como tales conforme vamos adquiriendo experiencias en situaciones que se nos presentan, tanto las buenas, para seguir llevándolas a cabo o reforzarlas y hacerlas mejores, como de las malas, para no volver a cometer el mismo error.