Reflexión. Investigación sobre los ambientes de aprendizaje

...

Asimismo, el resultado positivo también depende de las herramientas empleadas para la aplicación de las estrategias, puesto que si una de ellas requiere del uso de equipo o material específico y al momento de implementarse, éstos no están disponibles, se corre el riesgo, en gran medida, de fracasar en su aplicación. Es aquí donde se requiere de toda nuestra habilidad como orientadores y facilitadores, porque es obligación nuestra el buscar alternativas de solución inmediatas, y siempre es preferible tener preparados de antemano esos planes secundarios o alternos que nos permitirán solventar estas deficiencias, porque tampoco sería válido ni justo para los estudiantes, el abandonar una sesión de clase simplemente porque no se tenía a la mano un determinado material.

Emisión de juicios.

De acuerdo con lo anteriormente expuesto es preciso valorar, a partir del primer contacto con nuestros alumnos, la diversidad presente en el aula y con esa información realizar las modificaciones o adaptaciones necesarias para que nuestra estrategia sea acorde con el entorno detectado. Lo anterior es debido a que muchas veces seguimos patrones de conducirnos en clase que pueden durar años o quizá décadas (muchas veces con el argumento de que nuestra materia -en nuestra particular visión- “no ha cambiado con el paso del tiempo”), conduciéndonos a un estado de estancamiento y falta de contextualización e interacción con el mundo actual.

Es imprescindible entonces el estar abiertos a ser parte de un trabajo colaborativo docente-alumno, que nos propiciará los elementos o variables necesarios a tomar en cuenta para la planeación de nuestras estrategias didácticas, partiendo de que cada grupo tiene una diversidad totalmente distinta a la del aula contigua. Aquí es donde se debe poner atención a todos los factores que rodean a cada grupo de alumnos (culturales, de origen, económicos, sociales, etc.), porque de ese estudio va a depender en gran medida el éxito o fracaso en la obtención de aprendizajes significativos en los jóvenes. Es preciso por eso, que nuestra labor docente también se realiza fuera del aula (aunque sea por lapsos de tiempo cortos) y es ahí donde debemos agudizar todos nuestros sentidos para conocer un poco de esos seres humanos, que quieren depositar en nosotros la confianza de que recibirán (o se les guiará para que lo consigan) un nuevo conocimiento, que les sea útil para su muy particular realidad personal.

Finalmente nos debe quedar el compromiso por ser esa mano guía, poseedora de muchas herramientas y estrategias para hacer que los aprendizajes significativos tengan lugar en nuestros centros educativos. Debemos actualizar constantemente nuestros procedimientos didácticos, caminar de la mano con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, hacer que sean productivas en nuestro deber docente. Es tarea nuestra siempre estar un paso adelante con respecto a lo que hicimos ayer, porque al igual que nuestros alumnos, nosotros también podemos y debemos aprender de la labor diaria desempeñada, debemos pues, predicar con el ejemplo.

Autor: Edgar Manuel Pali Rodríguez.