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Unidad 1. PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO.

Enviado por   •  27 de Marzo de 2018  •  2.814 Palabras (12 Páginas)  •  523 Visitas

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En éste sentido, Aristóteles diferenció dos clases de seres: naturales y artificiales. Son seres naturales aquellos que “tienen en sí mismos el principio de movimiento y de reposo”, como los animales, las plantas, etc.; mientras que son seres artificiales los que son fruto de la técnica o del arte, esto es, aquellos que poseen un principio extrínseco de movimiento, como un vestido, una cama, una estatua, etc., en tanto en cuanto son vestidos, cama, estatua; pues como compuestos de algodón, seda, madera, mármol, etc., pertenecen a la naturaleza y se encuentran sometidos a las leyes naturales.

Tenemos, pues, que los objetos artificiales, por una parte, dependen de los objetos naturales o, lo que es lo mismo, sólo gracias a la existencia de seres naturales (minerales, vegetales, animales, etc.) puede haber seres artificiales (vestidos, mesas, estatuas, etc.); y, por otra, el “arte” imita a la naturaleza y se ve obligado a tener en cuenta sus principios y sus legalidades (con unos materiales se pueden hacer estatuas, con otros carros, con otros música, etc.).

Frente a Platón, que situaba la auténtica realidad en el mundo trascendente, en el mundo de las ideas, para Aristóteles, la verdadera realidad viene constituida por la naturaleza de las cosas, es decir, las cosas son lo que son en su propia naturaleza, que, en cuanto tal, constituye el principio de su ser y de su movimiento: el árbol, el animal, etc, nacen, crecen y se mueven en virtud de (y de acuerdo con) su propia naturaleza inmanente. De este modo, la naturaleza, en tanto en cuanto principio estable y permanente del movimiento y del reposo de los seres, asegura la coherencia, el orden y la regularidad del mundo y permite su inteligibilidad, su comprensión; en este sentido, la naturaleza physis se opone al azar (y la técnica y el arte a la arbitrariedad).

Los filósofos anteriores tendieron a concebir por separado la realidad (el ser) y el movimiento, intentando explicar las variaciones, los cambios, de la realidad. En este sentido, Parménides negó la realidad del movimiento, reduciéndolo a mera apariencia a ilusión (el ser es uno, eterno, inmóvil, etc.). Heráclito adoptó una posición contraria: todo corre, nada es. Platón, por su parte, excluyó el movimiento del mundo inteligible, es decir, de la auténtica realidad, y lo contrajo al mundo de la dóxa, o mundo de los sentidos.

Aristóteles invirtió el planteamiento del problema y en lugar de explicar el cambio, intentó analizar la realidad que cambia, pues “el movimiento no existe fuera de las cosas”. En este aspecto, por ejemplo, tenemos que la bellota no es encina; ahora bien, respecto a ser encina, existe una notable diferencia entre la bellota y el libro, a saber, que el libro nunca será encina, mientras que la bellota puede serlo. Existe pues un ser en potencia y un ser en acto; acto es lo que un ser actualmente es; potencia lo que puede ser. En el ejemplo señalado, la bellota es en acto bellota, mientras que es en potencia (puede ser) encina.

ABAD PASCUAL Juan José, Historia de la Filosofía, Ed. Mc Graw Hill, España, 2001 p.p. 64 a 66

El método de conocimiento según Santo Tomás de Aquino parte de las observaciones de la experiencia sensible acerca de las cosas que nos rodean. Nuestras percepciones sensibles captan datos singulares y concretos; ahora bien, el auténtico conocimiento humano es el intelectual, que aprehende las esencias universales: los conceptos del entendimiento son universales (uno no percibe sensiblemente “el árbol”, sino “este árbol”, pero el auténtico conocer consistiría en conocer “el árbol”). ¿Cómo se realiza el paso del conocimiento sensible (que se limita a percibir los datos singulares y concretos) al intelectual (que constituye el auténtico conocimiento) capaz de captar la auténtica realidad de las cosas? Mediante la abstracción. Por medio de la abstracción pasamos de la individualidad de las percepciones sensibles a la universalidad de los conceptos.

En el proceso abstractivo, pueden distinguirse los siguientes momentos:

a) los sentidos perciben lo individual, lo que hace a los objetos distintos, su materia concreta (la materia concreta es, pues, principio de individuación);

b) la imaginación registra lo percibido. Las percepciones sensibles dejan en la imaginación o memoria una imagen o representación particular (el fantasma);

c) el entendimiento abstractivo (entendimiento agente o activo) universaliza el contenido de esa imagen particular, despojándola de sus elementos individuales y obteniendo los rasgos esenciales, que son idénticos para todos los individuos de la misma especie;

d) el entendimiento cognoscitivo (entendimiento paciente o pasivo) formula el concepto universal correspondiente;

e) el entendimiento sólo puede conocer lo individual “mirando” a la imaginación.

ABAD PASCUAL Juan José, Historia de la Filosofía, Ed. Mc Graw Hill, España, 2001 p. 129.

1.2 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO Y SUS PRINCIPALES REPRESENTANTES

(3 horas)

Conocer es captar con la inteligencia y hacerlo objeto de un acto de conocimiento.

El acto de conocimiento supone una relación mutua entre:

Sujeto objeto[pic 2]

Se ve luego que en el conocimiento hay tres elementos: ente sujeto, ente conocimiento y ente objeto.

El conocimiento es una relación entre sujeto y objeto.

Es una relación mutua correlación ; cada uno está en función del otro. Si no hay esta correlación no son sujeto y objeto.[pic 3][pic 4]

La correlación es irreversible, de manera que en cada acto el sujeto siempre es sujeto y el objeto siempre es objeto.

Al conocer, el sujeto cambia –se enriquece-; el sujeto queda totalmente indiferente. Pero de alguna manera el objeto determina al sujeto ya éste sólo conoce lo que el objeto le da a conocer.

Empero, sujeto y objeto no se agotan en la relación. El objeto sigue siendo ente aunque no conozca, pero deja de ser sujeto – cognoscente. Al desaparecer la correlación solamente desaparece el conocimiento.

Según lo dicho, sujeto y objeto existen de dos maneras: como entes –lo que son en sí- o sea en el nivel ontológico; y como sujeto cognoscente

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