Tema: El malestar en la cultura

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Los instintos se subliman, es decir se consuman para procurar placer, siendo el orden, organización, planificación referentes propios del poder; o se frustran. El hombre primitivo concluyó que para garantizar la supervivencia debía organizarse con otros seres humanos; pero el poder siempre está en el trasfondo de toda organización ya que pese a la comunión predicada, siempre hubo a habrá categorización.

Pero cuando empezamos a crees que la cultura se apropió de todo, el ser humano en sus azares, se enamora, un juego de químicos y deseos arraigados en el subconsciente queda absorto por otro miembro de una cultura, y la cultura claro acepta ésta relación sin inconvenientes hasta que ese “amor” no permite el libre andar de la cultura; ya que requiere de nuestra energía, de nuestra entrega para que el engrane puede fluir sin inconvenientes, entonces es oportuno, por un sistema religioso, acuñar “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, para descargar en el resto de la sociedad lo que la demanda química de nuestro organismo pide. En ese momento también se buscar cortar el amar sexual, ya no somos libres; empieza la cultura a jugar por esa pugna de poderes, y tanto hombres como mujeres que buscan saciar sus instintos sexuales, son atacados socialmente, ya que eso no es aceptado, no es de conveniencia.

Pero el humano por naturaleza es agresivo, sin embargo, esto puede desestabilizar a la cultura, entonces es momento de establecer leyes y órdenes que no atenten contra la sociedad. Entonces nacen los valores, la moral, el yo y súper yo que nos llevan a sentir culpa cuando nos vamos en contra de los fines de la cultura. Bajo esa premisa podemos entender el origen de la culpabilidad en el hombre, siendo el primer caso el miedo a la autoridad, y el más influyente y del cual no podemos escapar, el súper yo.

La cultura nos quita cierta libertad, pero además garantiza la culpa si obramos de una forma contraria a lo que se acepta como “correcto”

El sentimiento de culpabilidad no es, en el fondo, sino una variante topográfica de la angustia, y que en sus fases ulteriores coincide por completo con el miedo al súper-yo (p, 60)

Pero es digno de mención de que el sentimiento de culpabilidad no es necesariamente palpable, ya que va directo al subconsciente, donde no disponemos de un control, quién se encargará de liberar la sintomatología que lo entenderemos como culpa por nuestros actos.

Entonces, ¿cómo entender la culpabilidad?, ¿resentimiento por la acción coartada, o remordimiento por el desapego a la cultura? Pues, se referencia a la primera como un rasgo subconsciente, que se altera en algún momento de la vida de todo ser humano, al oír sobre el anarquismo; y el segundo caso una respuesta más consciente, al razonar sobre la repercusión de nuestros actos.

Se puede citar una constante lucha en la obra entre Eros y el instinto de la muerte, la cual es usada para una explicación sobre el desarrollo de la humanidad, la filogenia del individuo; enmarcando dos corrientes de comportamiento, la búsqueda individual de la felicidad, catalogada como egoísta, y la búsqueda del bienestar de la sociedad, descrita como altruista.

Conclusiones

- Podemos ser felices pero siempre limitados a lo que la cultura pretenda como felicidad.

- No somos libres, ya que formamos parte de una sociedad, donde debemos alinearnos a sus exigencias.

- La sexualidad nunca será saciada y la represión es la que lleva a un caótico modelo de embarazos, infidelidades; al no podernos expresarnos libremente, recurrimos a formas alternas que no siempre son adecuadas, pero solo respondemos a los impulsos.

- La cultura se basa en la represión, sofocando los instintos del hombre.

- La cultura demanda de nosotros, expropia nuestra energía y tiempo para que el engrande mantenga la marcha.

Bibliografía

Freud, S. (1930). El malestar en la Cultura. USA: Plaza Editorial.