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TEMA: MI SILENTE AMIGO

Enviado por   •  1 de Febrero de 2018  •  1.785 Palabras (8 Páginas)  •  299 Visitas

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conocer. Eso se lo debo a él. Hemos estado juntos enfermos de juventud, bendita enfermedad, la cual se nos ha pasado con los años, porque ellos no perdonan nada.

Me he transformado en dos personas. Una, que desea tener toda la alegría, la pasión, vivir las aventuras que me brinda a diario la vida. La otra, que se ha transformado en esclavo de su rutina, de las cosas planeadas y de llegar a tiempo a todas partes y compromisos, cuidando así un prestigio. ¿Qué prestigio? Callando muchas veces, sin querer pedir, pero pidiendo callando lo que pueda quedar para mí.

Muchas veces, este señor dormilón habla por mi ante los demás y me da un poco de vergüenza, porque no tiene buen tacto para ridiculizarme. A todo le encuentra el chiste o la gracia y yo, debo hacer como en el teatro: representar y volver a representar, ponerme la máscara y salir a escena y vivir en este teatro llamado vida.

Quizás, si los tiempos pasados fueron mejores, me gustaría que, de repente toda nuestra anterior existencia haya sido como un sueño o una pesadilla y despertar, aunque sea asustados y ver que la realidad es la que se vive y no la que se espera con ansias, muchas veces pegado a un reloj o a un horario determinado o a esperas de una respuesta, muchas veces simple y que no llega . La libertad en la vida, es lo mismo que la libertad en el amor, nadie posee nada para siempre. Esa libertad es total cuando no se pide nada, ni se espera nada.

El amor, o la ilusión de estar enamorado, es como un ladrón que abre tu puerta, hurga lo que tienes y no se lleva nada y sin embargo, deja sus huellas, su perfume y cada ser humano vive su propio deseo, su propia ilusión, muchas veces incomprendidas por los demás. Sus emociones y sentimientos son sus tesoros, los cuales pueden contagiar a otros, si especialmente son curiosos e incursionan en lo desconocido. De esta manera me he dado cuenta que todo tiene importancia, por muy nimio que sea., ya conocemos la historia del grano de mostaza

Muchas veces, después del trabajo, cuando llegamos al hotel, este señor, completamente agotado, y lo entiendo, se acuesta, de inmediato se queda dormido y yo, con mis pensamientos del pasado, no logro conciliar el sueño y leo los textos de grandes pensadores; pienso en nuestra existencia, vale decir, siempre sufrimos o hacemos sufrir a alguien u observamos el sufrimiento de los demás. Es incontrolable y entramos en nuestro propio teatro a actuar. Agredimos y somos agredidos, sintiéndonos miserables, pero nunca dispuestos a decir “nunca más “, ligándonos a nuestra propia infelicidad.

Muchas veces nos gusta sufrir. La vida ha sido buena con nosotros, sin ser dignos de tantos beneficios: fama, fortuna, buena posición, susto por estar siempre alcanzando un buen éxito y luego, todo se viene abajo… derrumbe total y llega el dolor y el placer, porque ambos vienen juntos, si no hay dolor, no hay placer, si el trigo no muere, no hay pan.

Cuando no tenía nada que perder, lo recibía todo. Dejé de ser quien era y en la búsqueda de cosas nuevas, encontré a este dormilón señor, quien ahora reposa, pero cuando decide actuar en este juego, donde recobra su propia vida, o parte de la mía y nuevamente somos grandes amigos. Nos reímos y hacemos reír y soñar a los demás. Generalmente lo hacemos con nuestras propias situaciones y otras comunes al género humano, sacando lo escondido de cada uno. Qué divertido y luego a dormir, embriagados del éxito momentáneo,

He logrado comprender que el éxito es aliado del dolor, al cual nos acostumbramos, pero comprendo que el dolor hay que sacarlo del alma y desterrarlo para siempre. No se puede vivir así. Somos seres humanos, nacemos llenos de culpas y cuando la felicidad se transforma en algo posible y si no lo alcanzamos, hacemos sufrir a los demás, debido a la impotencia e inseguridad. Sentimos que es genial hacer sufrir a los demás.

Ya me han escuchado, mis amigas plantas. Ahora, por lo avanzado de la tarde iré a despertarlo, ¡quieras que no! y le ayudaré a vestirse, para que nos dispongamos a trabajar. Debemos realizar nuestra diaria rutina. Rutina, esa es la palabra que agobia, hacer siempre lo mismo, o variar un poco, cambiándonos de traje, pero es lo mismo.

Ha sanado el timbre que indica que sólo quedan cinco minutos para salir a actuar.

¡Ya, apúrese señor, nada de groserías!… A sonreír y a hacer soñar a ese público que está detrás de la cortina, en un mundo invisible para nosotros, y que debemos actuar, para hacer una buena representación de nuestros éxitos, humillaciones, dolores y tristeza, que aunque han pagado, no quieren ver eso, sino sentirse a gusto y gozar del espectáculo que podemos brindar …¡Escuche !, ya nos anuncian…

Señoras y señores, respetable y selecto público ( ¡ mentira ! , son iguales a nosotros, hombre y muñeco) …. Queda con ustedes el gran ventrílocuo Al_Manak y su muñeco

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