Teórico 9- “Análisis de un caso de fobia, Hans”
Enviado por John0099 • 12 de Marzo de 2018 • 9.620 Palabras (39 Páginas) • 392 Visitas
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Cuando Juanito tenía cuatro años y estaba de paseo por el parque con la criada contempló una escena aterradora: un caballo que tiraba de un pesado carro se desplomó en la calle. A partir de padece fobia hacia los caballos, y a que lo muerdan. El pánico es tan grande que le impide salir de casa. En un primer momento, su padre interpreta que la fobia de Juanito se debe a los excesivos cariños de su madre y al miedo al gran “hace-pipí” del animal. Freud orienta el análisis del padre hacia la angustia que provocó en Juanito el nacimiento de su hermanita Hanna y al misterio recurrente en las fantasías y preguntas de Juanito sobre el origen de los bebés.
En primer lugar, el caballo que se desploma y muere, y que puede morderlo, es un símbolo del padre. El caballo tiene un gran “hace-pipí” como el padre. Juanito desea la muerte de su padre para poder estar más tiempo a solas con su madre: tales deseos le producen sentimientos de culpa y vergüenza que se resuelven en la angustia hacia los caballos. Juanito expresa este tipo de fantasías edípicas recurriendo a la curiosa historia de las jirafas: “habia en la habit una jirafa grande y la otra arrugada, la grande grita xq le he quitado la arrugada. Cdo dejo de gritar me sente sobre la arrugada”. Juanito siempre acude temprano a nosotros, y mi esposa lo toma consigo en el lecho. Sobre eso yo siempre le digo que no lo tome consigo. Entonces Juanito permanece un ratito junto a ella. ("Entonces la jirafa grande dejó de gritar, y luego yo me senté encima de la jirafa arrugada".) No debe extrañarnos la ambivalencia de los sentimientos de niño: ama a su padre y al mismo tiempo desearía verlo muerto. Pero “de tales pares de opuestos se compone la vida de sentimientos de todos los hombres”. Estas fantasías edípicas tienen en ocasiones un trasfondo sádico. Juanito confiesa que le gustaría azotar a los caballos. Por un lado, Juanito experimenta una hostilidad inevitable hacia su padre como rival y, al mismo tiempo, una “concupiscencia oscura, sádica” sobre la madre pues es la que produce nuevos niños que pueden hacerle la competencia. En segundo lugar, el miedo a la castración tiene su origen en una advertencia de su madre. A los 3 años, la madre le advierte de que si juega demasiado con su hacer pipi se lo cortarán. La amenaza permanece latente hasta que un año más tarde el sentimiento de culpa la activa. Los efectos retardados de este tipo de amenazas son muy eficaces. En tercer lugar, un elemento primordial en el surgimiento de la fobia está relacionado con el nacimiento de su hermana menor. La presencia del bebé le roba tiempo de su madre y Juanito quiere desaparecer a su padre y convertirse en el “hace-pipí” de la casa. Desea la muerte de su hermanita: fantasea con que la madre la deja ahogarse en la bañera grande. En cuarto lugar, Juanito acostumbra a preguntarse sobre los mecanismos biológicos asociados al nacimiento de los niños. Sabe que no es la cigüeña quien ha traído a su hermana sino que ha salido de la barriga de su madre igual que salen los excrementos(caballo que defeca en la calle, los caballos llevan una carga pesada).
La curación tiene lugar a partir de que los padres le explican a Juanito cómo vienen exactamente los niños al mundo, lo cual redunda en un alivio notable de su fobia. El proceso se completa gracias a dos fantasías de Juanito. En la primera se ve a sí mismo como el “papi” casado con la “mami” y, en lugar de eliminar al padre, lo relega al papel de “abuelo”. En lugar de eliminar a su padre, le concede la misma dicha que ansia para sí; lo designa abuelo, y también a él lo casa con su propia madre.La segunda fantasía repara el miedo a la castración. Un instalador llega a la casa y le cambia su trasero y su “hace-pipí” por otros más grandes.
Práctico 7- “La organización genital infantil”
La semejanza de la vida sexual infantil con la del adulto va mucho más lejos, y no se limita a la emergencia de una elección de objeto. Si bien no se alcanza una verdadera integración de las pulsiones parciales bajo la primacía de los genitales, en el apogeo del proceso de desarrollo de la sexualidad infantil el interés por los genitales y lo que se hace con ellos adquieren una importancia predominante, no demasiado inferior a la habitual en la edad madura. En el carácter principal de esta organización genital infantil encontramos su diferencia fundamental respecto de la organización genital acabada del adulto. Ese carácter diferencial reside en que el sujeto infantil, para ambos sexos, admite un solo genital, sólo este juega un papel sexual, el masculino. Por tanto, no hay propiamente una primacía genital, sino una primacía del falo.
El niño puede percibir diferencias que distinguen entre varones y mujeres, pero, en principio, al comienzo no tiene ocasión de relacionarlas con esa diferencia fundamental primaria en la diversidad de sus genitales. Así para él, es natural presuponer en todos los otros seres vivos, humanos y animales, un genital parecido al que él mismo posee (el único existente); hasta en las cosas inanimadas busca una forma análoga a su miembro. Esta parte del cuerpo tan fácilmente excitante, que cambia de tamaño y tan sensible o rica en sensaciones, ocupa por todo ello, en alto grado el interés del niño y plantea continuamente por una cosa u otra nuevos interrogantes y enigmas, y con ellos nuevos problemas y desafíos a su pulsión de investigación. Querría verlo también en otras personas para compararlo con el suyo y observar en otros sus propiedades; así se comporta como si sospechara que ese miembro podría y debería ser más grande. La fuerza pulsionante que este signo viril desplegará más tarde en la pubertad se exterioriza en esa época infantil de la vida, en lo esencial, como trabajo de investigación, como curiosidad sexual. Muchas de las exhibiciones y agresiones sexuales que el niño emprende y que a una edad posterior se juzgarían como inequívocas exteriorizaciones de lascivia, se revelan en el análisis como experimentos puestos al servicio de la investigación sexual.
En el curso de estas indagaciones el niño llega a descubrir que el pene no es necesariamente un atributo, un patrimonio común de todos los seres semejantes a él. La ocasión para ello puede ser la visión casual de los genitales de una hermanita o compañerita de juegos, que inicia entonces ese descubrimiento; pero niños espabilados ya tuvieron antes, por sus percepciones del orinar de las niñas, ellos veían que ellas adoptaban otra postura y producen un ruido distinto, y de ahí la sospecha de que eso ocultaba asimismo alguna diversidad genital; eso les lleva luego a intentar repetir tales observaciones de manera más esclarecedora. Y en ellas es donde
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