CUENTO. AFERRADOS A UN VARON

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María a partir de la muerte de Juana quedo sumamente destrozada inclusive a todo hombre que se le acercaba ella inmediatamente lo rechazaba hasta que un día aparece Pedro y le llamo tanto la atención de cual hermosa era María que constantemente provocaba encontrarla hasta que un día acepto platicar con él y le conto la historia de cuál era el comportamiento de su padre.

Un día fue Pedro a la casa de María y decidió hablar con don Crescencio, a don Crescencio le causo tanto disgusto este encuentro que cayo postrado en cama a causa del enojo. Transcurrieron los meses y María se sentía culpable por lo que le había pasado a su padre y por más que Pedro trato de convencerla de que su padre no la quería y que solamente la había estado utilizando, para María todas estas palabras de Pedro no le importaban aun y cuando amara a Pedro, por tal motivo tomo la determinación de decirle a Pedro que desapareciera de su vida a lo que Pedro contesto que si ella lo rechazaba él se iría para jamás volver y así fue, María nunca supo de su paradero.

Meses después su padre murió y María se quedó sola en la hacienda con su madre, al año siguiente la madre de María muere y María se queda sola, desde entonces se convirtió en una mujer amargada y despiadada y ahora ella la que bajo ningún motivo permitía que ningún hombre se le acercaba y ella termino con su corazón lleno de odio.

-Hijo mio, aunque esta historia te parezca un poco extrema déjame decirte que si tu no cambias y empiezas a querer a tus hijas eso es algo que pueda pasar, yo como tu padre te recomiendo que aceptes a tus hijas y que ya si llega a venir un varón a tu familia lo quieras igual que quieres a tus hijas.

-Padre mío, tu siempre con tus bellos consejos, créeme que voy a dejar de aferrarme a la idea de tener un hijo y voy a amar con todo mi corazón a mis pequeñas niñas, en verdad te lo agradezco mucho.

Salí de la casa de mis padres y corrí de vuela al hospital, me dirigí directamente al cuarto donde se encontraba mi esposa la cual se encontraba con lágrimas en los ojos, al percatarme de esto le pregunte porque estaba así y ella me dijo que la perdonara por no darme el varón que tanto yo quería.

Yo la abrase y le dije que no se preocupara, que me sentía muy feliz por tener a una bella niña entre mis brazos, al llegar a casa abrase a todas mis hijas diciéndole lo mucho que las quiero y lo importante que son para mí.